Los ocupantes de un auto dispararon al menos 15 veces este martes por la noche contra el edificio del Complejo Penitenciario de Rosario, en bulevar 27 de Febrero 7899, a la par que dejaron un mensaje escrito a mano en un papel que hace alusión a un presunto “verdugueo” a las internas de la Cárcel de Mujeres N°5. El cartel repite los nombres y apellidos de conocidos cabecillas de organizaciones de la zona sur, cuyas identidades fueron replicadas a finales de agosto y principios de este mes cuando dos mujeres repartieron panfletos por cuatro instituciones municipales y provinciales. En esa oportunidad y como una especie de respuesta, uno de esos edificios fue baleado y dejaron un escrito desligando responsabilidades hacia el reconocido pesado de la zona sur Ariel “Guille” Cantero y sus laderos.
El nuevo ataque -el edificio ya había sido baleado el pasado 22 de mayo- se concretó alrededor de las 21 de este martes y los primeros testimonios recolectados por los uniformados dieron cuenta de que los ocupantes de un Peugeot 208 blanco habían sido los agresores contra el edificio penitenciario de 27 de Febrero al 7800, en el extremo oeste de la ciudad. Después de gatillar, escaparon por Calle 1706 hacia el sur. En el lugar quedaron 15 vainas servidas, impactos en un auto estacionado y en la fachada del complejo, pero sin heridos.
A juzgar por el rudimentario texto manuscrito que dejaron frente a lo que también se conoce como Order (Oficina de Recepción de Detenidos de Rosario), en el que los apresados esperan la audiencia de imputación en la Justicia provincial, el motivo de la balacera es un conflicto carcelario entre detenidas y detenidos, con mención explícita a apellidos reiterados en crónicas policiales.
Está dirigido a “las delegadas de los pabellones”, y advierte: “Si se siguen prestando con Rene y los Funes que hacen verduguear a las pibas presas le vamos a empezar a la familia a las que se sigan emprestando a hacer eso”. La apurada gramática no impide deducir el sentido. Como refuerzo de la amenaza, el escrito cierra con un: “Primero y último aviso! Saben que no jodemos”.
En un primer momento intervino personal de la comisaría 32ª, de la Unidad Regional II del departamento Rosario, y luego las medidas fueron llevadas a cabo por los pesquisas del Gabinete de Criminalística y de la Agencia de Investigación Criminal (AIC) bajo las órdenes del fiscal en turno de la Unidad de Balaceras.
El ida y vuelta de los aprietes
No es la primera vez que agresores usan un escrito para enviar un mensaje de advertencia con referencia directa a pesados del hampa local que están purgando condenas pero que siguen sindicados como cabecillas de gavillas, cada vez más atomizadas y violentas, que se disputan los territorios para el narcomenudeo. El último antecedente fue una secuencia que duró entre el 31 de agosto y el 4 de septiembre pasado.
Así entre el 31 de agosto y el 2 de septiembre dos mujeres en moto se encargaron de desparramar 21 notas intimidantes para los fiscales Pablo Socca y Matías Edery en el Centro Municipal del Distrito Sur, de Uriburu y Buenos Aires; en el Hospital de Niños Zona Norte y el Policlínico Pami II, de barrio Arroyito, y en la sede de la Agencia de Investigación Criminal, de Lamadrid al 500.
“Fiscal Socca, Matías Edery, hacen meter presos y hacen causa a la gente que René Ungaro, Los Funes y Los Riquelme le apuntan para arreglar las condenas, abreviados y estadías en pabellones comunes”, decía una de las hojas dejada en la sede de la AIC.
Otro de los mensajes que dejaron en el Distrito Sur en una pancarta decía: “Fiscal Socca, dejá de vender humo con gente de que Fran Riquelme te apunta. Y el otro fiscal, Matías Edery, para hacer meter presos y hacer causas a la gente que René Ungaro, Los Funes y Los Riquelme apuntan para arreglar las condenas, abreviados y estar en pabellones comunes”. Allí además apedrearon los ventanales del edificio público. Por esta causa quedó imputado por intimidación pública Juan Manuel C., de 26 años, ya que su huella estaba en uno de los volantes.
Las agresiones continuaron y escalaron en violencia el domingo 4 de septiembre por la madrugada, cuando atacantes balearon el frente del Distrito y también dejaron una nota que decía: “Guille Cantero, controlá a tus gatos. Matías César “Pino”, Los Picudos, los que están batiendo la cana. Atte: La mafia”. Así el edificio municipal fue usado como una especie de canal entre las facciones de las dos bandas con más peso en la ciudad: la de Alvarado y la de Los Monos.
Los nombrados
René Ungaro purga condena a 11 años por el asesinato del ex jefe de la barra leprosa Roberto «Pimpi» Caminos y a 12 años por organizar el narcotráfico junto con los hermanos Alan y Lautaro «Lamparita» Funes en los barrios Tablada y el Fonavi del Parque del Mercado. Además, en la Justicia provincial René fue penado con 7 años de prisión por liderar una asociación ilícita, donde también figuran los hermanos Funes, dedicada a delitos que van desde balaceras, amenazas hasta usurpaciones en la zona sur.
En tanto, Francisco «Fran» Riquelme está imputado por la tentativa de homicidio contra Mariana Ortigala, hermana del principal testigo que declaró contra Esteban Lindor Alvarado y está sindicado por liderar desde la cárcel una gavilla dedicada a balaceras y homicidios para disputarle el territorio para la venta de drogas al menudeo de barrio Ludueña al grupo de Mauro Gerez, ladero de Los Monos.
La otra facción nombrada es la de Ariel «Guille» Cantero, de 33 años, quien purga ocho condenas del fuero federal y provincial por homicidio, amenazas y organizador del tráfico de drogas y es el máximo referente de Los Monos.
El otro nombre mencionado fue el de Los Picudos, una gavilla que mantiene en jaque a los habitantes de los barrios Molino Blanco, Parque Regional Sur y un sector de Villa Gobernador Gálvez. Algunos de sus referentes están sospechados por la Fiscalía como los autores de la balacera que dejó malherido el 27 de mayo al policía Gabriel Sanabria en Arijón al 400 y de la ejecución de Ángel Ocampo, perpetrada 1el 28 de mayo pasado en pleno centro: Dorrego y Tucumán.