Aunque pocos lo sepan, casi todos los hogares, más exactamente en la cocina, hay un derivado de ellas. Y aunque muchos las llamen “exóticas”, acaso maravillados por sus flores, muchos miles de ellas no sólo son originarias del continente, sino que unas 300 supieron crecer libremente durante millones de años en lo que hoy es la Argentina. Ellas son nada más –pero también nada menos– que las orquídeas. Y si alguien quiere presenciar el espectáculo de ver centenares de ellas juntas y casi todas florecidas, puede pasar por el centro municipal de distrito Centro “Antonio Berni”, en Wheelwright 1486: hoy entre las 9 y las 20 continúa –y concluye– la Sexta Exposición de Orquídeas Rosario 2010, un despliegue multicolor que, sin dudas, está a tono con la estación que acaba de comenzar.
Son orquídeas las plantas cuyas vainas llamadas en diminutivo –aunque en rigor se trate de cápsulas– le dan nombre a un ingrediente clave en la repostería: la vainilla. Y allí, en la exposición hay una especie emparentada: “Las flores tienen aroma a vainilla con chocolate. Es igual al de las galletitas Manón”, explica Marcelo Sansone, uno de los cultivadores rosarinos que integran la expo.
Es que en la ciudad no sólo hay personas que les gustan las orquídeas, sino que se reúnen una vez al mes –el cuarto sábado van al Círculo de Patrones de Yate, Ricchieri 260–, suman unos 200 y son los propios organizadores de la muestra. Se trata de CRO, iniciales de Cultivadores Rosarinos de Orquídeas un grupo que funciona hace 10 años tiene ya más de 60 socios activos. Ahora los miembros van por la personería jurídica como organización no gubernamental dedicada a la difusión de la actividad, y a la protección de las variedades autóctonas de orquídeas, según explica su presidente, Eduardo Finkelstein.
Orgulloso, con la convocatoria y el despliegue, el titular de CRO cuenta que hay en exposición 290 ejemplares de orquídeas, entre ellas variedades originarias de todos los rincones del planeta. Incluyendo, claro está, el fondo de cualquier casa de barrio de Rosario: desde esa locación llegó una de las plantas que se premiaron en la exposición y que antes de que su anciana dueña lo supiera ya había recibido dos distinciones por parte de los jueces de la Federación Orquidiófila Argentina.
Con todo, además de los cultivadores rosarinos –ninguno lo hace en forma comercial– personas de Tucumán, Córdoba, Corrientes, Misiones, Chaco trajeron sus orquídeas –una llegó de Bahía Blanca– para lucirlas en la muestra, y a la vez engrandecerla. “Pero el 60 por ciento de las oquídeas son de Rosario”, concluye con una sonrisa Finkelstein.