El Fondo Monetario Internacional (FMI) desplazó al jefe del Departamento Occidental, el chileno Rodrigo Valdés, de las negociaciones con la Argentina, que ahora quedaron en manos de Luis Cubeddu, quien llevaba adelante el programa con el país. Valdés había sido apuntado por el presidente Javier Milei como “cómplice” de la gestión anterior y responsable de roces entre su gobierno y el Fondo.
“Para apoyar de la mejor manera el compromiso constructivo con las autoridades argentinas, el director del Departamento de la Hemisferio Occidental, Rodrigo Valdés, ha delegado completamente las negociaciones del programa a Luis Cubeddu, el subdirector del Departamento de la Hemisferio Occidental y Ashvin Ahuja, Jefe de la Misión para Argentina, cuyo trabajo está siendo supervisado por las autoridades del FMI”, informó este jueves la portavoz del organismo, Julie Kozack.
No obstante, el FMI no dio ningún indicio de una posible negociación con el país por un nuevo programa que incluya financiamiento.
Mientras tanto, el organismo avaló el veto del presidente a la ley de Movilidad Jubilatoria y respaldó la decisión del gobierno nacional de mantener el equilibrio de las cuentas públicas. “Tomamos nota de lo ocurrido recientemente en el Congreso y seguimos recalcando la importancia de alcanzar las metas fiscales para deducir la inflación y sostener el incipiente crecimiento económico”, señaló la vocera Kozack, con lo cual también el Fondo aprecia el crecimiento económico cuya existencia pregona el jefe del Estado, pero contrarían los indicadores estadísticos.
Kozack apeló a frases que deben leerse entre líneas por la construcción ambigua. En ese sentido insistió en que el FMI saluda “con el objetivo de sostener el equilibrio fiscal y el valor real de las pensiones, en especial de las más bajas”. Y también mencionó los esfuerzos para “mejorar la credibilidad política en general”.
Durante una conferencia de prensa que ofreció en Washington, la portavoz resaltó que “desde que concluyó la última revisión continuó desarrollándose el programa y los datos hasta mediados 2024 se cumplieron”.
En lo práctico, los gestos del Fondo alcanzaron más sintonía con la gestión de La Libertad Avanza, bajo cuya administración quedó la mayor deuda que mantiene un país. Es el tercer gobierno que gestiona el empréstito contraído en 2018 por la gestión de Mauricio Macri y que renegoció la de Alberto Fernández, en un nuevo acuerdo al que se opusieron la entonces vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner y su sector en el Congreso.
En ese marco, el chileno Valdés actuaba desde hace tiempo como máximo responsable del FMI en las negociaciones con la Argentina y había sido acusado por Milei como “cómplice” de la gestión del Frente de Todos con el ex candidato presidencial Sergio Massa como ministro de Economía.
En marzo pasado, en un evento empresario en Buenos Aires, Valdés saludó el progreso de las variables económicas, que calificó como “impresionante”. Pero recomendó al gobierno mejorar la calidad del ajuste fiscal. “La calidad, quiero subrayar, no la cantidad”, dijo.
“Creemos que es muy importante mantener los esfuerzos para apoyar a los sectores más vulnerables de la población para asegurarme que la carga más pesada del ajuste no caiga desproporcionadamente sobre las familias de la clase trabajadora”, advirtió el funcionario del Fondo, para furia de Milei. El jefe del Estado replicó que seguía “otra agenda” ligada al Foro de San Pablo, refiriéndose al encuentro de organizaciones sociales, sindicales, y fuerzas políticas de centroizquierda, izquierda y de corrientes nacionales-populares.
En julio pasado, Milei disparó otra andanada: “Estoy convencido de que esa persona no quiere el bien para Argentina”, expuso sobre Valdés, insistiendo que el ejecutivo del FMI “era absolutamente contemplativo” con el gobierno de Alberto y en cambio “todos los días está poniendo peros” a su administración, que es “un ejemplo de esfuerzo fiscal nunca visto en la historia de la humanidad”.