El Gobierno nacional y la Unión Industrial Argentina (UIA) limaron las asperezas surgidas por los acuerdos comerciales firmados con China y acordaron la realización de reuniones técnicas para que los funcionarios detallen el contenido de los convenios sellados en Beijing.
Las tensiones se diluyeron luego de una conversación de más de una hora y media entre el jefe de Gabinete, Jorge Capitanich, los ministros de Economía, Axel Kicillof, de Planificación Federal, Julio De Vido, y de Industria, Débora Giorgi, el de Trabajo, Carlos Tomada, y el presidente de la UIA, Héctor Méndez, el vicepresidente José Urtubey, y el vocal Juan Carlos Lascurain.
Al término del encuentro, Kicillof aseguró: «Hemos trabajado cordiamelte para agotar todas las preguntas e inquietudes que había respecto de los convenios macro general y los relaciones con importantes obras de infraestructura».
Además, rechazó un «perjuicio» al trabajo argentino y aclaró que los convenios «no pasan por encima de la legislación argentina de inmigración en términos laborales, ni tampoco de ninguna ley laboral, que protege los derechos de los trabajadores».
El funcionario indicó que si «algún trabajador que viene de China a trabajar en el marco de estos convenios lo hará bajo las leyes argentinas para venir, de inmigración, y segundo para trabajar, bajo las leyes de trabajo, y por último bajo los convenios correspondientes, bajo la rama correspondientes».
«Hemos llegado a un acuerdo. Para todas las dudas sobre los acuerdos firmados, así como se ha hecho con las represas, las centrales nucleares, el Belgrano Cargas, el Gobierno ha puesto a disposición a funcionarios de la áreas para que se reúnan en la semana que viene y expliquen lo que se ha dado en llamar la letra chica, aunque no están», señaló el ministro.
«Lo que se defiende es la producción y el trabajo nacional. Se han pautado diferentes pautas de contenido», indicó el titular del Palacio de Hacienda, y aclaró que si son necesarios bienes que no están disponibles se comprarán al exterior a través de un concurso de ofertas. «Por ejemplo, las represas tienen componentes (como los tubos de acero), que no se fabrican en la Argentina, o que la empresas (argentinas) no dan abasto por que están abocadas a otras obras, y se llamarán a licitación pública», explicó.
En esa línea, volvió a descartar un arribo de trabajadores orientales en reemplazo de la mano de obra nacional y advirtió que «este Gobierno no tiene que formular esta vocación: se usarán trabajadores argentinos y empresas argentinas».
«Estas obras estaban diseñadas hace 50 años y ahora las vamos a realizar, con plazos y tasas razonables», afirmó Kicillof en un breve contacto con los medios en Casa Rosada.
Asimismo, destacó que la veintena de acuerdos firmados con China «no han sido un rapto de último momento, sino que son el fruto de un árbol que se ha plantado en 2004 con aquella visita que recibió Néstor Kirchner» del ex mandatario Hu Jintao.
El ministro aprovecho para anunciar que «el gobierno chino ha aceptado equilibrar la balaza comercial y aceptado más exportaciones a China».
Por último, dijo que «necesitamos que nuestro empresariado no solo se exprese de esto, y que esté conforme, sino que acompañe con más inversión, más trabajo y más industria».
A su turno, Méndez agradeció a la presidenta Cristina Fernández de Kirchner por la «velocidad» en definir la reunión y resaltó «el nivel de los cuatro ministros» que los recibieron. «Nos representa un respeto enorme por la UIA», elogió el titular de la entidad.
«Se han clarificado algunos puntos. Yendo al terreno técnico es mejor que lo aclaren los técnicos. Le hemos pedido al Gobierno que nos manden a la UIA, que vengan a explicarles a nuestros técnicos dentro de dos semanas. Allí tendremos planteadas una serie de dudas, y cuando vengan los funcionarios que manden, los consultaremos», expresó el empresario
Méndez minimizó los últimos cruces entre algunos miembros de la Unión y el Gobierno y dijo que «descartamos cualquier connotación política» en los cuestionamientos.
«Me voy conforme de la reunión y se demuestra la buena voluntad que tiene las partes, y la decisión de mandar a los que saben a que nos expliquen», concluyó.