Por Hernani Natale / Télam
Charly García presentó este lunes en el porteño teatro Gran Rex su espectáculo “La torre de Tesla”, una suerte de segunda función del show ofrecido en febrero pasado en el teatro Coliseo, en un concierto de características similares, aunque con algunas leves variantes en el repertorio y en el desempeño de la banda que permitieron una versión mejorada respecto a esa primera entrega.
En tal sentido, García mostró un soberbio repertorio con el rescate de algunas joyas de su catálogo y una performance personal, y a nivel grupal, menos prolija pero más suelta que la mostrada en febrero, con lo que el concierto ganó en intensidad y sorpresa, un terreno en el que el artista del bigote bicolor se mueve con comodidad.
Incluso, el músico pareció mucho más comunicativo y con algunas muestras de su particular chispa, lo cual también derivó en una gran interacción con la devoción del público que colmó el teatro y celebró cada canción y cada movimiento del protagonista.
Además del rescate de clásicos de su repertorio, la noche contó con otra gran sorpresa que fue la presencia del legendario Billy Bond, su gran mentor en los inicios de su carrera, como invitado especial, quien rompió un silencio de décadas de los escenarios porteños para interpretar junto a García la casi incunable “Loco, no te sobra una moneda”.
Entre los temas que formaron parte del listado de canciones se destacaron los ya infaltables “Cerca de la revolución”, “Fanky”, “Rezo por vos”, “Me siento mucho mejor”, “Demoliendo hoteles”, “Los dinosaurios” y “Pecado mortal”; y el rescate de joyas como “No soy un extraño”, “Reloj de plastilina”, “Fax U”, “Promesas sobre el bidet”, “Yendo de la cama al living” e “Instituciones”, composición de Sui Generis y única pieza que no forma parte de su etapa solista.
También echó mano a algunas canciones de Random, su último disco, como “La máquina de ser feliz”, “Otro”, “Rivalidad” y “Lluvia”, las cuales ya fueron incorporadas por el público como clásicos de Charly; y temas del “maldito” registro “Kill Gil”, como “King Kong”, “In the city that never sleeps” y “No importa”, las únicas que paradójicamente no son tan reconocidas por la gente.
García volvió a estar acompañado por el tecladista Fabián El Zorrito Quintiero; la corista Rosario Ortega; y los chilenos Toño Silva, en batería; Carlos González, en bajo; y Kuige Hayashida, en guitarra, quien se destacó a nivel solista con varios solos y pareciera ser el más beneficiado con la mayor libertad que encontró la banda en este concierto.
En este contexto, Charly se animó a tocar un poco más respecto al concierto ofrecido en febrero, con lo que aparecieron algunas pinceladas de su virtuosismo, y se permitió exigir su voz un poco más a la hora de cantar, lo que lejos de ser un problema, ofreció mayor emotividad en varias interpretaciones.
El concierto también repitió la puesta de su anterior edición, con una torre de energía en el centro del escenario y una pantalla que reproducía videoclips de canciones; imágenes de algunos clásicos del cine, como la primera versión de King Kong y Los productores o Toro salvaje de Martin Scorsese; recuerdos de los diferentes escándalos públicos protagonizados por Charly o, simplemente, rayos que simulaban ser capturados por la torre en cuestión.
“Bienvenidos a la torre de Tesla”, se escuchó decir a García cuando pasadas las 20.50 se abrió el telón, al ritmo de los primeros compases de “Soy un extraño”, en la primera gran emoción de la noche.
A medida que se sucedían los temas, con el sonido que se iba afianzando, la banda fue ganando en confianza, al igual que Charly, quien se animó a bromear con frases como “decían que estaba acabado, que ya no podía componer más”, antes de cantar. “La máquina de ser feliz”, al preguntar “¿Adónde querés que vaya?” cuando alguien del público dijo “Vamos Charly” o proponer “rompan todo”, en un velado homenaje al invitado sorpresa de la noche.
En medio de un público que manifestó su devoción en cada nota y con el respaldo de uno de los mejores catálogos de la música popular argentina, el genial artista decidió tomar algunos riesgos y así aparecieron inspiradas interpretaciones, sobre todo, en “Yendo de la cama al living”, la funkeada “Rivalidad”, “Reloj de plastilina”, “Instituciones”, “Asesíname”, “Promesas sobre el bidet”, “Los dinosaurios” y una brillante “No importa”.
Sí, tras poco más de una hora y media de show, el “Loco no te sobra una moneda”, con el regreso de Billy Bond a los escenarios, apareció como un momento culminante, “Pecado mortal” fue la gran frutilla del postre de una noche en donde el equilibrio, o mejor dicho, el pleno control entre el equilibrio y el caos dejaron aflorar al mejor Charly de los últimos años.