La Secretaría de Derechos Humanos de Santa Fe solicita cualquier información sobre el paradero de Bruno Alberto Gentiletti, quien fue visto por última vez en el balneario La Florida cuando tenía 8 años, el 2 de marzo de 1997. La búsqueda surgió por pedido de la mamá del chico, Marisa Olguín.
A 23 años de su desaparición Bruno, oriundo de la de la localidad Las Rosas, provincia de Santa Fe, hoy tendría 31 años.
Según consta en la denuncia al momento de su desaparición, Gentiletti medía 1,25 metros, tenía cabello rubio claro, tez blanca, ojos verdes y era de contextura pequeña. Las características físicas para buscarlo quedaron desactualizadas por el paso del tiempo.
Pueden seguir siendo una pista válida una cicatriz de 3 centímetros en el omóplato derecho y el tabique de la nariz apenas desviado por una operación hecha, ocho meses antes de su desaparición.
Se cuenta con tres imágenes del chico, dos de 1997 actual a su desaparición, y una tercera actualizada a partir de una técnica de progresión de edad que da cuenta de cómo habría sido su rostro alrededor de los 17 años.
Se solicita la más amplia colaboración de toda la ciudadanía a los fines de recabar información que aporte a la búsqueda.
Ante cualquier dato, contactarse con la Secretaría de Derechos Humanos de Santa Fe, a los teléfonos: (0342) – 155-357756 o al (0342) – 156-157372.
El día D
Marisa Olguín, la mamá de Bruno, vio por última vez a su hijo el domingo 2 de marzo de 1997. Ese día toda la familia viajó a Rosario para disfrutar del río, algo que en su ciudad, Las Rosas (ubicada en el centro Oeste de la provincia de Santa Fe), no tiene, para pasar un día de sol y playa todos juntos: su mamá, su papá, Claudio Gentiletti, Bruno y sus cuatro hermanos: María Belén, Martín, Franco y Gisela.
La visita a la ciudad no estaba planeada para ese domingo. Iban a viajar el miércoles anterior, el 26 de febrero, que era el cumpleaños de Franco, uno de los hermanos de Bruno: nunca habían ido al río y querían hacer algo diferente.
Ese miércoles del cumpleaños, Las Rosas amaneció con una lluvia torrencial y suspendieron el paseo. Por eso viajaron el domingo. Ese 2 de marzo que cambió para siempre el resto de sus vidas.