La temperatura bajó para que todos se enteren de que el invierno ya comenzó, y las consecuencias se hacen notar en los consumos energéticos relacionados con la calefacción: el martes último se produjo un récord en la demanda de potencia a la red que gerencia la Empresa Provincial de la Energía (EPE), que llegó a los 1.760 megavatios. Esto implica no sólo un máximo para la recién comenzada temporada invernal sino, incluso, supera la mayor marca de la anterior. El pico, a su vez, se corresponde con los altos consumos de gas natural medidos en los últimos días, una situación que ya disparó alertas sobre posibles faltantes del fluido a escala nacional.
De acuerdo con lo que informó la EPE, la empresa estatal entregó anteanoche 1.760 megavatios, una potencia superior a la máxima que se le exigió al sistema durante todo el invierno pasado, que fue de 1.741 megavatios. Para el gerente de Relaciones Institucionales de la EPE, Raúl Stival, esta suba es consecuencia del intensivo uso de artefactos eléctricos para calefacción, como aires acondicionados frío/calor y estufas a cuarzo (en menor medida, colabora la utilización de cocinas eléctricas).
Según los registros de la distribuidora provincial, ya se puede hablar de una tendencia al alza en el consumo invernal de energía eléctrica: las cifras en el inicio de esta temporada y las de la anterior exceden los 1.700 megavatios, contra los picos de 1.200 o 1.300 ocurridos en los años 2003/2004.
Con todo, las mayores exigencias a la red son propias del verano: el récord histórico de demanda eléctrica ocurrió el 24 de enero último, y fue de 1.898,7 megavatios. Además, se da una diferenciación territorial –y socioeconómica– de los consumos: durante el verano los picos se explican mayormente por la demanda de las zonas urbanas céntricas o las residenciales de medio o alto poder adquisitivo, debido al uso masivo de acondicionadores de aire. En invierno, por el contrario, el epicentro del alza del consumo ocurre en las áreas periféricas. Es que allí se utilizan para la calefacción artefactos de bajo precio, como son los eléctricos (estufas a cuarzo, calentadores). Estos aparatos tienen un rendimiento muy inferior a los de gas, y además funcionan con una energía más “cara”. Pero estos puntos no son los relevantes para quienes los ponen en marcha, porque se trata en gran medida de usuarios “no clientes”. Es decir, que consumen el servicio eléctrico pero no lo pagan.
Para racionalizar y disminuir este drenaje de energía, la EPE ya comenzó a implementar, aunque a paso lento dado las complicaciones técnicas y sociales, el programa “Luz y agua segura para la inclusión social”, junto a los ministerios de Desarrollo Social y de Aguas, Servicios Públicos y Medio Ambiente, y la estatal Aguas Santafesinas (Assa).
En la etapa 2010-2011 se invertirán 14.800.000 pesos, de los cuales 5.300.000 pesos se destinarán a intervenir en siete mil viviendas de la ciudad de Santa Fe y 9.5000.000 pesos serán para hacer lo propio con 13 mil viviendas de barrios de las zonas norte, sur y oeste. Previos relevamientos, se colocarán medidores que restringen el consumo cuando se exceden ciertos valores, con lo cual se acotan las pérdidas económicas para la empresa pero a la par se regulariza el servicio –con tarifas sociales– a las familias que hoy acceden al mismo en forma ilegal.
Aun con los consumos en suba, Stival aseguró que por el momento la EPE no tuvo problemas en la red de media tensión, aunque sí los habituales en la de baja, que es la que llega en última instancia a las viviendas y que en buena parte de los centros urbanos requiere un alto mantenimiento por su antigüedad y obsolescencia.
El frío no sólo hace crecer la demanda de energía eléctrica. La empresa Litoral Gas, que tiene la concesión del servicio en la provincia, admitió anteayer que enfrenta los “niveles más altos”de consumo, pese a lo cual sus voceros garantizaron que por el momento no hay riesgo de cortes en el suministro a los clientes residenciales, como sí ocurre para los grandes usuarios –empresas– con contratos “interrumpibles”.