El infectólogo Eduardo López, asesor del gobierno nacional en la lucha contra el coronavirus, consideró que “diciembre es un mes de seguridad” para la vuelta del fútbol argentino, sin descartar que pueda concretarse algunas semanas antes siempre que baje la intensidad de los contagios en el país.
López, uno de los integrantes del grupo de sanitaristas que asesora a Alberto Fernández y también a Horacio Rodríguez Larreta, señaló que para estar más seguros en las canchas “las temperaturas deberían rondar los 27 grados” para que el coronavirus no tenga capacidad de transmisión. “Creo que ese escenario hasta diciembre no va a estar, por eso diciembre me parece un mes de seguridad. Para la vuelta del fútbol, el coronavirus tiene que ser un virus de contagio ocasional, disminuir la cantidad de casos a un ritmo menor al uno por ciento diario”, explicó a Télam.
La proyección del especia-lista pone seriamente en riesgo los planes de AFA, que suspendió la temporada 2019-20, pero reservó el derecho a que los ascensos de todas las categorías se produzcan en la cancha. Además, la dirigencia guardó la expectativa de jugar un torneo relámpago, con formato adaptable al tiempo disponible de disputa, y también la Copa Argentina para definir dos plazas a la Copa Libertadores 2021 y mitigar las consecuencias de la crisis económica que atraviesan los clubes.
El infectólogo descartó además el regreso a los entrenamientos, algo que algunos clubes pretenden suceda en mayo. “Si el virus no tiene una franca caída no se puede comenzar a planificar nada. Hoy no es viable que haya fútbol y, por el momento, tampoco entrenamientos como se lo expliqué a (Sergio) Marchi en una conversación reciente”, aclaró.
López alertó sobre “cinco puntos clave que producen agrupamientos importantes de personas” en los deportes de conjunto como el fútbol, el rugby, el hockey sobre césped o el básquet.
“El primero son los vestuarios, donde se juntan entre 20 y 30 personas y en muchas canchas del fútbol argentino son espacios reducidos en los que no podría respetarse el distanciamiento social. El segundo son los baños, con el mismo concepto que el anterior. Tercero están los lugares para dar las charlas técnicas, que suelen ser cerrados y concentran personas muy juntas; cuarto los comedores y por último los micros para el desplazamiento de delegaciones”, alertó.
En cuanto al uso de barbijos, como se analiza en Europa, López es escéptico. “El tema de las máscaras, como se está planteando en Inglaterra, no lo veo. Primero hay que analizar muy bien cómo funciona el filtro de silicona. Recién ahí se podrá saber si sirve para un entrenamiento o para un partido. Tener cubierta la nariz y la boca con una mascarilla (de neoprene) hay que pensarlo muy bien. Creo que su eventual implementación llevará como mínimo dos meses”, concluyó.
En cuanto al regreso del público, López no es tan optimista. “Es posible que cambien algunas conductas, por ejemplo, que se intente respetar un mayor distanciamiento social en los estadios, lo que obligaría a colocar asientos en todos los sectores y limitar espacios. También que el público utilice barbijos, especialmente en invierno, como sucede en Europa, Japón o China, donde casi es una rutina.