Alberto Fernández ordenó los temas de su discurso a través de un hilo conductor que se convirtió en la primera promesa de campaña: “Superar el muro del rencor y del odio entre los argentinos”. Garantizar el funcionamiento de la justicia sin intervención política, el redireccionamiento de fondos de la Agencia Federal de Inteligencia (AFI), y la redistribución en el reparto de pauta publicitaria, fueron algunos de los temas con los que el presidente electo buscará establecer reglas iniciales que marquen el inicio de una nueva era.
Si las malas decisiones y los pésimos resultados en términos económicos dejaron a Cambiemos a kilómetros de distancia de la promesa de pobreza cero, más lejos aún quedó la premisa inicial de unir a los argentinos. Macri no supo, no quiso o no pudo lidiar con cuestiones que intensificaron las diferencias y profundizaron el odio entre quienes conciben la realidad de diferentes maneras.
No de casualidad Fernández hizo hincapié en tres ejes que el macrismo capitalizó para, lejos de tender puentes, termine por ensanchar la distancia entre unos y otros. El presidente electo estableció una tríada de reglas iniciales y claras con las que pretende deconstruir el estigma del odio y el rencor entre argentinos que comparten una misma mesa, la misma vereda o el mismo ambiente laboral.
Justicia
Las prisiones preventivas se convirtieron en una práctica ratificada y reivindicada durante el macrismo, que en todos los casos recayó sobre dirigentes políticos opositores. Con este antecedente, una de las premisas iniciales de Fernández fue clara: “Nunca más a una justicia que es utilizada para saldar discusiones políticas, ni a una política que judicializa los disensos para eliminar al adversario de turno”.
En ese sentido, realizó un análisis en carácter de abogado, pero con destellos de docencia para dejar en claro donde radica la importancia de respetar las garantías constitucionales. “Cuando se presupone la culpabilidad de una persona sin condena judicial se está violentando no sólo la Constitución, sino los principios más elementales del Estado de Derecho”, destacó Fernández.
Intervención de la AFI
Otro de los anuncios relacionados a hechos que permanecen frescos en la historia argentina, corresponde al carácter que cobrará la Agencia Federal de Inteligencia (AFI). Tanto en la última administración kirchnerista como en la era Cambiemos, el manejo sobre este sistema de información estratégica del Estado despertó polémicas y cuestionamientos.
Durante el último tiempo la AFI estuvo vinculada a casos de espionaje ilegal e invasión a la privacidad de figuras públicas manipuladas a criterio del poder de turno. Salir de esa lógica es menester para el líder del Frente de Todos que muestra su intención de desarticular el organismo cada vez que se lo consulta.
“Como paso inmediato, dispondré la derogación del decreto 656 del 2016, que significó consagrar el secreto para el empleo de los fondos reservados por parte de los agentes de inteligencia del Estado”, manifestó durante el discurso ante el Congreso. Pero el flamante presidente decidió ir más allá y agregó que los fondos no sólo dejarán de ser secretos “sino que serán reasignados para financiar el presupuesto del Plan contra el Hambre en la Argentina”.
La pauta oficial
Sobre el epílogo llegó una breve y contundente mención a otro de los temas que generó odios y rencores durante los últimos años. La distribución de la pauta oficial expuso simpatías y devolución de favores entre el poder de turno y medios que resultaron más o menos favorecidos con la asignación de recursos económicos.
A sabiendas de esta situación, y entendiendo que se trata de otro de los temas que despierta malestares, Fernández deslizó otro de los anuncios que busca saldar viejas deudas. En primer lugar dejó en claro que no habrá pautas para financiar programas individuales de periodistas, mientras que por otro lado informó acerca del nuevo carácter que tendrá la asignación de fondos públicos.
Como nueva modalidad, dejó en claro que priorizará contenidos educativos en lugar de propaganda estatal. “Vamos a invertir el presupuesto de la publicidad oficial para publicar avisos en los medios que serán herramientas pedagógicas, que nos ayuden a mejorar el rendimiento educativo de nuestros jóvenes en todo el país”, explicó sobre el filo de su discurso de asunción.
Nueva era
Está claro que el desafío principal de Alberto Fernández radica en reprogramar los compromisos de deuda y reactivar la economía interna. Incluso entre sus prioridades inmediatas ya anunció el Plan contra el Hambre en la Argentina. Pero la promesa, quizás más fácil de anunciar y más difícil de cumplir estuvo en la idea de terminar con lo que la corporación mediática denominó la grieta.
El armado del frente opositor a Cambiemos tuvo éxito a partir de una construcción amplia y abarcativa, que saldó diferencias internas con el liderazgo de Fernández. Con ese mismo criterio, el actual presidente buscará trasladar el trabajo de la unidad peronista a la unidad de los argentinos.
El llamado a saltar el muro del odio y del rencor está encarnado en los tres ejes que repasó durante su discurso y que aún significan estigmas para la sociedad argentina. Ponerle punto final a la judicialización de la política, redireccionar fondos de la AFI para nuevas prioridades y el nuevo criterio para la pauta oficial son los gestos con los que el nuevo presidente intentará acotar diferencias y apelar a mayores consensos entre argentinos y argentinas.