Esta semana el gobierno nacional amplió los rubros exceptuados del aislamiento obligatorio y habilitó las ventas a comercios minoristas bajo la modalidad de delivery, un rubro cuya demanda creció a la par de la extensión de la cuarentena. En este contexto, trabajadores de las aplicaciones de reparto Rappi, Pedidos Ya y Glovo hicieron este miércoles un paro del servicio bajo la consigna #YoNoReparto. En Rosario la concentración tuvo lugar en la plaza San Martín, de Dorrego y Santa Fe, y se replicó en otras ciudades y países. A nivel local, los y las trabajadores denunciaron que desde que comenzó la pandemia las empresas no les proveen los materiales de higiene necesarios, como alcohol en gel. A eso se suma que pese al aumento de la demanda en un 20 por ciento, siguen cobrando lo mismo que hace dos años atrás. Desde el ministerio de Trabajo advirtieron que estas plataformas virtuales no presentaron el protocolo exigido por provincia y nación para estar exceptuadas, por lo que no estarían habilitadas a funcionar. El problema es que ninguna tiene lugar físico para controlar o clausurar.
“Hoy en Santa Fe no puede haber ninguna actividad económica sin la presentación de protocolos obligatorios. No tenemos constancia de que estas empresas los hayan presentado por lo cual no pueden funcionar ¿pero a dónde envío los inspectores para clausurarlas si no tienen domicilio en la ciudad?”, cuestionó el ministro de Trabajo, Roberto Sukerman, en declaraciones radiales a LT8.
Y agregó: «Es un reclamo que venimos haciendo desde el Concejo municipal donde estas empresas tienen que ser autorizadas por el municipio para tener un responsable físico a quien se pueda citar. Virtualmente vamos a tener que notificarles que no pueden funcionar”.
El reclamo
Desde hace meses cadetes de aplicaciones de delivery reclaman por la precarización laboral que padecen. En el contexto de pandemia por coronavirus la situación se complejizó ya que el rubro fue uno de los pocos en los cuales creció la demanda. Sin embargo, no se tradujo en mejores condiciones laborales.
“Venimos cobrando prácticamente lo mismo hace dos años, a pesar de la inflación, y la devaluación, y no hemos tenido ningún tipo de protección e higiene para afrontar esta situación nueva que es la pandemia”, dijo Lucas, trabajador de Rappi, quien forma parte de la Asociación de Trabajadores de Reparto (ATR), en diálogo con la radio online Futuröck.
A la falta de actualización de salarios, se suma la falta de entrega de elementos de higiene y seguridad para trabajar en medio de la pandemia.
“Nos dieron sólo un par de guantes y un barbijo. Ni siquiera alcohol en gel. Estamos expuestos todo el día. Por cada pedido que entregamos, necesitamos higienizarnos y la empresa no se hace responsable. También estamos expuestos a la inseguridad diaria por robos. Hicimos una manifestación pidiendo seguridad y la Policía nos echó y no nos permitió reclamar”, contó otro trabajador a LT8.
Desde el sindicato de cadetes insisten con la necesidad de regularizar las aplicaciones, pero ante la posibilidad de nuclearse bajo algún tipo de estructura sindical, el trabajador respondió: “No queremos tener sindicato porque nos va a cortar la cierta libertad que tenemos. Somos autónomos y no queremos depender de otras reglas ya que los sindicatos tienen otros ideales”.
Sin habilitación
El debate sobre la regularización de plataformas de cadeterías estuvo presente en el Concejo y desde el año pasado una serie de proyectos buscan garantizar las condiciones laborales de trabajadores. Algunos hablan de sumarlos a la actual normativa de cadetería y otros van por una ordenanza especial.
“Desde el ministerio de Trabajo de la Nación elaboraron estatutos que hablaban de una relación laboral entre las empresas y los repartidores y les daba un piso de garantía de derechos a los trabajadores. En la actual coyuntura hubo un crecimiento de este tipo de trabajo porque se tiene que trasladar la mercadería y no las personas. Hoy no están en crisis, pero las ganancias se las llevan las empresas y muchas ni siquiera tributan en el país, al tiempo que precarizan a trabajadores con condiciones de seguridad y remuneración pagándoles menos de lo que deberían”, señaló Sukerman.
Y apeló a la organización de trabajadores. “Hay algún punto de contradicción en el discurso porque reclaman mejores condiciones laborales pero hablan de una independencia que no existe. Sería bueno hablar con ellos para explicarles sus derechos y que entiendan que sí son empleados de esas empresas, porque de lo contrario asumen el discurso de los empleadores que hoy los están explotando. No tienen por qué tomar un sindicato existente, sino que también pueden crear uno nuevo. De manera colectiva se fortalece el reclamo”, opinó.