Dos de los hermanos verduleros imputados en la saga de homicidios de barrio Parque irán a rueda de personas la semana próxima y será otro de los imputados en la causa quien deberá reconocerlos. Así lo indicaron ayer fuentes judiciales, tras aclarar que el motivo de la medida judicial no se puede revelar ya que la causa está bajo secreto de sumario. El menor de los Santoro negó las acusaciones en su contra y luego se abstuvo de responder preguntas, indicaron los voceros. La rueda de reconocimiento está prevista para el martes a las 9.30 y estará conformada por Cristian, actualmente en libertad por falta de mérito, y Gustavo, detenido el lunes por orden de la jueza de Instrucción de la 5ª Nominación, María Luisa Pérez Vara.
La sorpresiva detención de Gustavo Santoro se debió a nuevas pruebas recolectadas en la causa, que los voceros atribuyen a un testimonio que implicó al menor de los cuatro hermanos. Hasta el momento, era el mayor de ellos –Martín– el único detenido con procesamiento firme por los homicidios de Concepción Lavore (asesinada en su casa de Suipacha al 2100, en febrero del año pasado), Susana García de Giménez (el 27 de mayo de 2010 en Riobamba al 3000) y José Savini (en la localidad de Zavalla, durante el mes de mayo, también del año pasado).
El testimonio en cuestión se le atribuye a otro de los imputados en la causa. Se trata de Pablo R., quien quedó implicado en los crímenes por escuchas telefónicas y fue detenido el 1° de marzo pasado por un hecho de robo calificado del cual hace poco quedó desvinculado por falta de mérito. Desde entonces continúa preso e imputado de homicidio y encubrimiento de los tres crímenes.
Su abogado defensor, Germán Mahieu, dijo ayer que su cliente está injustamente detenido desde marzo cuando fue arrestado por un hecho de robo del que fue desvinculado por falta de mérito y enfatizó que su situación procesal por los crímenes de barrio Parque sigue sin resolverse.
En su descargo, Pablo R. dijo que había tomado contacto “con dos personas” que le habían contado cómo se habían llevado a cabo los homicidios y a raíz de eso dio aviso ala Policía, que le pidió que actuara como un “agente encubierto”. Mahieu explicó que en la primera indagatoria su cliente había negado cualquier tipo de vínculo con los hechos porque tuvo “miedo” de quedar involucrado, pero en el mes de junio amplió su declaración y dio a conocer a la jueza su presunta función secreta.
Por su parte, el abogado de la familia Santoro, Rafael Tamous, adelantó ayer a El Ciudadano que va a pedir que se impugne la resolución judicial que ordena la rueda de reconocimiento basándose en la condición de “informante policial” que aduce Pablo R. Además dejó trascender que las fotografías de sus clientes fueron expuestas en distintos medios de comunicación por la trascendencia mediática que tomó la causa, situación que enturbia los fines de una rueda de personas.
Las primeras detenciones realizadas en el marco de la saga de homicidios fue la de tres hermanos verduleros, el 5 de junio de 2010, en una vivienda de barrio Parque. El mayor de ellos, Martín, fue desde un primer momento el más comprometido y, durante una ampliación indagatoria, involucró en los crímenes a varias personas, entre ellas a Matías M. y José M., procesados por encubrimiento agravado.
El cuerpo sin vida de Concepción Lavore, de 73 años, fue hallado el 19 de febrero del año pasado en su domicilio de Suipacha 2124. Había sido asfixiada con una bolsa en la cabeza unos diez días antes del hallazgo del cadáver. El 27 de mayo siguiente encontraron estrangulada a Susana García de Giménez, de 75, en su casa de Riobamba 3036, ambas en barrio Parque. Y el 13 de ese mes, en Dorrego 2338 de Zavalla, fue hallado el cadáver de José Ramón Savini, de 74.
En los tres asesinatos se investigó el robo como móvil y fueron parte de los objetos sustraídos en las casas de las víctimas los que aparecieron en los domicilios de los imputados, lo que unificó las causas, ya que hubo más homicidios de ancianos en barrio Parque que no se pudieron vincular con esta saga. Entre ellos se encuentran los asesinatos de María Inés Gómez, de 78 años, hallada sin vida en su casa de pasaje Coffin 3033 el 20 de enero de 2009; el de Alfredo Ciro Nasurdi, también de 78, asesinado a puñaladas en su casa de Moreno al 2100, y el de de Olga Osello, de 88, muerta en su casa de Viamonte la 1500 el 2 de junio del año pasado.