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«El Jugador»: poder, droga y soledad

El actor Pablo Rago y el realizador Dan Gueller presentaron en Rosario el film, basado en la novela de Dostoievski, que también protagonizan Alejandro Awada y Guadalupe Docampo. El estreno en salas comerciales está previsto para el jueves 17.

En el marco de un año en el que el cine argentino está mostrando presencia en las salas comerciales y obteniendo el apoyo del público (fueron éxito de taquilla El ciudadano ilustre y Gilda. No me arrepiento de este amor), en la jornada de ayer, el realizador Dan Gueller y el actor Pablo Rago pasaron por Rosario para presentar su nuevo film, El Jugador. La película, basada en la novela homónima de Fiódor Dostoievski, tendrá su estreno el jueves 17 en las principales salas de cine locales.

Los protagonistas de esta historia son Alejandro Reynoso, interpretado por Alejandro Awada, y Sergio Palma, en la piel de Pablo Rago. Los acompañan Belén, interpretada por Guadalupe Docampo, y Paulina Palma, que recayó en Lali González.

Reynoso es un apostador retirado que trabaja para un acaudalado empresario de la carne, que viaja a Mar del Plata para entregar una considerable suma de dinero a los nietos de su jefe. Quien recibirá el dinero será Paulina, una joven que, utilizando la fascinación que genera en Reynoso, lo convence para que apueste por ella en la ruleta. Pero la joven no está sola: la acompaña su hermano Sergio, quien también odia el negocio familiar y no duda en engañar a Alejandro para usar la plata de la familia para sus propios fines.

“La película es austera, va al pié y tiene buena elección de actores”, aseguró Pablo Rago a El Ciudadano al tiempo que confesó que la verdadera razón por la que decidió participar de este proyecto “fue conocer a Dan”.

“Él trabaja de abogado; en cine tiene una cabeza de 17 años. Me gusta sumarme a esos proyectos porque son como darle el primer beso a una chica, ella se acuerda para siempre”, agregó Rago orgulloso.

A la hora de describir a Sergio Palma, la criatura que le tocó construir, Rago lanzó: “Es un boludo”. Y explicó: “Es uno de esos zarpados que saben que se van a mandar el moco de su vida y se lo mandan. Un pibe que tiene todo, que va a hacer una inversión para su abuelo y termina comprando merca a la noche para poder venderla al día siguiente”.

El film habla de “gente que está enferma de poder, de juego, de droga y de soledad”, resumió.

El Jugador es el primer largometraje de Dan Gueller, un abogado especializado en Civil y Comercial, que se enamoró del cine. Comenzó dirigiendo y produciendo cortometrajes y llegó a su primer largometraje fascinado con la novela de Dostoievski: “En 1998, a los 18 años, leí por primera vez El Jugador. En dos días ya me lo había devorado”, relató el director y reproduce la gacetilla que anuncia el arribo del film. “Las desventuras de Alexei Ivanovich me resultaron únicas y llenas de ritmo”, agregó.

Trece años pasaron de aquella primera lectura hasta que Gueller se reencontró con la novela: “Terminé Derecho, empecé una carrera de cine, hice dos cortometrajes y escribí dos guiones para largometrajes; una noche desvelado me acorde de «esa» novela. La busqué en la biblioteca y no la encontré. Al día siguiente, a dos cuadras de Tribunales, la compré en una mesa de saldos. La releí y marque algunas partes. Me volvió a hacer reír, pero por sobre todo, me hizo pensar en la motivación del personaje: ¿para qué apuesta Alexei Ivanovich si en realidad no le importa el dinero? ¿Sólo lo hace por el amor de Polina?”.

Entre los condimentos de la novela que, atrajeron al realizador, se cuenta que si bien en 1866 Dostoievski ya era un autor reconocido, tenía serios problemas de dinero y sus acreedores vivían presionándolo. A fin de motivarlo, su editor le prometió un adelanto si le entregaba una nueva novela. El resultado fue El Jugador. “Gracias a esta novela, Dostoievski pudo liberarse de sus deudas. Actualmente continúo trabajando de abogado. Todos los días, corbata y tribunales. Esta película es una forma de liberación que me permite trabajar de lo que realmente disfruto”, expresó el director.

En la rueda de prensa de ayer, Gueller hizo hincapié en la adaptación, y confesó que en un primer momento había sido mucho más fiel a la novela original. “Después eliminé varios personajes y fui incluyendo lo que más me gusta del cine: lo policial, y aggiornando, porque más allá de ser una obra que tiene mucho ritmo, tiene 180 años. Con la productora seguimos trayéndolo más acá y a Mar del Plata, que de por sí tiene una historia. En definitiva, hay una pequeña «falta de respeto» al libro”, detalló.

Si bien del libro fueron modificadas las referencias históricas y sociales, se mantuvo “la relación con las clases ascendentes, esa cuestión de querer pertenecer. Todas las sociedades tienen quienes quieren ascender sin importar ni cómo ni porqué, perdiendo el medio para llegar al objetivo. Eso pasa en la película y se van dando los tumbos. Porque tarde o temprano, pagan”, completó.

Respecto de la estética elegida, el director contó que el código fue el del policial negro. “Me gusta mucho Jean-Pierre Melville, que tiene una película que se llama Bob el jugador. Después, con el grupo, hablamos mucho del cine de los hermanos Coen, sus primeras películas; ese humor no tan de gag sino de personajes que terminan siendo graciosos por lo que les pasa. Después, Scorsese y Tarantino, ambos me gustan mucho”, concluyó.

El cine de hoy es resultado de las políticas de ayer

Respecto de la cantidad y calidad de películas argentinas que en los últimos meses se ven copando las salas de cine de todo el país, el actor Pablo Rago aseguró: “El cine de hoy es el resultado de las políticas que tuvo el gobierno anterior. Hubo un gran apoyo desde el gobierno. Desde Kirchner, que se juntó a hablar con muchos actores a ver qué necesitaban en adelante. La ley del Actor hacía 70 años que la estaban pidiendo”, dijo y con tintes irónicos agregó: “Eso lo hizo de demagogia para que los actores vayan después a hablar bien de él. ¡Buenísimo! Porque lo hizo y ojalá se sostenga. Los que vivimos el 2001 no vamos a querer que pase lo contrario, por eso hay que educar a nuestros hijos para que el país sea mejor”.

“Me encanta saber qué por año tengo una película argentina al mes para ver”, lanzó Gueller, para quien ir al cine es un viaje que se acentúa con la identificación que genera la producción nacional. “Espero que cada vez más se le de un lugar al guionista, el guión es la semilla, el origen, y creo que tenemos buenos técnicos, actores, productores y es momento de prestarle atención al guión”, opinó finalmente.

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