Joana Sandoval tiene 32 años y cursa el séptimo mes de embarazo. Los dueños del bar Be Green, donde trabaja, la tenían registrada por una jornada de cuatro horas, pero ella contó que trabajaba más de ocho. “Me pagaban 13.800 pesos y me bajaron el sueldo a 3.500. Cuando les informé que estaba embarazada y que mi obstetra me prescribió reposo uno de los dueños del bar me dijo que si quería que me paguen que trabaje”, contó a El Ciudadano y agregó: “Tengo diabetes gestacional (significa que la glucosa en sangre es alta y puede causar problemas de salud tanto en la madre como en el bebé). Me dijo que si no me cerraba que me vaya. Estoy muy angustiada”.
Este lunes representantes del gremio gastronómico hicieron un escrache en la bar para denunciar la situación de precarización laboral que denunció Sandoval. Según explicaron desde el gremio hicieron las denuncias correspondientes en el Ministerio de Trabajo de la provincia, pero la empresa nunca quiso regularizar a la empleada.
La mujer se desempeñaba desde hacía un año como ayudante de cocina en el bar de Moreno y Córdoba. Ella aseguró que siempre cumplió con su horario laboral y hasta hacía horas extras, pero dijo que tampoco se las pagaban. “Empecé a hacer los reclamos cuando no me blanqueaban por las ocho horas trabajadas. Hace poco tiempo me diagnosticaron diabetes gestacional. Tuve hemorragias. Estuve internada. Siempre les llevé los certificados que están firmados por el Colegio de Médicos”, advirtió la mujer.
La mujer contó que está percibiendo 4 mil pesos mensuales, es decir, el 20 por ciento de su sueldo. “En diciembre me pagaron 9 mil pesos. En enero fueron 5 mil. Desde febrero me están pagando 3.500. Cuando mi esposo iba a cobrar mi sueldo lo hacen esperar varias horas”, lamentó Sandoval. “Tengo dos hijos de 12 y 3 años que mantener. Siempre cumplí con mi trabajo en tiempo y forma. Y más también. Estoy reclamando por mis derechos”, concluyó.
Panorama gremial
Sergio Ricupero, secretario gremial de los gastronómicos, explicó que la empresa nunca quiso regularizar la situación de la mujer. “Vino al gremio a hacer la denuncia. Se iniciaron las inspecciones y nunca accedió al derecho de que le paguen lo que corresponde. Intentamos llegar a un acuerdo en el Ministerio de Trabajo en dos oportunidades y la respuesta siempre fue negativa por parte de los dueños. Si no se sensibilizan por una chica que está por tener familia imaginate por el resto de los empleados”, lamentó el referente sindical.
Ricupero dijo que el sector gastronómico sufre una crisis que atenta contra la supervivencia de todos los locales y no hay trayectoria que valga. “La situación está mal para todos. Cerraron muchos locales y hay bajas de puestos laborales en todos los órdenes. El primer gasto que se reduce es en nuestra actividad”, explicó.
El referente gremial aseguró que la mitad del personal del sector gastronómico (entre Rosario y los seis departamentos del sur de la provincia de Santa Fe) está en negro y mal registrados. “Son aproximadamente unas 5 mil personas que trabajan en bares, resto bares, parrillas y cervecerías artesanales, entre otros lugares”, concluyó.