Apenas seis minutos le duró la ilusión a Central Córdoba para revertir la serie ante un práctico Los Andes. Jonatan Tridente se aprovechó de un grosero error de Leguizamón y facturó ante una mala salida del arquero para que, en el arranque del partido revancha de la Promoción, el Milrayitas se escapara dos a cero en el global.
Si ganar por dos goles de diferencia en Lomas de Zamora por el ascenso era ya de por sí una empresa difícil, con el gol tempranero de Tridente todos los planes de Marcelo Vivas y sus dirigidos se desmoronaron como un castillo de naipes. A luchar otro año más en la primera C.
¿Por qué no ascendió? Porque sus directivos volvieron a exhibir un nivel de incompetencia casi infantil a la hora de manejarse en una instancia tan decisiva como esta. Nadie en su sano juicio llevaría a jugar a un equipo de primera C a una cancha de primera división como la de Newell’s. La serie se perdió desde el vamos, cuando se abandonó Tablada para ir al Parque Independencia. La diferencia de categoría entre ambos equipos se hizo más evidente tanto en la ida como en la vuelta. El Charrúa tendría que haber sacado ventaja en el Gabino, su casa, donde ganó casi siempre y en donde la presión de su gente se hace sentir.
Pero ahora sirve de poco lamentarse. Duele, por supuesto. Central Córdoba estuvo a un pasito de volver. Sus fieles hinchas se lo merecían y sobretodo, este plantel que formó Marcelo Vaquero y que explotó con Marcelo Vivas.
Un equipo que llegó mermado a Lomas de Zamora, sin el capitán Emiliano Yocco, Franco Sbuttoni y Diego Villagra. Tres piezas fundamentales para el buen funcionamiento colectivo. Un equipo que arrancó perdiendo casi desde el vestuario, pero a pesar de todo nunca bajó los brazos ante la adversidad.
El arquero Cubito Cáceres, el árbitro Julio Barraza, y la mala fortuna le negaron un merecido pase al Charrúa, que bajó la batuta Germán Medina se hizo dueño del control del balón en gran parte del partido. En el tramo final las piernas empezaron a pesar y el dolor de la inminente derrota hizo mella en el espíritu de los jugadores.
Central Córdoba perdió la Promoción ante Los Andes y no logró cumplir el objetivo de volver a la primera B Metropolitana, pero a pesar de todo quedaron muchas cosas positivas para rescatar y valorar. Un plantel unido y muy competitivo, un cuerpo trabajador y eficiente, más la firme esperanza de que la próxima temporada volverá a ser uno de los principales protagonistas de la divisional. Pero dependerá mucho de que los dirigentes demuestren madurez para conducir una institución que merece estar en otro lado.