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El frío llegó a las ventas de heladeras

Empresarios y trabajadores del Gran Rosario aseguran que la baja de ventas los llevó a acumular stock, aun cuando habían bajado un 50% la producción respecto al 2017. Hasta fin de año hay acuerdos para no despedir en el sector que emplea entre 6 y 7 mil personas

 

La industria de productos de línea blanca de Rosario atraviesa un momento crítico. Según la Unión Obrera Metalúrgica (UOM), hay 100 mil unidades de heladeras, frízer y exhibidoras en stock a la espera de la reactivación del consumo. El sector emplea entre 6 y 7 mil trabajadores y trabajadoras de manera directa e indirecta. A la caída de un 30 por ciento de la demanda se suma la competencia que generó la apertura indiscriminada de importaciones y los altos costos de las materias primas. Desde el gremio explicaron que hay acuerdos firmados para no despedir hasta fin de año, pero la incertidumbre económica hace que teman por las fuentes de trabajo.

La fábrica Briket, con 63 años de trabajo en el oeste de la ciudad, tiene 15 días de stock, cuando lo normal es trabajar a demanda. “Desde 2001 no teníamos tanta mercadería guardada”, explicó a El Ciudadano, Roberto Lenzi, presidente de la firma y titular de la Cámara Argentina de la Industria de la Refrigeración y el Aire Acondicionado (C.A.I.R.A.A). En la compañía que emplea a 370 trabajadores producen la mitad de lo que hacían en 2017. Hubo recortes de horas extras, adelanto de vacaciones y suspensiones de 150 operarios a través de un sistema de banco de horas.

 

En baja

En la ciudad hay cuatro fábricas grandes y cientos de talleres satélites que dependen de la industria de línea blanca. Según Lenzi, el consumo cayó entre un 20 y un 30 por ciento. “Entre el Mundial que generó ventas de televisores y el frío, nadie compró heladeras. Tenemos las expectativas puestas en el verano pero el contexto económico que no ayuda. Recurrir hoy a los bancos es imposible por las tasas de interés y producir es caro por la apertura de las importaciones. El 70 por ciento de nuestras materias primas es importado, dependemos día a día del precio del dólar”, contó.

A los costos de producción se suman los de traslado. “El costo de fletes en Argentina es carísimo y nos quita mercado para exportar. Cuesta más llevar a Ushuaia que traer de Shangai”. Desde principio de año las ventas de las heladeras Briket que fabrica cayeron un 50 por ciento porque los aparatos chinos, brasileros y mexicanos entran cada vez más a competirle. Son un 20 por ciento más baratos que los nacionales y, en un contexto de baja en el poder adquisitivo, terminan siendo la opción sensata. Briket fabrica entre 12 mil y 15 mil unidades por mes. Años atrás llegaba a producir 18 mil. “La política es no tener stock porque las heladeras ocupan mucho lugar y genera costos adicionales. Pero hoy fabricamos para guardar para no tener la fábrica parada. Desde 2001 no teníamos tanto stock”, agregó.

Según el empresario, en los acuerdos para no despedir pactaron reducir las horas extras y adelantar vacaciones de manera rotativa. Además, 150 operarios fueron suspendidos con el cobro del sueldo mínimo. “Se pagan las jornadas de trabajo a través del banco de horas y cuando se reactive el consumo las devuelven”, dijo Lenzi. Al panorama se suma la baja de contratos eventuales y, cada vez que un trabajador se retira, no entra nadie en su lugar. “Estamos tratando de reducir al máximo los costos internos y sacar los productos con la mayor rentabilidad posible. Ponemos a producir para mover la fábrica y que no esté parada”, agregó.

“Aun en el mejor de los escenarios de una reactivación económica las empresas saben que no van a poder producir como antes porque tienen mucho stock guardado. Y ese escenario no lo vemos posible hoy en Argentina. Muy por el contrario: vemos más caída del consumo y ajuste para los trabajadores”, explicó el abogado de la UOM Rosario, Pablo Cerra. El gremio firmó en el Ministerio de Trabajo provincial una serie de acuerdos para preservar las fuentes de trabajo.

 

Lejos de la bonanza

A comienzos de 2011 un grupo de empresarios del cordón industrial del sudoeste de Rosario formó la Asociación Vecinos Industriales de Ovidio Lagos (Aviol). La iniciativa respondía a un crecimiento económico sostenido que había llevado a un desarrollo de la zona sin precedentes. Las más de 40 fábricas llegaban a producir más que Rafaela, uno de los principales polos productivos del país. Las de línea blanca, exportaban a países limítrofes y diversificaban la cadena hasta hacer productos que nunca antes se habían fabricado en Argentina. Había más de 4 mil trabajadores. Seis años después el corredor productivo tiene otra cara por la caída del consumo y la apertura de importaciones. “Por cada heladera que entra al país se pierden dos horas de mano de obra argentina”, explicó Lenzi. Según el Observatorio de Importaciones provincial, en los primeros cuatro meses de 2017 ingresaron 25 mil heladeras, un 175 por ciento más que dos años antes. Cerra agregó que durante la gestión del ministro de Producción, Francisco Cabrera, el gobierno de Cambiemos recomendaba a los empresarios pasarse a la importación y reducir personal.

 

Igual o peor

La industria de carroceras para colectivos genera 3 mil puestos de trabajo de manera directa e indirecta en el Gran Rosario. “Estamos igual o peor porque hay sobrestock. Los colectivos no se stockean. Se hacen a pedido. Pero para generar producción las fábricas han hecho carrozas para tener a la gente activa. Las cuatro fábricas de la zona están trabajando a menos del 20 por ciento de la capacidad de producción”, explicó Cerra.

 

Bajó un 50% la venta de heladeras de fabricación local

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