Una gran sorpresa capta la atención de turistas y caminantes de la ciudad de Resistencia, la capital de la provincia de Chaco, que ya cuenta con una réplica del icónico David, de Miguel Ángel, inspirado en el original que se expone en la ciudad de Florencia (Italia), y que cada año recibe millones de visitas de turistas de todo el mundo.
Es así como sin un Goliat al acecho ni el escenario florentino de marco o los Medici en el poder, el David chaqueño, un gemelo del origianl del siglo XXI, se yergue enorme y majestuoso.
De este modo, en un espacio público, donde el arte tiene su lugar en la llamada Ciudad de las Esculturas, se levanta con más de cinco metros de altura e idéntico al original de mármol que se puede contemplar en la Academia de Florencia, el David de Resistencia.
Con unas 700 esculturas distribuidas en calles, parques, plazas y demás paseos, la ciudad de Resostencia hace gala de su arte desde hace tiempo. Sin embargo, anhelaba gozar, sin tener que cruzar el Atlántico, de una de las obras de arte universales más emblemáticas de todos los tiempos.
La de Resistencia “es una historia de amor de la gente con la escultura que tiene más de 60 años”, contó a la agencia española de noticias EFE José Eidman, presidente de la Fundación Urunday, organizadora de la Bienal Internacional de Esculturas de Resistencia, que promovió el trabajoso empeño de instalar un David chaqueño en el Domo del Centenario de esa ciudad.
Este amor comenzó por una iniciativa, la de los fundadores del Fogón de los Arrieros, el más célebre de los espacios culturales de Resistencia, quienes décadas atrás decidieron instalar obras de arte en las calles para “embellecer los espacios públicos”.
Esa tradición se replica hoy en el aporte permanente de obras, que tras las bienales internacionales de escultura a cielo abierto, como la que se celebrará del 13 al 21 de julio próximos, pasan a conformar el patrimonio de Resistencia.
¿Cómo se hizo?
“Ese sueño que parecía un poco imposible empezó a gestarse en el 2020”, manifestó Eidman a EFE. De hecho, un David propio fue el desvelo del prestigioso escultor chaqueño Fabriciano Gómez (1944-2021), impulsor del primer concurso nacional de esculturas a cielo abierto de la ciudad y miembro original de la Fundación Urunday.
“Fabriciano soñaba con que esta ciudad, reconocida y respetada en el mundo del arte y la cultura, tuviera enclavado en su espacio público una de las obras que consideraba de las más importantes del mundo del arte”, destacó.
En el marco de los festejos por el Centenario de la Independencia de Argentina (1910), llegó al país un calco de primera colada (réplica directa del original) del David, que hoy se preserva en el Museo de Calcos y Escultura Comparada Ernesto de la Cárcova, en Buenos Aires.
“Había un desafío enorme por delante: poder hacer a partir de ese calco, considerado de primera colada, una reproducción para traer a Resistencia”, afirmó.
La Universidad Nacional de las Artes, de la que depende el museo, no autorizaba el empleo de una técnica tradicional, dado que implicaba aplicar materiales y peso sobre la obra. Por ello, el desafío central consistía en encontrar una técnica no invasiva.
Fue así que tras una investigación encontraron un equipo que maneja tecnología de alta precisión tridimensional. “Lo primero que dijimos fue sí”, manifestó la escultora Gisela Kraisman quien, junto con Denise Di Federico, concretó la obra. “Sabíamos que lo podíamos hacer, pero no lo habíamos hecho nunca. Creíamos que era posible, pero tenía que venir la oportunidad”, planteó.
Tras obtener los permisos, se efectuó el escaneo digital de alta definición, luego del cual confeccionaron los moldes: “Así se obtuvo el gemelo digital del David de Miguel Ángel, y a partir de ese gemelo pudimos tomar los moldes; el paso siguiente fue imprimirlo”, detalló la artista.
“Hicimos una colada tradicional dentro de los moldes impresos en 3D”, comentó sobre ese paso en el que emplearon resinas náuticas, fibras y carbonato de calcio. “Son materiales que endurecen y lucen como una piedra, pero pesan tres veces menos y resisten a la intemperie”, destacó.
Luego fueron 158 taceles (fragmentos de la réplica) que debieron encastrar sobre un esqueleto metálico calculado por ingenieros de la Universidad Nacional del Nordeste: “El proceso de confección demandó unos cinco meses, fue muy intenso; le dedicamos 24/7, nuestra alma, nuestro amor y nuestro cuerpo”, contó finalmente Denise Di Federico.