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El fútbol desde el diván: entrenamiento invisible

Por Pablo Sucarrat. Especial para El Hincha. La preparación de un profesional exige total armonía entre la parte física y mental.

palermo-dentroMuchas veces podemos pensar: lo que no se ve, no existe o no tiene valor. En el mundo del deporte todo lo que se puede ver, medir. Como las estadísticas, los minutos que se jugó en tiempo neto de un partido, los kilómetros que corre un jugador, las veces que participa de la pelota o de las jugadas, los kilos que levanta en el gimnasio… Todo esto sabemos que se da en el entrenamiento convencional, fraccionado por meses, semanas y días. Dependiendo de las necesidades que exige la competencia.

Pero qué podemos decir de la vida misma de un deportista fuera de los horarios de entrenamiento convencional. Es decir cómo se alimenta, las horas de sueño, la calidad de esas horas de sueño, las horas de ocio, su vida social, su vida familiar, sus actividades sociales, sus hobbys, su actividad intelectual, (lectura de libros o estudios académicos). Todas estas actividades también influyen en el rendimiento deportivo. Es por eso que son llamadas ‘Entrenamiento invisible’.

Es ahí donde la psicología deportiva hará hincapié y trabajará sobre estas habilidades culturales del jugador, buscando la armonía de toda la persona para que pueda fluir su técnica y sus condiciones deportivas, al servicio de su rendimiento deportivo.

El desafío será poder reconocer la importancia del entrenamiento invisible. Que es fundamental.

Vemos como la mirada de la psicología deportiva viene a rescatar la totalidad de la persona del jugador de fútbol. Buscando capitalizar sus capacidades y mejorar su calidad de vida. Poniendo en su lugar a las emociones, las experiencias misma de la persona.

Es fundamental para el jugador, aprovechar los momentos de descanso, y tomar conciencia que es tan importante como el mismo entrenamiento convencional. Se entrena convencionalmente aproximadamente 3 horas, quedando 21 horas que influirán en el rendimiento deportivo del jugador.

La vida profesional de un deportista exige necesariamente este sano equilibrio, tomando como referencia que el ser humano no puede vivir únicamente pensando en su trabajo, ni en su estudio, ni en su profesión, sino que debe saber divertirse, tener una rica vida social, sumado a una buena contención familiar, la compañía de amigos y desarrollar algún hobby que tan bien hace a la recreación psicológica.

Por lo tanto, el deporte más lindo del mundo está constituido por los rasgos esenciales que tenemos los seres humanos. Concluyendo de esta manera que como se entrena y se vive, se juega.

 

(*) Lic. Pablo Sucarrat

Psicólogo Deportivo Mat. 5925.

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