Pasaron pocos días de las elecciones nacionales del 27 de octubre. El país analizó sus resultados sólo durante 36 horas, dado que a la hora 37 el fallo de la Corte Suprema de Justicia sobre la ley de medios cambió el eje de la atención y el análisis mediático y, por ende, público. La oposición ganó, ¿ganó? En realidad pareciese que la fatiga post electoral llevó a que los principales beneficiarios de los comicios tomasen vacaciones. Entiendo que los ciudadanos que eligieron estas alternativas con su voto hubiesen deseado que el día después tenga que ver con la agenda de trabajo diario, con la voluntad de reunirse y acordar. Hasta hoy las oposiciones no aparecen. El antecedente 2009 debiese ser un parámetro a no imitar. La diputada Alicia Ciciliani me decía días atrás: “Si los diputados presidenciables que tiene este nuevo Congreso no acuerdan, no tendrán ninguna chance para 2015”.
El gobierno nacional perdió. ¿Perdió? Aun sin la hegemónica conducción de la presidenta Cristina de Kirchner, sus ministros trabajan incansablemente, sin fatiga electoral ni síndrome de derrota para restañar el poder perdido. Poder que en el Congreso de la Nación no se redujo en forma notoria.
Los problemas por los que atraviesa Argentina no son sólo políticos. El narcotráfico merece un destacado. Como dice el Dr. Tokatlian: “Para entender este fenómeno, sea en Santa Fe o en la totalidad del territorio nacional, primero hay que decir que cada país deja prosperar el narcotráfico que quiere”. Tokatlian conocedor en profundidad de este fenómeno sabe que el mismo no es trasladable ni idéntico en México, Colombia, Argentina. En los últimos quince años converso sobre este tema con él y otros especialistas. Esta alusión histórica tiene que ver con algo que sostiene el especialista y es que “el contubernio entre la política, la policía y las pandillas aquí en Argentina fue desplegándose en el tiempo, pero la sociedad política lo fue viendo como un tema irrelevante y menor”. Sostiene que “el acumulado del desentenderse de este fenómeno genera hechos como el que vivió días atrás el gobernador Bonfatti”. Cree además que “la negación a verlo como un tema histórico y progresivo lleva a pensar en soluciones rápidas, tajantes e inmediatas. El narcotráfico no surgió de la noche a la mañana. Está enraizado en la vida de nuestra sociedad, en las instituciones, en la vida política; por lo que desandarlo, desmantelarlo, exige tiempo, coherencia, y una tarea conjunta entre el Estado Nacional, el provincial y el municipal. Lo que ocurre en Rosario evidencia un gran divorcio entre lo nacional y lo local. Esto lamentablemente es muy costoso y como vemos a diario, costoso para todos”.
Otro de los problemas que atraviesa nuestro país tiene que ver con la política económica. La presión fiscal se parece a la de los países nórdicos, claro que sin la calidad que tiene servicios tales como educación, salud, seguridad. La diferencia entre dichos países y nosotros además de la calidad de sus servicios, es que la mayor parte de lo recaudado proviene de la aplicación de impuestos progresivos, mientras que en Argentina el tributo que más recauda proviene del impuesto más regresivo que es el IVA. Lo notorio es que la duplicación en la década ganada de la presión fiscal (20 por ciento en el 2002 a un 40 por ciento en el 2013) no se destina a la inversión. El ritmo de aumento del empleo público duplicó al del empleo privado. No existe ejemplo más gráfico de política económica errónea que este último dato.
Pese a lo nocivo del aumento de la presión fiscal los gobiernos siguen utilizando esta herramienta. Muchos con la desvergüenza de callarse o negarlo previo a las elecciones y justificarlo posteriormente.
