“Más que protagonistas mujeres, la industria pide chicas que escriban las historias”, explicó Jess Aran a El Ciudadano. La realizadora está al frente de El circo de los hermanos Twin, una serie animada de 40 episodios de 11 minutos cada uno que quedó finalista en el concurso Girl Power: Pitch me the future. La convocatoria de Cartoon Network, Discovery Kids, Nickelodeon y Netflix era para grupos dirigidos por mujeres. Aran define los últimos detalles del teaser que espera convencer a cuatro ejecutivos de las cadenas internacionales que el 7 de septiembre se sentarán en una mesa en México para ver si apuestan por su ficción. Será la única de Argentina que llegó a la final entre 290 proyectos de América. Con 30 años, Aran dirige un grupo de 14 personas, entre directores con experiencia y animadores que acaban de terminar el secundario en la Escuela de Educación Técnica Carlos Guido y Spano. La realizadora dialogó con El Ciudadano sobre las ficciones infantiles actuales y el contexto de producción que empuja a los creativos a buscar fondos en el exterior.
—¿Cómo te enteraste de la propuesta de financiar un piloto de Girl Power?
—Desde el año pasado me sumé a AVI Films, que tiene tradición documentalista, y querían sumarle ficción. Desarrollamos historias y las presentamos en Cannes, pero la mayoría de las productoras infantiles buscaban animaciones. Teníamos Campamento Newton, una ficción con actores de carne y hueso. Nos enteramos la propuesta de Girl Power, que exigía que una mujer esté al frente, y recuperé una vieja idea: El circo de los hermanos Twin. No soy animadora, así que eché mano a ex alumnos de la escuela Barocelli, donde soy docente. Armamos un grupo y en muy poco tiempo hicimos un trabajo tremendo para llegar a la fecha de presentación. Fuimos el único de Argentina elegido. El resto son de México y uno de Perú. Si salimos ganadores nos financian el piloto y lo pasan por sus canales para probar el potencial de la historia.
—¿Cómo crees que deben ser los relatos infantiles hoy?
—El guión debe ser fresco y dejar de lado lo que el adulto piensa que un chico o chica debe mirar. Hay que dejar de buscar la moraleja y reflejar el humor que circula en los más chicos. Son ácidos y te retrucan todo.
—Entre los requisitos de la convocatoria está que sean ficciones lo más internacionales posible. ¿Cómo se produce para evitar la referencia a las costumbres argentinas?
—La serie cuenta la historia de Meg y Eddy que, luego de ser transportados a otro mundo gracias a la galera mágica de su abuelo, se unen a un circo de animales que los ayudan a volver a casa. Cuando presentamos Campamento Newton, una de las devoluciones fue que en Australia no existían los campamentos y nadie iba a entender qué pasaba. Entonces en esta, “El circo de…”, planteamos que los protagonistas vayan cambiando de mundos. Al no ser siempre el mismo escenario, no excluimos al público de un país u otro.
—Algo similar a Hora de Aventura ¿Cuánto tiene que ver la búsqueda internacional con las condiciones de producción en Argentina?
—Mucho. La realidad es que el INCAA y otros organismos del Estado no apuestan a los realizadores locales y tenemos que buscar recursos afuera. Por suerte encontramos que además hay intención de la industria de priorizar el trabajo de las mujeres. Es una tendencia actual. Lo vimos en el Festival de Cannes. Piden no sólo que las mujeres protagonicen las ficciones sino que las chicas tengamos un rol fuerte en la producción. Van a buscar a las creadoras, el semillero que siempre nutre a las ficciones infantiles que les va bien.
Opinión
La serie infantil rosarina puede ser hija de otras historias de hermanos. Quizás las aventuras de Mabel y Dipper en el extraño pueblo de Gravity Falls en 2012. O cien años más atrás con las de Hansel y Gretel de los hermanos Grimm. La producción local también puede ser hija de las decisiones del Estado. Aran reconoció que fueron a buscar el apoyo internacional porque no lo encontraron acá. No es casual. En diciembre de 2017 el gobierno de Cambiemos anunció a través del Boletín Oficial que había agotado los créditos del Fondo de Fomento Cinematográfico para largometrajes y animaciones de 2018. En la misma comunicación crearon un subsidio de excepción y transitorio del que aún no hay ningún informe oficial.