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El kirchnerismo frena en el Congreso al proyecto de algunos gobernadores para suspender las Paso

En el entorno de Cristina y Máximo Kirchner consideran que la suspensión de las Paso, que impulsan los gobernadores del norte, sería muy difícil de instrumentar en la provincia de Buenos Aires. Solo el gobierno nacional podría destrabar el proyecto del diputado tucumano Pablo Yedlin

El kirchnerismo, que en el Senado comanda la vicepresidenta Cristina Kirchner y en la Cámara de Diputados lidera su hijo Máximo Kirchner sigue bajándole el pulgar al proyecto de los gobernadores del Norte Grande para suspender las Primarias Abiertas, Simultáneas y Obligatorias (Paso) este año, y de esa forma logra poner bajo llave la posibilidad de que trate, al menos por ahora.

Solamente el gobierno nacional podría destrabar ese cerrojo y desenfundar el proyecto que el 11 de diciembre pasado presentó el diputado tucumano Pablo Yedlin, a instancias de su jefe político, el gobernador Juan Manzur.

Fue parte de una avanzada que Manzur protagonizó junto al gobernador de Chaco, Jorge Capitanich, y otros ocho gobernadores del Norte Grande -incluyendo a los radicales Gerardo Morales y Gustavo Valdés- con el objetivo de ejercer presión sobre el Poder Ejecutivo nacional. Al principio, el gobierno dejó correr la propuesta para ver cómo era tomada por la sociedad y los distintos actores políticos. Los gobernadores encontraron en el titular de la Cámara de Diputados, Sergio Massa, un interlocutor privilegiado para impulsar sus intereses. Sin embargo, la iniciativa no ganó volumen sino que por el contrario, acumuló rechazos. Y el tigrense se despegó.

Lo más determinante para que se desinflara la jugada fue la postura del kirchnerismo, el sector oficialista que por lejos mayor cantidad de legisladores posee en el Frente de Todos, y que goza de poder de veto. Pese al pacto de silencio hacia afuera, el grupo que rodea a Máximo Kirchner le hizo saber a Massa que no le interesaba suprimir la instancia de primarias que siempre fue reivindicada como una conquista y un legado democrático del gobierno de Cristina Kirchner. La ley 26.571 de «democratización de la Representación Política, la Transparencia y la Equidad electoral» cumple este año una década desde su estreno.

Por otra parte, en la provincia de Buenos Aires, donde el kirchnerismo puro gobierna de la mano de Axel Kicillof y tiene un peso decisivo no sólo electoral sino también en la interna oficialista, la suspensión de las primarias no traería ninguno de los beneficios que se invocan para defender la iniciativa, vinculado a la cuestión sanitaria y el ahorro económico en un año de crisis por la pandemia de coronavirus.

Esto es así porque aún en ese supuesto, 13 millones de bonaerenses deberán igualmente acudir en agosto a las urnas ya que se trata de una provincia que celebra Paso, a diferencia de otros distritos del interior del país que van directamente a las generales de octubre. Si Kicillof quisiera suprimir las Paso bonaerenses en consonancia con la decisión nacional debería aprobar una reforma en la Legislatura provincial, donde el oficialismo no cuenta con mayorías propias.

En tercer lugar, La Cámpora necesita las Paso para dirimir candidaturas en la puja con el PJ tradicional. La idea de la agrupación de Máximo Kirchner es ir copando el peronismo bonaerense con hombres y mujeres propios, en una suerte de trasvasamiento generacional, relegando a los mismos caudillos que gobiernan en los distritos del conurbano hace décadas.

El operativo para consagrar a Máximo Kirchner como jefe del PJ bonaerense, opera en este mismo sentido de «camporizar» al peronismo, y es por eso que la jugada es vista con recelo por muchos intendentes del PJ, por más que no se animen a expresarlo abiertamente.

El gobierno nacional sintió la presión anti-Paso de los gobernadores días atrás en la reunión que el presidente mantuvo en la ciudad de Chilecito, la Rioja. De ese cónclave salió la decisión de firmar el decreto para incluir la ley de «Emergencia Sanitaria y Calendario Electoral 2021» en el temario de sesiones extraordinarias. Fue más un gesto simbólico que otra cosa, un jueguito para la tribuna, en esa lógica tan albertista de buscar equilibrios en su alianza de gobierno.

Pese a habilitar la discusión parlamentaria, les avisó a los mandatarios provinciales que el Poder Ejecutivo no podrá en cuerpo para impulsar la suspensión de las Paso y que si querían tener éxito tendrían que conseguir ellos mismos los votos. La ilusión les duró poco. Los gobernadores no tienen los números en el Congreso, ni de cerca. El propio Yedlin reconoció que no hay consenso suficiente para tratar el proyecto durante este verano en extraordinarias.

En el massismo se toman el tema con tranquilidad. El líder del Frente Renovador tomó una prudencial distancia de los intereses en juego (de los gobernadores en suspender las Paso y del kirchnerismo en mantenerlas) y espera que el Poder Ejecutivo sea el que marque el camino a seguir. Si el gobierno no mueve fichas, él tampoco lo hará. El giro a comisiones del proyecto depende exclusivamente de él.

También hay otras dos propuestas de reforma electoral que podrían tener trámite en Diputados: la iniciativa de Carla Carrizo (UCR) para imponer la boleta única de papel y modificar la fecha de las Paso; y la del lavagnista Alejandro «Topo» Rodríguez, quien también propone utilizar la boleta única de papel pero sin primarias para este año.

Es probable que la discusión se traslade para más adelante, cuando comience el año parlamentario 2021. Quizás en el segundo trimestre del año esté un poco más claro si la anunciada «segunda ola» es una realidad, que desaconsejaría la posibilidad de someter a la población a una jornada cívica presencial (las Paso).

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