En Rosario el fútbol de salón tiene una larga historia. Y el femenino también. Hace apenas unos años, el coordinador de la disciplina de la Asociación Rosarina de Fútbol (ARF), Carlos Benítez, informó el nuevo torneo que ya va por la tercera temporada y en el cual participan 14 equipos, algunos incluso ya compiten a nivel nacional en la Copa Argentina. Y en un claro ejemplo de cómo ir rompiendo los estereotipos y las estructuras que indican que la redonda es sólo cosa de ellos, esta última semana se dio otro gran paso.
En todos los deportes se necesita al menos un árbitro que se encargue de impartir justicia, pero… ¿Cuál es la participación de las mujeres en el arbitraje de futsal?
El miércoles tres jóvenes juezas formadas en el colegio de la ARF estuvieron al frente de un encuentro de Primera División. Fue en el partido que disputaron Libertad y ACJ, por el torneo de la “B”. Anahí Aguilera, Magali Pérez y Lucía Barreto conformaron el primer trío íntegramente femenino en dirigir un encuentro de la máxima categoría del futsal local y hablaron con El Hincha sobre la experiencia que no deja de ser noticia por lo que significa que tres mujeres estén a cargo de llevar adelante un juego de varones. Aunque también estuvieron en el partido de reserva.
Magalí Pérez fue la juez principal del encuentro y lleva cuatro años en la Liga. Contó que en el 2015 sólo eran 3 mujeres, pero que “en campo había algunas más”, y que hoy “somos alrededor de 10 dirigiendo”. “Fue una muy linda experiencia”, confesó sobre el choque que entró en la historia del fútbol de salón local.
Lucía Barreto también destacó que la experiencia «fue muy linda». La jueza con dos años de experiencia fue primera asistente del encuentro entre Libertad y ACJ y le comentó a este diario que lo vivió “con muchos nervios”.
«Comenzaron apenas recibí la designación, siguieron hasta después de haber empezado el partido, y después me sentí muy cómoda y respaldada por mis compañeras”, confió. “Si bien integré ternas donde éramos dos mujeres, siempre había un hombre. Esto fue diferente, éramos sólo mujeres llevando a delante un partido de hombres. Por suerte salió todo bien y estuvo más que tranquilo. Supimos manejarlo y estar a la altura”, añadió.
Sobre sus inicios en el arbitraje, Barreto comentó que hace un año y medio que comenzó “con esta locura hermosa”, que le posibilitó conocer “excelentes personas y compañeros, muy buena gente”.
Pero su amor por el deporte no es reciente. Durante muchos años jugó en una liga que no era la Rosarina y “veía que los árbitros dejaban mucho que desear, como éramos mujeres las que jugábamos no había seriedad, no corrían, no explicaban el porqué de sus fallos. Eso hizo que me interese el tema arbitral, quería ser más responsables y que alguien haga su trabajo con verdadera pasión, como jugadora veía muchas injusticias en los partidos”.
Así, decidió acercarse a la ARF para comenzar el curso, en el que destacó que nunca sintió la diferencia que generalmente se hace “al ver una mujer haciendo cosas de hombres”.
“El respeto uno se lo gana, con presencia y sobre todo buen trato para con los jugadores. Uno entiende que dentro del campo de juego tiene los nervios y la adrenalina a mil, y somos nosotros los que tenemos que poner paño frío. Si nos enganchamos en los gritos o malas actitudes se nos va todo de las manos. Soy una persona tranquila y trato de trasladar esa tranquilidad a la cancha”, reveló sobre el trabajo que da llevar adelante un partido.
Anahí Aguilera estaba haciendo su presentación en la ARF, donde comenzó hace apenas un año. Actualmente dirige partidos de fútbol infantil y es cronometrista de futsal.
“La realidad es que fue una sorpresa y un orgullo ser parte de la primer terna femenina. Nos sentimos muy cómodas con mis compañeras”, afirmó, al tiempo que destacó que su área de cronometrista “conlleva mucha concentración y atención al juego pero se destaca que hicieron un partido muy parejo de ambos clubes”.
Aguilera también fue jugadora, pero decidió volcarse al arbitraje “porque es un desafío importante, al cual no es costumbre se vean juezas mujeres y tome la mejor decisión de comenzar en ARF el curso, un colegio en el cual te ayudan a crecer avalados en años de experiencia y conocimiento del mismo”.
Todas coincidieron en que la experiencia fue muy buena, y que lo principal es que se vuelva a repetir.