La noticia de la venta de un histórico inmueble de la ciudad de Rosario sacudió el mercado inmobiliario y se volvió rápidamente mediática a principios del mes de agosto. Se trata de la propiedad donde funciona el tradicional bar Pasaporte, en la esquina Maipú y Urquiza, en uno de los rincones más “europeos” de la ciudad. Según publicó el portal Punto Biz, la operación se cerró en tiempo récord y al cabo de unos días la propiedad fue reservada por el nuevo dueño.
“El inmueble se vendió a un grupo inversor que integran tres empresarios de la ciudad”, dijeron al portal Punto Biz fuentes de la operación. Ahora, resta saber qué ocurrirá con la continuidad del mítico bar rosarino ya que la venta no implica el cierre del comercio.
“Somos dueños del fondo de comercio y a fin de año la idea es renovar el contrato con el propietario del inmueble. Confiamos en que la venta no supone el cierre de Pasaporte y que los nuevos dueños van a querer que continuemos. Pero lo cierto es que el futuro del bar todavía no está definido y dependen de las intenciones que tenga el grupo inversor”, explicó medio Luca Bonilla, al frente de Pasaporte.
Todo indica que la propuesta gastronómica continuará -de mínima- hasta finales de 2025, cuando expira el presente vínculo. Sin embargo, la última palabra la tendrá el flamante propietario del histórico edificio del bajo rosarino.
En el “rincón de París en pleno Rosario”, con su calle empedrada y en bajante, frente al palacio de la Aduana, el bar Pasaporte ocupa la privilegiada esquina desde 1986.
En agosto pasado, la inmobiliaria Uno Propiedades salió a ofrecer el inmueble en su portal compraventa a un valor de u$s190.000 y el aviso duró lo que un suspiro. Lejos de pensarse fuera del negocio, los actuales inquilinos que detentan el fondo de comercio, incluso deslizaron la posibilidad de comprar la propiedad, algo que finalmente no ocurrió.
El local comercial tiene 70 años de antigüedad y 88 metros cuadrados, es patrimonio histórico y cultural de la ciudad, y conserva su fachada original desde entonces. Cabe destacar que como el edificio está bajo protección urbanística, y que en la planta superior del bar hay viviendas, es de esperar que el espacio siga siendo utilizado con fines comerciales.
La familia Bonilla tomó la administración del Pasaporte Bar a partir de 2015, después de estar al frente durante décadas del clásico boliche Luna, de Tucumán y San Martín.
En aquel entonces, los dueños del fondo de comercio cambiaron la propuesta musical, gastronómica y de coctelería, y suelen ser muy activos en las redes sociales para atraer nueva clientela.