El meningococo es una de las causas más importantes de meningitis bacteriana y sepsis en niños y adolescentes jóvenes. Es responsable de un número estimado de 1,2 millones de casos y 135.000 muertes anuales en el mundo. En la Argentina, según cifras del Ministerio de Salud de la Nación, se registraron 762 casos de la enfermedad en el año 2009 y 1041 en el 2008. De estos, aproximadamente 300 casos por año son por meningococo.
La enfermedad meningocócica puede comprometer a personas de todas las edades, sin embargo los más afectados son los niños menores de 5 años, particularmente los que todavía no llegaron al año de vida, los adolescentes y adultos jóvenes. El cuadro comienza generalmente en forma brusca con fiebre, escalofríos, dolor de cabeza y manchas en la piel, conocidas como petequias, que son características se esta enfermedad. Suele evolucionar en forma fulminante: el enfermo se descompensa en pocas horas presentando hemorragias, shock y coma.
La mortalidad de la enfermedad invasiva es muy alta, aun con tratamiento adecuado entre el 10% y el 20% de los pacientes fallecen y hasta un 15% de los que sobreviven tienen secuelas graves (convulsiones, sordera, insuficiencia renal).
Se conocen muchos serogrupos diferentes de meningococo, cinco de ellos causan más del 90% de los casos de enfermedad invasiva en el mundo: A, B, C, W135 e Y. La distribución mundial de los serogrupos es heterogénea y variable: en América Latina por ejemplo predominan los casos por los grupos B y C. En la Argentina el serogrupo más prevalente es el B, sin embargo en los últimos años se ha detectado un incremento importante en el número de casos por el grupo W135 aumentando del 27% en el 2008 al 43% en el 2009.
Si bien la enfermedad suele ocurrir en personas previamente sanas, existen algunas condiciones que predisponen a un mayor riesgo de infección meningocócica como por ejemplo, el hábito de fumar y la exposición pasiva al humo de cigarrillo, compartir utensilios de comida, las infecciones respiratorias como la gripe, las enfermedades que generan inmunodeficiencia, la asplenia o ausencia del bazo. También algunas conductas sociales pueden aumentar el riesgo como la convivencia en comunidades cerradas, por ejemplo guarderías, colegios, luniversidades en las cuales los estudiantes comparten dormitorios con sus compañeros, instituciones militares o la participación en eventos de concurrencia masiva.
La vacunación es el método más efectivo para prevenir la enfermedad por meningococo. La ciencia ha avanzado en el desarrollo de nuevas vacunas contra esta bacteria, que han demostrado tener un rol fundamental en el control de este mal. Se han desarrollado vacunas conjugadas cuadrivalentes contra los grupos A, C, Y y W135 que ayudarán a asegurar una protección más amplia en todas las edades. También hay una contra el meningococo del grupo B.