Las efemérides y los relatos en mayúsculas sobre el terrorismo de Estado, en general, tienen en común centrarse en la huella que dejó en grandes ciudades del país. Con mucha frecuencia quedan afuera las historias de los pueblos del interior de cada provincia que también vieron signada su vida cotidiana por el látigo feroz de la represión ilegal.
Desde el retorno democrático, el Foro por los Derechos Humanos, la Memoria, la Verdad y la Justicia de la ciudad de San Cristóbal —a unos 330 kilómetros al norte de Rosario— trabaja para que sus desaparecidos y los padecimientos que sufrieron por el terrorismo de Estado no queden el olvido. Por eso, el pasado miércoles 10 de diciembre recibieron la distinción “Valores Democráticos Raúl Ricardo Alfonsín” de parte de la Legislatura Santafesina en un acto realizado en la puerta del palacio en la ciudad de Santa Fe.
El Foro se constituyó en los ochenta, apenas reinició la democracia en Argentina después de las elecciones del 30 de octubre de 1983 que dio como ganador y primer presidente post genocidio al radical Raúl Alfonsín. Desde entonces se integraron al espacio sobrevivientes, familiares de víctimas y sindicatos de San Cristóbal.
En diálogo con El Ciudadano, el histórico militante Carlos “Cacho” Lucero contó qué significa para él y su comunidad este reconocimiento otorgado a “personas e instituciones cuya trayectoria expresa un compromiso sostenido con la defensa de los principios democráticos”, tal como detalla el sitio oficial de la Legislatura.
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Lucero estuvo presente el miércoles, está contento por el reconocimiento pero alerta enseguida su preocupación: “Necesitamos pasarle la posta a los jóvenes. Tenemos que ver cómo incorporarlos en diferentes actividades, quizás no sea directamente a través del tema de los desaparecidos sino con actividades que estén dirigidas a construir sociedades más abiertas y democráticas”.
Además del Foro, tal como informa la Legislatura en su sitio web, este año recibieron la distinción de: Federico Antonio Bertuzzi; Héctor Hugo Rotela; María de los Ángeles Cardozo y Eduardo Quiroga; Gabriela Troiano; Luis Carello; Petrona Benítez Carballo; Rubén Dunda; Rubén Sala; Claudia Voras; Programa de Streaming Cabaret Voltaire; Colegio de Arquitectura y Urbanismo; Instituto Venadense por la Memoria, la Verdad y la Justicia; Comparsa “29 de Abril”; Cooperativa de Obras Públicas de Setúbal; Unión de Veteranos de Guerra del Sur de Santa Fe; Veteranos de Guerra de Venado Tuerto; Asociación Civil “Rumbos”; ONG “Grupo Norte”; grupo musical Canticuénticos; Colegio de Médicos de Santa Fe; Asociación Civil “Conciencia”; Cáritas Rosario; Foro Contra la Impunidad; y Centro de ex combatientes del departamento General Obligado.
Su historia
El 12 de febrero de 1977 su hermano Juan Rodolfo Lucero fue asesinado en una casa por zona norte, cerca de la usina Sorrento y del Club Argentino. Ese día también mataron a su pareja, Claudia González, que estaba embarazada de cinco meses. Él tenía 23 años, ella 21 y ambos estudiaban Medicina, militaron en la Juventud Universitaria Peronista. Para cuando los mataron, ya formaban parte de Montoneros y estaban escondidos. Los medios de la época nombraron el asesinato como “enfrentamiento”.
Carlos Lucero era adolescente cuando todo esto ocurrió, vivía en San Cristóbal. Cuenta a este medio que él fue el último de la familia que lo vio, no recuerda si uno o dos meses antes de que lo mataran, “en una cita en Rosario”. Sabía de su militancia y del peligro que corría, esa última vez cuenta que su hermano le pidió que tiraran todas sus pertenencias, cualquier referencia a él porque ya sabía que lo estaban buscando.
Cinco días después del asesinato, el 17 de febrero de 1977, en otro operativo ilegal en manos del Ejército y la Policía mataron a seis copmpañeros suyos de militancia, de “la misma célula de Montoneros”, también estudiantes de Medicina: Carlos Morel, Roberto Altamirano, Silvia Fabris, Beatriz Aguilera, Ana Valle y Vico Ferrari. Habían estado secuestrados en el lugar conocido como el Pozo, donde funcionaba el servicio de informaciones, en la esquina de Dorrego y San Lorenzo. Los seis militantes fueron llevados hasta el Pasaje Marchena y allí, fusilados. Se conoce al hecho como la Masacre de Pasaje Marchena. En noviembre de 2021, el área de Derechos Humanos de la Municipalidad de Rosario señalizó la intersección de Pasaje Marchena y San Lorenzo y recordó a aquellos seis militantes y también a Lucero y González, asesinados en zona norte.
“En su momento armar el rompecabezas fue muy duro. Las familias creíamos en la versión oficial del enfrentamiento. No es fácil aceptar que lastimaron o torturaron a tus seres queridos antes de matarlos”, compartió Carlos Lucero.
Servicios en el interior
En la zona de San Cristóbal y en la mayoría de las localidades al centro norte de la provincia de Santa Fe, relata Lucero, había una fuerte presencia de integrantes del servicio de inteligencia. Claro que fueron comprobándolo más tarde: “Para Montoneros era una zona de repliegue y para el Ejército era una zona donde reunir datos”.
Si bien la lista de desaparecidos de San Cristóbal responde a personas que nacieron allí pero fueron secuestradas en otras ciudades más grandes, Lucero recuerda que sí había muchos allanamientos y amenazas.
En marzo de 2023, el Foro organizó en su ciudad la presentación de los dos tomos del libro “Sembrando Memoria”. En el sitio “El departamental”, donde escribe Lucero, publicaron: “Las víctimas reconocidas en la ciudad eran hasta ahora: Zulema Williner, Juan Lucero, Jorge Peralta, y Horacio Girardello. Con sorpresa, según lo publicado en esta nueva investigación publicada, se agregan las desapariciones de Patricia Gaitan, Aldo Bustos, Juan Antonio Ocampo, Luis Catena y Oscar Ruarte”.
Para la comunidad fue muy valioso recuperar esas historias y poder completar un poco más su historia, en el mismo sitio plantearon que consideran “imprescindible que este testimonio escrito sobre todos los asesinados por la última dictadura y las Tres A de la provincia de Santa Fe esté al alcance de los estudiantes de cada escuela de la ciudad. Por lo que se distribuyeron los tomos I y II del libro «Sembrando Memoria» para las 15 bibliotecas de cada escuela de la ciudad”.
Acercarse a las nuevas generaciones, convocarlas para trabajar en conjunto, ese es el trabajo del Foro de San Cristóbal de cara al futuro.
