El jefe de Gabinete de Brasil, general retirado Luiz Eduardo Ramos, confesó que recibió la vacuna contra el coronavirus «escondido» del presidente Jair Bolsonaro para no irritar al mandatario, mientras la tensión siguió creciendo este miércoles por las críticas del oficialismo a la vacuna china mayoritaria en el país y a la negativa estatal a importar la rusa Sputnik V, como pedían gobernadores opositores.
«Me di la vacuna escondido, tenía otra orientación. Como cualquier ser humano, quiero vivir», dijo Ramos y agregó: «Si la ciencia me dice que debo darme la vacuna, ¿quién sería yo para oponerme? Estoy involucrado personalmente intentando convencer a nuestro Presidente. No podemos perder al Presidente para el virus. Su vida corre riesgo, tiene 65 años.»
El jefe de Gabinete de Bolsonaro hizo esta confesión en la misma reunión del Consejo de Salud transmitida en vivo en la que el ministro de Economía, Paulo Guedes, profundizó los cuestionamientos oficiales sobre la vacuna más administrada hasta ahora en el país -CoronaVac, del laboratorio chino Sinovac- y retomó una agresión diplomática que hizo famosa el ex Gobierno de Donald Trump: llamó «virus chino» al coronavirus.
Pero fue la confesión de Ramos, amigo de Bolsonaro, la que más impacto causó.
El jefe de Gabinete contó que le ocultó al Presidente su vacunación -que realizó de manera legal dentro del plan nacional de inmunización- luego que éste declarara en al menos dos oportunidades que no pretendía vacunarse ahora y que iba a ser el «último de la fila».
El mandatario tuvo Covid-19 a mediados de 2020 y en ese momento defendió el uso de remedios desaconsejados por la ciencia como el antipalúdico cloroquina en lugar de las vacunas que ya había en el mercado.
La noticia golpea una vez más una gestión presidencial de la pandemia que cada vez suma más frentes de combate.
Este miércoles, el coordinador del comité científico del Consorcio Nordeste, que nuclea a los estados de esa región gobernados por la oposición y que reclaman el ingreso de la vacuna Sputnik V para enfrentar la crisis, atacó la decisión de esta semana del ente regulador Anvisa de prohibir la importación de este inoculante ruso.
El exministro de Ciencia y Tecnología Sergio Machado Rezende sostuvo que la negativa de Anvisa a autorizar la Sputnik V fue una decisión «política» y que los argumentos técnicos utilizados fueron «sorprendentes y absurdos», según publicó el sitio de noticias UOL.
A esto se suma la constante campaña desde un sector del Gobierno de Bolsonaro para desprestigiar a China, a quien ve como un rival externo, y con ella, a su vacuna Sinovac, pese a ser la más administrada en el país.
Guedes, quien cambió a parte de su gabinete técnico luego de la aprobación del presupuesto con ajustes en salud, educación y medio ambiente, afirmó en una reunión en la que no sabía que lo grababan que el coronavirus fue «inventado» en China, principal socio comercial de Brasil desde 2009.
Guedes también acusó a China de fabricar vacunas contra el coronavirus de baja calidad.
«Los chinos inventaron el virus y su vacuna es menos efectiva que la estadounidense», sostuvo Guedes durante una reunión del Consejo de Salud Complementaria.
«Los estadounidenses tienen 100 años de inversión en investigación y los tipos dicen: ‘¿cuál es el virus? ¿es éste? De acuerdo, decodifícalo’. Ahí tienes la vacuna de Pfizer, es mejor que las otras», agregó.
Como ocurrió durante toda la pandemia, la embajada china en Brasilia reaccionó para repudiar a Guedes, tal como lo hizo en el pasado con los hijos de Bolsonaro o el excanciller Ernesto Araújo.
«Hasta el momento, China es el principal proveedor de las vacunas y los insumos de Brasil, que responden por el 95% de lo que recibe Brasil y son suficientes para cubrir el 60% de los grupos prioritarios en la fase de emergencia», respondió el embajador chino en Brasilia, Yang Wanming.
Estas trabas y cuestionamientos a la campaña de vacunación se enmarcan, sin embargo, en una crisis política más amplia.
Tanto Bolsonaro como su Gabinete se encuentran bajo investigación de una comisión del Senado que tiene 90 días para apuntar los responsables de la crisis sanitaria y de la vacuna en Brasil.
Con Brasil encaminado a superar esta semana los 400.000 muertos por coronavirus, el Gobierno se encuentra en medio de un escándalo por la apertura de esa investigación parlamentaria.
El relator de la comisión, Renan Calheiros, del Movimiento de la Democracia Brasileña (MDB) y un aliado programático del líder opositor Luiz Inácio Lula da SIlva, dijo que «hay culpables que deben ser responsabilizados».
«Los delitos contra la humanidad son imprescriptibles», dijo Calheiros, sin citar directamente a Bolsonaro, en la comisión instalada ayer, en la cual la oposición tiene mayoría y que ya convocó a los cuatro ministros de Salud del bolsonarismo para declarar a partir del martes.
Calheiros citó los casos del exdictador chileno Augusto Pinochet, uno de los ejemplos políticos que reivindica el ministro Guedes, y del exlíder serbio Slobodan Milosevic, condenado por genocidio.