Los países del G20 acordaron hoy reducir los desequilibrios comerciales y evitar una «guerra de divisas», tras dos días de debate en Corea del Sur que también desembocó en un acuerdo para una reforma histórica de la gobernanza del Fondo Monetario Internacional.
Países ricos y emergentes decidieron limitar los desequilibrios de sus cuentas corrientes y abstenerse de intervenir para devaluar sus divisas con el fin de sostener el crecimiento mundial, según un comunicado tras dos días de intensos debates en la ciudad de Gyeongju.
«La recuperación económica mundial continúa, pero de forma frágil y desigual. En una economía y un sistema financiero globalizados, las respuestas no coordinadas conducirán a los peores resultados. Nuestra cooperación es esencial», recalcaron los ministros de finanzas y los gobernadores de los bancos centrales reunidos para preparar la cumbre del G20 del 11 y 12 de noviembre en Seúl.
Los países del G20 «tomarán un conjunto de medidas para reducir los desequilibrios excesivos y para mantener el desequilibrio de sus cuentas corrientes en niveles sostenibles», según este texto.
Algunos miembros del G20, entre ellos Estados Unidos, promotor de la iniciativa, querían cifrar objetivos y fijar un calendario, pero el acuerdo final no contiene ni lo uno ni lo otro.
«Hay una fuerte contestación de los alemanes y de los chinos para una meta numérica sobre los desequilibrios», afirmó un responsable del G20 que pidió el anonimato.
Los gobernadores de los bancos centrales, reunidos en un clima tenso por el riesgo de una «guerra de divisas», pidieron sistemas con tasas de cambio «determinadas en mayor medida por el mercado» y llamaron «a resistir a todas las variantes de medidas proteccionistas».
Las recientes intervenciones de varios bancos centrales para impedir la subida de su moneda frente al dólar hicieron resurgir el espectro de una espiral de devaluaciones competitivas y de una vuelta al proteccionismo, lo que recuerda la recesión mundial de los años 1930.
Mientras Estados Unidos acusa a China de mantener el yuan en un nivel artificialmente bajo, muchos países emergentes se quejan de la política monetaria estadounidense que hace caer el dólar y encarece sus exportaciones, además de atraer hacia ellos capitales volátiles y especulativos.
El secretario del Tesoro estadounidense Timothy Geithner aseguró al término de los debates que es favorable a un «dólar fuerte» y pidió una «apreciación gradual» de las monedas de los países con un fuerte excedente comercial.
La esperada reforma de la gobernanza del Fondo Monetario Internacional (FMI) es «la más importante jamás adoptada», según su director general Dominique Strauss-Kahn, que habló de un «acuerdo histórico».
El proyecto de reforma, que aún debe ser ratificado por el consejo de administración del FMI, aumenta el capital de la institución, los asientos de los países emergentes en la junta directiva y amplía sus atribuciones en materia de vigilancia de las políticas económicas de los Estados.
Como consecuencia de esta reforma, los diez principales países de la institución serán Estados Unidos, Japón, cuatro europeos (Alemania, Francia, Gran Bretaña, Italia) y las principales potencias emergentes (Brasil, Rusia, India y China).
Los europeos abandonan dos asientos que dejan a los emergentes.
El mandato del FMI también se ampliará a la vigilancia de los desequilibrios de las cuentas corrientes de los Estados y de sus efectos sobre sus vecinos.
El G20 también se puso de acuerdo para reformar el sistema bancario y las grandes instituciones financieras acusados de haber provocado la crisis de 2008/2009.
Estas nuevas reglas, conocidas como Basilea III y que entrarán en vigor en 2013, prevén un aumento de los fondos propios de los bancos antes de 1 de enero de 2015.