Es muy importante llamar a las cosas por su nombre. Para poderle dar el lugar que corresponden, sin subestimar ni mucho menos ensalzar.
Muchas veces hemos escuchado en las canchas de baby fútbol o en juveniles la siguiente expresión: ¡Aquel pibe es un fenómeno! ¡Es un crack! ¡La joya del club! Si bien es importante motivar a los jóvenes jugadores en formación a seguir por ese camino tan hermoso y sacrificado que es el fútbol, no es recomendable adornarlos de elogios. Porque simplemente en primer lugar no estaríamos educando a ese jugador, que años más tarde le pediremos sacrificio y humildad. Por otro lado, los demás compañeros pueden tener algún trato distinto, no deseado por el mismo jugador alabado.
Buscar un nuevo perfil más humano en los futuros jugadores profesionales será nuestro desafío, sin dejarnos de sorprendernos por sus habilidades. Siempre buscaremos para nuestros hijos que los deportistas sean un ejemplo a seguir. Y no sólo alguien que es un fenómeno y gana fortuna. Porque después vemos como las familias o la vida misma de esos jugadores quedan totalmente expuestas por los medios de comunicación, en temas no muy agradables.
Tal vez las personas que se encargan de hacer negocios con el fútbol, tendrán que revertir ciertas conductas, como comprarle un auto antes que cualquier otra cosa. O seducir al niño y a la familia del “crack” con tentadoras promesas.
Por último, es muy importante saber que no basta con la habilidad deportiva para poder consolidarse como jugador profesional. Es importantísimo desarrollar también otras virtudes y conductas más humanas, donde esos valores serán buscados por la misma sociedad que malcrió a sus propios ídolos.
(*) Lic. Pablo Sucarrat
Psicólogo Deportivo
Matrícula 592