El Museo Metropolitano de Nueva York anunció un nuevo plan para supervisar el origen de sus obras de arte, en medio de un mayor escrutinio de las autoridades y un aumento en las devoluciones de antigüedades expoliadas de sus países de origen.
El Met agregará un equipo de cuatro personas para analizar el origen de las obras y reforzará ese trabajo en el caso de aquellas que provengan de marchantes de arte que fueron investigados, confirmó el director de la institución, Max Hollein, .
El museo también formó un comité de 18 comisarios, conservadores y técnicos para revisar sus políticas y prácticas en cuestiones de origen.
De esta manera, el Met busca garantizar que las obras de arte en su colección sean adquiridas y exhibidas de manera ética y responsable, y evitar la adquisición de antigüedades robadas o saqueadas.
Según Hollein, la fiscalización afectará a “varios cientos” de piezas, la mayoría de las cuales llegaron a la colección entre 1970 y 1990, en un periodo de gran crecimiento en el museo en el que “había menos información disponible y menos escrutinio” sobre su origen.
El Met cuenta con una de las colecciones más amplias del mundo, con 1,5 millones de obras que abarcan 5.000 años de Historia. En los últimos años devolvió antigüedades que habían sido saqueadas de Egipto, Grecia, Italia, Nepal, Nigeria o Turquía, tras investigaciones de las autoridades.
En ese sentido, la justicia de Nueva York devolvió este martes a China dos esculturas funerarias en piedra del siglo VII valoradas en 3,5 millones de dólares, objeto de tráfico internacional e incautadas en el Met.
Desde hace más de dos años una vasta campaña de restitución de antigüedades robadas en unos 20 países, que aterrizaron en museos y galerías de la megalópolis, entre ellos el prestigio Met y sus ricos coleccionistas y donantes.
“Al Met le incumbe examinar más intensa y proactivamente ciertas áreas de la colección e incrementar los recursos que dedicamos a este trabajo crucial”, señaló en la nota el directo.
El prestigioso museo neoyorquino busca posicionarse al frente de las discusiones sobre la “propiedad cultural” y prevé reunir a activistas y “generadores de opinión” sobre ese tema, dentro y fuera del museo, con informes, alianzas y actividades, apuntó Hollein.