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El gimnasio Puma Fight de la zona sur abrió sus puertas por una causa tan noble como solidaria

Los espacios “Solidaridad al palo” e “Iluminate” juntaron fondos bajo la consigna “Todos por Máximo”, un niño de apenas once años que necesita un artefacto para tratar su rara enfermedad

Fiel a uno de sus más importantes propósitos, el deporte siempre se las ingenia para mostrar su costado más humano, incluso en una época tan individualista en la cual la palabra “empatía” está muy lejos de la escena principal. Y en medio de tanto caos, el boxeo puede ser un faro de esperanza y solidaridad: un grupo de madres y vecinos metieron un terrible nocaut a través de un evento que integró a varias actividades y la participación de muchos alumnos en ayuda de Máximo, un niño de once años que necesita un artefacto para tratar su enfermedad (NdR: se trata de Pectus Excavatum o trastorno de la pared torácica) y pagar el viaje a Buenos Aires para su atención profesional en busca de una mejor calidad de vida.

Manos solidarias

El evento se realizó el pasado sábado 29 de abril y para ello el ex boxeador Ariel Coria abrió las puertas de su gimnasio, Gym Puma Fight, ubicado en Avenida del Rosario 1725, en la zona sur de Rosario. “Todo comenzó con la profesora de zumba, Nadia Dallamarta, la mamá de Máximo, Virginia Casella, y Fernanda Pelau, del espacio Iluminarte, quienes venían trabajando con estas cuestiones sociales. Pero como el lugar que tenían era chico les ofrecí mi gimnasio y fue ahí donde nos sumamos”, contó el profe Ariel Coria a El Hincha.

Y enseguida agregó: “Realizamos un evento solidario con diferentes actividades además del boxeo: judo, kick Boxing y jiu jitsu, pero también danza clásica, zumba y ritmos infantiles. Las donaciones no tardaron en llegar gracias a una imponente mesa dulce y empanadas para la venta, logrando recaudar cerca de 230 mil pesos, algo más de la mitad de lo que necesita para el tratamiento. Pero la pelea no termina hasta que suena la campana, por eso vamos a continuar hasta lograr el monto total”.

Todos por Máximo

El niño de 11 padece Pectus Excavatum, una deformidad congénita de la caja torácica caracterizada por tener el pecho hundido en la región del esternón. La esperanza de vida depende de la gravedad de cada caso: se trata de una en mil personas si la hendidura es leve y la probabilidad de un caso grave es uno en cien mil. Se puede detectar al nacer, pero al ser progresivo, se hace más evidente con la edad que se da con mayor frecuencia en varones.

Esta enfermedad tiene distintas complicaciones respiratorias, con cierta predisposición a sufrir procesos congestivos e infecciones broncopulmonares. Además de las respiratorias, también presentan habitualmente una disminución de talla y peso, aparición notable de ojeras y fatiga constante en el cuerpo junto con un menor gasto cardíaco y desarrollo muscular.

Máximo está en control constante, pero hace un año presentó distintos síntomas que obligaron a buscar una alternativa con un instrumento llamado “Vacuum Bell” (o campana de vacío) para evitar llevarlo a una cirugía, ya que con este aparato muchos niños logran volver su tórax a la normalidad permitiéndoles una mejor calidad de vida.

Un luchador rosarino

Ariel Coria o “El Puma”, como se lo conoce en el ambiente pugilístico, se nutrió del boxeo desde pequeño al igual que padre Oscar “Cacho” Coria, un ex boxeador profesional de Rosario que se dedicó a expandir la cultura de los puños en los jóvenes de la zona sur de la ciudad. Pero Ariel, con el pasar de los años, se convirtió en un verdadero luchador que no sólo incursionó en el boxeo, sino que a los 11 años arrancó en las artes marciales haciendo karate en Fábrica de Armas, luego kung fu y full contact para terminar volcándose de lleno al boxeo, en el cual llegó a concretar 18 peleas amateur. También hizo kick boxing, jiu jitsu y artes marciales mixtas. Hasta se consagró campeón mundial, en el año 2013, en la disciplina “combat” similar a las MMA pero con Judogui. Ariel Coria a los 23 años se sacó los guantes y dejó de pelear tras el fallecimiento de su padre para convertirse en entrenador, pero nunca abandonó su lado solidario y lo volvió a demostrar.

Especial para El Ciudadano de Ever Palermo, ex boxeador amateur y autor de “Rebeldes de uniforme” y “Puños Rosarinos: tierra de campeones”, libro declarado de interés Municipal y Provincial.