Mientras el gobierno nacional avanza en acuerdos y exenciones tributarias para empresas que lideran el sector de la denominada Economía del Conocimiento, el gremio de trabajadores informáticos advierte sobre ganancias extraordinarias en el sector, a costas de maniobras evasivas y sueldos bajos.
La industria informática en Argentina aparece como una de las actividades que posibilita generación de dólares y puestos de trabajo de calidad, pero desde la propia Cámara empresaria reconocen una evasión explícita a la hora de liquidar sus dólares, justificándose en la brecha cambiaria. En tanto, trabajadores y trabajadoras agrupados en la Asociación Gremial de Computación (AGC) -primer sindicato del sector con personería gremial-, reclaman la intervención del Ministerio de Trabajo para establecer pisos salariales congruentes con la situación económica.
Durante los últimos años la postura del gobierno nacional fue cuidar a este sector con el objetivo que posibilite el ingreso de divisas y emplee a personal capacitado. Esta misma semana, el ministro de Economía, Sergio Massa, acordó con el flamante secretario de Economía del Conocimiento, Ariel Sujarchuk, la transferencia de 25.600 millones de pesos para el sector. El monto se asignó en concepto de un crédito fiscal, en el marco de beneficios promocionales para el sector.
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En diálogo con El Ciudadano, el referente de AGC, Esteban Sargiotto, apuntó: “En el sector existen maniobras de subfacturación y lo llamativo es que las empresas lo admiten. Muchos tienen filiales en el exterior y es mucho más fácil dibujar un servicio digital. Los mecanismos de control no son especialmente ultra modernos, entonces ahí resulta fácil hacer el rulo. Muchos servicios se terminan facturando en Uruguay”.
Sargiotto sigue de cerca el tema y durante los últimos días expuso un informe de la agencia Bloomberg, en la que detectaron que existe una evasión explícita de liquidación en el MULC (Mercado Único Libre de Cambios) de aproximadamente 2.200 millones de dólares. Ante este escenario, las cámaras se justifican en una brecha cambiara muy amplia y reconocen que eligen no liquidar sus divisas y optan por hacerlo a través del mercado informal.
El sector está liderado por los denominados unicornios Globant, Accenture, Mercado Libre y Red Link, que tienen el común denominador de ser las más beneficiadas por exenciones impositivas y beneficios tributarios. Si bien la iniciativa pretende ofrecer un incentivo para que esta multinacionales puedan expandirse, ingresar más dólares y ofrecer más empleo, la devolución no parece ser la más esperada. De hecho hace algunos meses, en una cumbre de la AEA, el titular de Globant, Martín Migoya, pidió a los referentes del gobierno nacional que “dejen el arco quieto”, sin cuestionar obviamente los beneficios que percibe el sector a partir de las exenciones que concede el Estado.
En diálogo con este diario, Esteban Sargiotto hizo un breve raconto de la evolución corporativa del sector y la situación de los trabajadores en paralelo a la fuerte expansión que tuvo la denominada Economía del Conocimiento en Argentina.
—¿Cuándo comenzaron las políticas de incentivos para el sector?
—La primera política para el sector fue la ley de Software del año 2004, contemplaba exenciones tributarias en ganancias de hasta el 60% y de 70% en aportes patronales. El régimen de promoción iba a durar diez años. En ese momento estaba más justificado que el sector tenga esa promoción, todavía era muy pequeño. Hay que aclarar que es un sector que no requiere grandes inversiones.
En 2014 el régimen se prorrogó cinco años más, hasta 2019. Después salió la Ley de economía del conocimiento en 2020. Lo paradójico es que el gobierno la votó y después en el Senado la corrigieron, suponiendo que otorgaba demasiadas concesiones al sector.
—¿Cuál fue el monto equivalente a las exenciones durante todo el año pasado?
—En el presupuesto 2022 figuraba un número: 15.900 millones de pesos, eso estaba calculado con una inflación baja, es una estimación. Ahora ese cálculo se corrigió y se elevó a 25.600 millones de pesos. El cálculo que hicimos en 5 años fueron 534 millones de dólares, entre 2014 y 2019. En 2020 y 2021 hay que ver las exenciones todavía.
—¿Existe un fenómeno de subfacturación de exportaciones por parte de las empresas?
—Sí, existe y lo llamativo es que las empresas lo admiten. Muchos tienen filiales en el exterior y es mucho más fácil “dibujar” un servicio digital. Los mecanismos de control no son especialmente ultra modernos, entonces ahí resulta fácil hacer el rulo. Muchos servicios se terminan facturando en Uruguay. La propia agencia Bloomberg reconoció que hay 2.200 millones de dólares que no facturan.
Descubrimos también ONGs que son utilizadas por las empresas para justificar formación pero básicamente el dinero circula entre ellos. Accenture hace eso, o Digital House (inventada por Mercado Libre y Globant) también. Reciben créditos para capacitación pero el dinero se lo terminan quedando ellos.
—¿El sector está en condiciones de crear la cantidad de puestos que promocionan desde el gobierno?
—La generación de empleo es real y es por eso que a la clase política le sirve, simplemente porque genera empleo. Pero la pregunta es por qué genera empleo. Argentina tiene excelentes profesionales y el mayor cliente es Estados Unidos. Durante la pandemia hubo un boom de las cuestiones tecnológicas y Argentina tiene ventajas comparativas con países de la región, como un buen nivel universitario y de manejo del idioma inglés. Lo que no hay es un crecimiento de los salarios, se habla siempre del salario Senior que rondan los 300 mil pesos, pero no todos ganan eso.
—¿Cuál es actualmente salario básico en el sector?
—En software, principal sector de lo que se denomina Economía del Conocimiento, quienes trabajan en Globant por ejemplo reciben un muy mal pago, salarios iniciales de hasta 50 mil pesos. El libreto de ellos es que pueden ir subiendo de nivel, pero lo cierto es que la mayoría de la gente no es Senior, a eso llegan con años de trayectoria.
—¿Hay expectativas con la transformación de subsecretaría a secretaría de Economía del Conocimiento?
—Hay un compromiso de trabajar en conjunto con la reglamentación de la Ley de Economía del Conocimiento y todas sus normativas. Lo bueno también fue que nos incluyeron en programas de formación. Después está la cuestión con los trabajadores, ahí la secretaría pueden atender cuestiones puntuales pero lo más importante sería que nos atienda el Ministerio de Trabajo. Aspiramos a seguir teniendo un trato con Ariel Sujarchuk, pero el problema es con el Ministerio de Trabajo, que sigue jugando con algunos barones sindicales y parece que existe una animosidad contra el sector. Hace dos años que tenemos personería, ya se cumplieron todos los plazos para hacer una convocatoria.