Unidad y resistencia. Sobre esos dos pilares coincidieron este martes el secretario general de Luz y Fuerza Rosario, Alberto Botto, el ministro de la Producción de la provincia, Luis Contigiani, y el titular de La Bancaria a nivel nacional, Sergio Palazzo, quienes, por primera vez, convergieron juntos en un panel, desde el que llamaron, directa y enfáticamente a oponerse al modelo de trabajo y producción planteado por el gobierno nacional.
El salón de actos del gremio lucifuercista fue el escenario de una convocatoria que congregó un abanico de expresiones que, por su amplitud, en sí mismo daba cuenta de la gravedad del diagnóstico. Después iban a confirmarlo, en ese orden, el dirigente del Movimiento Sindical Rosarino, el funcionario más próximo a la realidad del sector productivo provincial y el orientador de la Corriente Federal de la CGT, el ala combativa de la reunificada central obrera.
Entre quienes los escucharon se encontraban los ex gobernadores y actuales legisladores Hermes Binner y Antonio Bonfatti; el ex diputado nacional Juan Zabalza, los actuales diputados provinciales Carlos del Frade y Alicia Gutiérrez, delegados y dirigentes de la CTA, y de los gremios del Correo, de Docentes Privados (Sadop), del Sindicato de Prensa, de Amsafé, de Peajes (Sutracovi), Empleados de Comercio, entre otros.
El lucifuercista Botto, abrió el juego con un reconocimiento y agradecimiento al Partido Socialista por su clave respaldo, dos décadas atrás, para impedir que la Empresa Provincial de la Energía fuera arrastrada por la ola privatizadora que se llevó a YPF, Entel, Gas del Estado, Aerolíneas Argentinas, entre muchos otros grandes conglomerados estatales que pasaron a manos de multinacionales. Lo hizo antes de marcar su adhesión al “modelo del gobierno anterior”, en referencia al proceso kirchnerista, lo que puso en relieve la pluralidad de la reunión, convocada con el lema de un panel debate “Por una Argentina que incluya a los trabajadores”.
En boca del dirigente lucifuercista también corrió el primer llamado al conjunto de trabajadores, comerciantes, industriales y fuerzas políticas a resistir el modelo de país que impulsa el gobierno nacional, con destrucción de puestos de trabajo locales por la llegada de productos importados, la caída del poder adquisitivo de los salarios que implica. Y llamó a llevar la discusión a cada mesa familiar, a los encuentros con vecinos, a los clubes y a todo ámbito social sobre los “dos modelos de país” que están en pugna. Botto vinculó las políticas actuales directamente con las de los 90 con sus resultados de fábricas cerradas y trabajadores desocupados. “Pensamos que esto iba a quedar atrás, que habíamos aprendido. Lamentablemente nos equivocamos”, dijo, reafirmando la convocatoria del Movimiento Sindical Rosarino a un frente anti-modelo.
Con su propia impronta, el mismo recorrido trazó el ministro de la Producción. Pero Contigiani fue aún más atrás, remontándose a los inicios de la expansión del capitalismo y la invariable meta de las fuerzas económicas dominantes de mantener las tasas de ganancia y abaratar costos. En esa línea ubicó a la revolución tecnológica informática, con nuevas tecnologías pero antiguos métodos, y al nuevo fenómeno del capitalismo global. En esa lógica incluyó directamente la decisión del gobierno nacional del eliminar aranceles a la importación de computadoras, tablets y celulares: “No se trata de defender a las ensambladoras”, aclaró, sino en que la decisión implica una virtual bandera de rendición al aceptar la dependencia tecnológica.
En esa línea, Contigiani ensalzó la decisión provincial de mantener la investigación científica y tecnológica como política de Estado, que enraizó directamente en los gobiernos de Hipólito Yrigoyen, de Juan Perón y en los posteriores intentos desarrollistas, incluidas políticas del kirchnerismo.
La antigua oposición de la Argentina revolucionaria y la Argentina colonial de 1810 llegan, para Contigiani, hasta hoy, y lo hacen en la disputa de dos modelos el de la valorización financiera y el de desarrollo industrial.
En todo momento el ministro Contigiani marcó que no hablaba como funcionario sino “como militante” y desde “el corazón” y llamó una amplia confluencia desde la izquierda democrática al pensamiento nacional y popular y la práctica cooperativa y de economía social a defender un modelo de desarrollo orientado por el Estado y articulando lo público y lo privado del a partir ahorro interno, inversión en producción, salarios altos y demanda interna. “El 74 por ciento del producto bruto es economía de mercado interno”, remarcó.
El cierre de la jornada correspondió al bancario Palazzo, quien viene de librar una fuerte pelea con la banca extranjera. La paritaria del sector tuvo un capítulo judicial en la Cámara del Trabajo, que dio la razón al gremio, lo que desencadenó el pedido de juicio político de dos jueces por parte del gobierno nacional.
Sobre ese recorrido, Palazzo denunció una lógica oficial consecuente y encadenada que genera pérdida de empleos y del poder adquisitivo del salario, pero para avanzar directamente sobre los derechos laborales y distribución del ingreso. “El gobierno es poderoso con los débiles y débil con los poderosos. Pretende poner un techo del 18 por ciento para las paritarias de los trabajadores, pero no reacciona sobre los sectores formadores de precios, que subieron entre un 40 y un 50 por ciento el precio de los alimentos de la canasta básica”, sostuvo.