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El FMI reaparece con viejas recetas

El organismo internacional quiere monitorear las cuentas argentinas.

No es un revival de los noventa, aunque parece. El Fondo Monetario Internacional (FMI) sugirió posibles sanciones si la Argentina no acepta controles de sus cuentas y desde el Ejecutivo nacional respondieron que el organismo carece de prestigio para hacer esas advertencias. El número dos del FMI, John Lipsky, sostuvo ayer que la Argentina tiene la obligación, como integrante del G-20, de aceptar monitoreos financieros que esquiva desde 2006, cuando el entonces gobierno de Néstor Kirchner saldó la deuda con el organismo multilateral de crédito y el país consiguió autodeterminación en su política económica.

“Todos estamos esperando que Argentina se sume al grupo de países que tienen relaciones normales y consultas regulares con el Fondo. Estamos muy esperanzados de que nos estemos moviendo en esa dirección”, sostuvo Lipsky, subdirector gerente del FMI, en declaraciones periodísticas.

El funcionario consideró que será el directorio del Fondo el que, de creerlo necesario, pondrá en funcionamiento una serie de mecanismos para sancionar al gobierno argentino, que no acepta “los compromisos que tomaron los países en el G-20”, grupo de naciones del que Argentina forma parte.

“Un miembro del FMI tiene la obligación de cumplir con lo establecido en sus artículos. Uno de ellos es el aceptar el monitoreo de su economía”, advirtió Lipsky. En la presentación de sus perspectivas económicas mundiales, el FMI volvió a cuestionar las estadísticas oficiales que elabora el Indec, y desde la administración kirchnerista salieron a criticar al organismo.

El primero en reaccionar fue el canciller Héctor Timerman, quien desacreditó las críticas del organismo sobre las estadísticas que elabora el instituto oficial, al señalar que “lo que diga el Fondo me tiene sin cuidado”. El funcionario no se quedó ahí: “No es una organización que tenga prestigio”, consideró Timerman sobre ese organismo crediticio, y añadió: “No me llama la atención, no espero nada del Fondo Monetario”.

En declaraciones radiales, Timerman sostuvo: “Me parece que el FMI ha demostrado su ineficiencia: no pudieron pronosticar las crisis. La razón de ser del Fondo es ayudar a los países, y no ser policías de bancos”.

Desde 2006, como se dijo más arriba, la Casa Rosada se niega a hacer la revisión del denominado artículo IV que realizan todos los países que forman parte del Fondo. Esto implica que una misión de ese organismo crediticio debería viajar al país para auditar las cuentas públicas, una postal de la Argentina de los noventa que el gobierno no quiere volver a ver, aunque el establishment local extraña aquellas recetas ya conocidas y aplicadas a rajatabla durante el liberalismo económico del menemismo.

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