Política

No a la baja

“El gobierno nacional no destruye el Estado, expande el Estado penal y represivo”

En un panel organizado por el Sindicato de Prensa, la abogada y docente Claudia Cesaroni expuso punto por punto por qué considera peligroso el proyecto del gobierno de Javier Milei de bajar la edad de punibilidad


Créditos: Sindicato de Prensa Rosario.

En su última visita a Rosario, la abogada especializada en Criminología y docente universitaria Claudia Cesaroni participó de una charla organizada por el Sindicato de Prensa “La construcción mediática del niño criminal. Argumentos contra la baja de edad de punibilidad”.

En junio de este año la gestión del presidente Javier Milei anunció el envío al Congreso de “un proyecto de ley para bajar la edad de imputabilidad a los 13 años” para “terminar con la impunidad” por lo que proponen “ un nuevo régimen penal para los adolescentes de entre 13 a 18 años que delinquen”.

Contra ese proyecto expuso Cesaroni que es magíster en Criminología por la Universidad Nacional de Lomas de Zamora y cofundadora del Centro de Estudios en Política Criminal y Derechos Humanos (CEPOC).

Es autora de libros como “El dolor como política de tratamiento. El caso de los jóvenes adultos presos en cárceles federales” (2009), “La vida como castigo. El caso de los adolescentes condenados a prisión perpetua en la Argentina” (2010), “Masacre en el Pabellón Séptimo” (2013) y “Contra el punitivismo” (2021). También forma parte de la Red Argentina No Baja.

En una charla destinada a periodistas y comunicadores pero donde la mayoría de los asistentes fueron docentes o activistas por esta temática, Cesaroni expuso como una clase abierta punto por punto cuáles son los aspectos más importantes del proyecto que impulsa el gobierno nacional en relación a la baja de la edad de punibilidad, habitualmente nombrada como “edad de imputabilidad”, pero la docente explicó son conceptos distintos, que el que utiliza tiene que ver con la posibilidad de aplicar penas a una persona, mientras que la “imputación” tiene que ver con la determinación de quién hizo algo.

En relación al título de la charla lo que expuso la especialista que es que “el problema no es solo lo que los medios digan sino más bien a quiénes llevan porque pareciera que nadie toma la palabra para decir algo diferente a la propuesta de las gestiones actuales: ¿por qué no hay ningún secretario de Justicia, legislador o el propio gobernador de Buenos Aires que digan algo distinto?”.

“Desde los periodistas a veces hay un fogoneo y otras un desconocimiento pero además hay una falta de coraje político frente a Patricia Bullrich. Sería interesante que gente de poder hablara sobre estos temas. Pero hay como un miedo a que se los identifique con los delincuentes”, sintetizó.

El objetivo del encuentro fue pensar cómo “desarmar el sentido común desde los medios” acerca de los intentos de bajar la edad de punibilidad. Para eso expuso un repaso histórico sobre el tema y puntualizó que le interesa “pensar el vínculo que existe entre los procesos políticos y el punitivismo en Argentina”.

En orden cronológico, planteó “¿Desde cuándo rige la edad de punibilidad en Argentina desde los 16 años? El Código Penal estableció en 1921 que era desde los 14 años. ¿Cuándo se eleva por primera vez la edad de punibilidad? Con el peronismo en 1954 se eleva a los 16 años”.

¿Cuál era el contexto? Un gobierno donde la primera dama y figura protagonista del justicialismo, Eva Duarte de Perón, decía “los únicos privilegiados son los niños”.

La ley que rige actualmente es de 1980, es una legislación de la dictadura “está firmada por Videla y Rodríguez Varela pero lo que se propone ahora es peor”. En ese momento la edad volvió a bajarse a 14 años.

Sin embargo, fue modificada en mayo de 1983 en el marco de los acuerdos preelectorales por el regreso de las urnas al país: se mantuvo la ley total pero se volvió a subir la edad de punibilidad a los 16.

Actualmente, “la Comisión de Asesoramiento Legislativo se parece al armado de la ley Bases de Sturzenegger: no hay firma, no sabemos qué manos pasaron por ahí”.

Desde entonces las propuestas fueron siempre a la baja y, sobre todo, se hacen esos planteos en años electorales por el impacto social que tienen (2009, 2017, 2019).

Cesaroni puntualizó que “una de las preguntas actuales más importantes es ¿qué se hace con los adolescentes no punibles cuando cometen un delito grave?” y que estamos en un contexto en el que “el sistema penal interviene cuando el sistema general ya falló antes. Además, hoy en Argentina más del 60 por ciento de los chicos no come”.

Para Cesaroni el proyecto del gobierno es peor que la legislación vigente desde la dictadura.

“En 2019 Patricia Bullrich proponía bajar a los 15, ahora a los 13: este salto no tiene modo de justificarlo”, afirmó la docente y agregó: “El gobierno además habla del régimen juvenil, jóvenes no es lo mismo que adolescentes que son de 13 a 18 años. Creo que hay una intencionalidad de borrar la adolescencia”.

Sobre esto último recordó los dichos del diputado libertario Alberto “Bertie” Benegas Lynch: “Yo no creo en la obligatoriedad de la educación. La libertad también es que si no querés mandar a tu hijo al colegio porque lo necesitas en el taller, puedas hacerlo”. Considera que la discursividad del gobierno nacional va en ese sentido.

Recordó otro lugar común entre los funcionarios, cuando dicen “todos sabemos que los menores son utilizados por bandas delictivas”: “ O sea admiten la vulnerabilidad en la que están pero lo único que ofrecen es encerrarlos”, apuntó Cesaroni.

Javier Milei repite una y otra vez hacia qué momento histórico quiere volver, a principios de siglo XX. “Piensan en la Constitución de 1853: la que excluía a mujeres, trabajadores, niños, pueblos originarios. El concepto adolescente ni existía en ese tiempo. Era una constitución de machos”.

“La propuesta de vuelta al pasado del gobierno tiene que ver con todo esto. Expande el Estado penal y represivo, no destruye el Estado”, sintetizó.

Cesaroni también compartió datos: en la Provincia de Buenos Aires en 2009 los delitos cometidos por adolescentes representaban el 4.2 por ciento del total; en 2023 representaban el 2.2 por ciento.

¿Qué recorte temporal hace el gobierno nacional? “Ponen como referencia el 2020 que fue el año de la pandemia y el aislamiento, social, preventivo y obligatorio. Obviamente que si esa es la referencia, aumentó”.

Otro motivo por el cual piensa que el proyecto actual es peor es porque “estipula 20 años de prisión, la ley de la dictadura no detallaba esto”

Para Cesaroni es clave que cualquier legislación sobre este tema “no debería ir por el castigo inmanente sino por la reinserción”. Hoy parece que se va en la dirección contraria, además del proyecto del gobierno nacional hay cinco proyectos más, dos de Unión por la Patria que mantienen la edad, dos del mismo partido que proponen la baja y uno del Frente Renovador “que es peor que el del gobierno”.

La especialista planteó que el derecho internacional, los organismos que velan por los derechos de niños, niñas y adolescentes, respaldan también el rechazo a legislaciones que busquen bajar la edad de punibilidad. Además subrayó que incluso cuando un niño comete un delito grave “no por eso pierde la condición de niño” y que esto es algo que el Estado debe tener como premisa.

Finalmente enumeró tres aspectos más que le preocupan del proyecto del oficialismo. Uno tiene que ver con las condiciones de detención: “Debe haber un trato diferencial con respecto a los adultos, no deben ser llevados al mismo lugar ni pueden ser detenidos de la misma manera. El sistema de justicia debe ser distinto con los niños. El proyecto dice que serán llevados a un lugar especial ‘en la medida de lo posible’”. Para ella es como decir que no harán eso.

El segundo punto es que “en los 40 años de democracia el Sistema Penitenciario Federal dependía del Ministerio de Justicia y Derechos Humanos y ahora depende de Bullrich o sea del ministerio de Seguridad”. Ese giro también le parece preocupante.

Por último, “otro punto grave del proyecto es que repone la figura de patronato y es incluso peor que antes porque no pone ningún límite de tiempo”.

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