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El Luna Park: una fiesta nazi, boxeadores y estrellas de rock

Ringo Bonavena, Carlos Monzón, Nicolino Locche, el Mono Gatica, Locomotora Castro. Siguen los nombres. Sui Generis se despidió allí y varias veces Charly García volvió a cantar. Joaquín Sabina, Joan Manuel Serrat, Frank Sinatra. El casamiento de Maradona fue allí; también el velorio de Gardel

 

Por Alejandro Duchini (@aleduchini)

 

“¡Heil Hitler!”, saludaba la multitud que colmó el Luna Park el 10 de abril de 1938. Eran las 10 de la mañana. En Berlín, Adolf Hitler acababa de emitir su voto. En diferentes países (Palestina, Rumania, Costa Rica y hasta Uruguay, entre otros) ciudadanos alemanes residentes también votaban. En Argentina no se permitió oficialmente, aunque alrededor de 25 mil alemanes lo hicieron de manera simbólica en escuelas y clubes de su comunidad. Pero la mayor muestra de apoyo a Hitler fue en Corrientes y Bouchard, en el centro de Buenos Aires. Algunos dicen que entre los que ingresaron y los que quedaron afuera se sumaron veinte mil personas. “Fue la celebración nazi más grande que jamás se haya realizado fuera de Alemania. Y ocurrió en el Luna Park”.

La historia la cuentan los periodistas Guido Carelli Lynch y Juan Manuel Bordón en su detallado Luna Park – El estadio del pueblo. El ring del poder. Librazo que recuerda que los hechos culturales más importantes de la historia moderna de Argentina pasaron por el Luna Park. Casamientos, velorios, shows nacionales e internacionales, deportes. Pero sobre todo boxeo. ¿Se puede contar al boxeo argentino sin hablar del Luna Park?

Ringo Bonavena, Carlos Monzón, Nicolino Locche, el Mono Gatica, Locomotora Castro. Siguen los nombres. Sui Generis se despidió allí y varias veces Charly García volvió a cantar. Joaquín Sabina, Joan Manuel Serrat, Frank Sinatra. La fiesta de casamiento de Diego Maradona fue allí; también el velorio de Carlos Gardel.

El Luna, como se lo conoce a secas, perdió el fulgor de otros tiempos. Hay otro escenario en la misma Ciudad de Buenos Aires que, con más avances tecnológicos, le hace sombra. Arena. Hasta se duda de su futuro. Mientras algunos vaticinan obras de mejora, otros dicen que es cuestión de tiempo para que se convierta en emprendimiento inmobiliario.

Más allá de ese destino, cuando se refiera a la historia del Luna, habrá que agregar que el 22 de mayo de 2024 un presidente, Javier Milei, reivindicó a la extrema derecha con fanáticos que colmaron sus instalaciones para escucharlo presentar un libro y dar, luego, un show “inédito para nuestro país”, como anunció su vocero, Manuel Adorni. Rock, Milei cantando cual estrella musical y ruido; sobre todo ruido. Acorde a estos tiempos.

El presidente de la Nación, ex jugador de inferiores de Chacarita y San Lorenzo, viene embaladísimo. Horas antes de su presentación en el Luna Park se subió a otro ring y generó un problema diplomático con España. Lejos de disculparse, arremetió contra su presidente, Pedro Sánchez. No le importan los tonos. Puede agraviar y no se arrepiente. Alguna vez minimizó a los chicos down. Justamente, la semana próxima habrá una protesta nacional del ámbito de la discapacidad contra un proyecto que apunta a desregular los aranceles. Será en la Quinta de Olivos.

Ahora Milei se ubica a sí mismo entre los cinco líderes mundiales. En estas horas, su imagen es tapa de la revista Time. Mientras la pobreza en Argentina supera al 50 por ciento de la población y la desocupación se torna imparable y cada vez más gente duerme en las calles, él dice representar a la nueva política. Pero los que están a su alrededor son los mismos que pasaron por otros gobiernos. Con resultados nefastos.

Cuando se hizo aquella fiesta nazi del 38, el bajo porteño parecía zona de guerra. Policías y gendarmes rodeaban el lugar. “El Luna y sus alrededores estaban literalmente blindados”, nos recuerdan Carelly Lynch y Bordón. Y aclaran: “Semejante operativo, sin embargo, no pretendía vigilar a los alemanes sino protegerlos”.

Hubo pedidos previos de partidos políticos y hasta de la Federación Universitaria Argentina (FUA) para que se suspenda el encuentro. Pero fueron desoídos. Es más, prohibieron la realización de un acto de desagravio a los nazis en Plaza San Martín. El motivo fue la falta de policías: estaban en el Luna.

Entre fanáticos con banderas y vestimentas nazis, estuvieron el gobernador de la Provincia de Buenos Aires Manuel Fresco y su ministro de Gobierno, Roberto Noble, fundador del diario Clarín. Hubo “parafernalia de organizaciones como la juventud hitleriana, veteranos de la Gran Guerra y oficiales de las SA”, nos cuentan los autores. El inicio formal del acto le correspondió al encargado de negocios de Alemania Otto Meynen. “¡Heil Hitler!”, saludó. Y la multitud rugió. Después se escuchó el Himno Nacional argentino, entonado por fanáticos con el brazo extendido a la manera nazi.

En esa jornada hubo represión, pero contra los anti nazis que protestaban en Plaza San Martín y que también cantaban el Himno argentino. Dicen que al menos cien personas resultaron heridas. Los incidentes continuaron en diferentes puntos del centro de Buenos Aires, sobre todo en lugares de referencia alemana. Oficialmente hubo dos muertos.

En el Luna Park, donde se respiraba Hitler, en cambio, siguieron como si nada.

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