En una semifinal de Champions League, el rosarino volvió a demostrar que aparece cuando tiene que aparecer. Justo él, al que le recordaban que todavía no había podido convertir en esta instancia. Justo él, que cada vez que juega contra el Madrid en el Bernabeu se viste de héroe, eclipsa a cuanta figura le pongan al lado (¿jugó Cristiano Ronaldo?) y hace delirar a los amantes del buen fútbol.
Messi hizo un gol y un golazo. Es que quizás pensó que con el 1 a 0 no era suficiente para encarar el partido de vuelta en el Nou Camp. Por eso, cuando la posesión de balón marcaba 81 por ciento para los catalanes, la Pulga agarró el útil a unos 30 metros del arco de Iker Casillas y dejó a tres rivales en el camino para definir cruzado y ¿definir la serie?
Sólo Messi puede hacer estas cosas. Mucho se había hablado antes de este encuentro. Los jugadores españoles peleados entre ellos por la rivalidad, José Mourinho y Pep Guardiola se tiraron con munición gruesa en la conferencia previa. ¿Y Messi que dijo? Messi habló en la cancha.
El partido era malo, las llegadas no abundaban y Messi tampoco había tenido una actuación descollante. Pero bastó un par de pinceladas del mejor de todos para que los que estaban en la cancha le sacaran foto (sí, los hinchas de Real Madrid le sacaron fotos después del segundo gol) y los que lo miraban por la televisión aplaudieran de manera espontánea.
Seguramente los detractores del rosarino algo encontrarán para restarle mérito. Alguna excusa, algún mal pase, que no gritó muy fuerte los goles o que simuló alguna falta. Lo cierto es que las tapas de los diarios del mundo tendrán su foto festejando y los admiradores verán las imágenes del partido de ayer una y mil veces, aunque también podrían esperar al partido del próximo martes, donde seguramente Lionel Messi hará deleitar al mundo con otra genialidad. Porque es el mejor de todos, sin rivales, sin vueltas. Sin discusiones.