Agustín Ortiz De Elguea por primera vez llevó el cartel de justicia por su madre, Paula Perassi, que desapareció el 18 de septiembre de 2011 cuando él tenía apenas 2 años. Fue nada más y nada menos que desde el interior del campo de juego del estadio de Rosario Central, equipo para el que juega como arquero titular, en categoría 2009, en la infantil de AFA.
A partir de una invitación que provino del área de género del club, el lunes pasado, en el entretiempo entre Rosario Central y Lanús, los padres de Paula, Alberto y Alicia Ostri, una de sus hermanas, María Fernanda, y Agustín, llevaron un cartel con la foto de la mujer que decía: “11 años desaparecida ¿Hasta cuándo tenemos que esperar? Buscamos a Paula”. Desde la tribuna acompañó Lucas, el hijo mayor de la sanlorencina, que hoy tiene 17 años y también se destaca en el fútbol, jugando como arquero en el Club Colón de San Lorenzo.
Alberto y Alicia criaron a sus nietos desde que su hija desapareció, además su tía se encarga de llevarlos a los entrenamientos todos los días y a los partidos. Son excelentes alumnos y en el fútbol se desempeñan como arqueros, en lo más alto de sus categorías. Luego de que la familia entera fuera ovacionada por el público canaya, Alberto se mostró emocionado: “Agustín decidió por primera vez llevar el cartel de la búsqueda de su madre. Como siempre nos trajimos aplausos de la tribuna. Nos aplaudían un dolor, pero eso quiere decir que toda la gente estaba con nosotros”, dijo.
El padre de Paula es la persona más visible en la búsqueda de justicia, pero siempre junto a él está su esposa, quien muchas veces no sale a las calles con él justamente porque cuida de los niños, hoy ya adolescentes. “Es una más que hicimos y seguiremos peleando, otra no nos queda y siempre tratando de que esto esté presente y vivo, llevándolo a cada lugar que se pueda y en cada momento que se pueda mostrar la causa. Ya han pasado casi 11 años, pero esperamos poder seguir, para en algún momento poder saber la verdad”, aseguró Alberto.
Paula Perassi tenía 33 años y estaba embarazada de seis semanas cuando desapareció el 18 de septiembre de 2011 en San Lorenzo, luego de recibir un llamado telefónico que se hizo desde un locutorio ubicado a la vuelta de su casa. La hipótesis que llegó a juicio fue que a ella la secuestraron, la obligaron a realizarse un aborto contra su voluntad y en esa práctica habría muerto. En 2019 fueron juzgadas nueve personas, entre ellas cinco policías y todas fueron absueltas.
En 2020 la causa se revisó y fueron condenados su amante, Gabriel Strumia, a 17 años de cárcel, y su esposa, Roxana Michl, a seis años y medio. Esta última ya recuperó su libertad por haber cumplido las dos terceras partes de la condena. Strumia, el principal acusado, sigue preso.
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