Mudos, incómodos y quietos. La fragilidad económica de muchos –casi todos– y la coraza del debutante que recubre a Mauricio Macri congelan, por ahora, una reacción unívoca de los gobernadores del PJ, refugio territorial del peronismo lejos del todopoder, frente a la ristra de “decretazos” que el presidente enlazó desde que asumió.
Veloz, con manual peronista, Macri trasmitió que ejercerá el poder sin pudor ni amabilidades. El peronismo, que gruñía contra “las formas” de Cristina de Kirchner, saludó el asado en Olivos como un episodio político casi mágico. Pero la luna de miel duró unas horas: Macri la degolló con el lapicerazo macrista con que nombró, a lo César, a Horacio Rosatti y Carlos Rosenkrantz como cortesanos.
El jueves, Macri agregó tres fojas al expediente de un PJ en alerta: Emilio Monzó se sentó sobre la notificación de Marcos Cleri como miembro del Consejo de la Magistratura, adormeció a la par de Gabriela Michetti la designación de Ricardo Echegaray en la AGN e intervino la Afsca, organismo creado por Congreso para ser árbitro y ejecutor de la ley de medios.
Simpatías
Ni Cleri ni Echegaray ni, menos aún, Martín Sabbatella son un imán de simpatías entre los peronistas institucionales pero la ofensiva macrista opera como un abracadabra y unifica a la diversidad PJ. La maniobra primero malquistó a los senadores con Federico Pinedo, en el instante que construía identidad como interlocutor confiable, y ahora a los diputados con Monzó –que hace una semana no le atiende el teléfono a Héctor Recalde– y fue, en este tiempo, la ventanilla para gobernadores y jefes partidarios de todo tipo y color.
El Macri que se perfiló con la cautelar para que Cristina de Kirchner dejara el poder el 9 de diciembre a la medianoche y que se vio en toda su dimensión con los cortesanos a dedo, la liquidación de la Afsca y el bloqueo a designaciones como las de Cleri –apenas una rotación, porque ocupa el lugar de Anabel Fernández Sagasti, que fue al Senado– borra de la superficie los atisbos de peronismo amable y deja sin argumento ni campo de acción a figuras como Juan Manuel Urtubey, el gobernador de Salta, que se recortaba en el cielo peronista como un renovador elegante y republicanista.
Elogios
Urtubey fue, de hecho, el cacique más elogioso con Macri por el almuerzo en Olivos y cuerpeó para sentarse en la conferencia como el rostro del nuevo peronismo. A los dos días, su hermano senador objetó el decreto de la Corte y luego se licuaron los halagos.
Con sus medidas –a las que algunos, en el PJ, suman lo ocurrido con Cresta Roja– el presidente clausura, o dificulta al extremo, el esfuerzo de cualquier peronista para ser Macri friendly.
Pablo Kosiner, diputado top de Urtubey, uno de los que bajaron a la asamblea legislativa de Macri a contramano de lo que decidió el bloque, cuestionó la intervención de la Afsca.
“Es un retroceso en los derechos comunicacionales”, dijo el salteño y pareció ampliar la foto de familia del peronismo opositor. Kosiner quería ir al Consejo de la Magistratura en lugar de Fernández Sagasti.
Antagonista, el presidente no deja lugar a grises porque, sobre todo, derrumbó el relato del republicanismo y la gobernabilidad que abrazó el PJ elegante. El éxito de Macri se puede medir en dos hechos: el alineamiento que Miguel Ángel Pichetto logró en el bloque del Senado y la descompresión de la tirantez en la bancada de diputados, que crujió cuando Cristina impuso a Recalde en desmedro de José Luis Gioja.
Tras aquellos chispazos, el bloque opera on line, e incluso Kosiner interviene del grupo de abogados que se armó –donde Eduardo Wado De Pedro interviene poco– para seguir y analizar las medidas del gobierno.
De ese scrum salió, con la coordinación del terceto que integran Recalde, el formoseño Luis Basterra y la bonaerense María Teresa García, un escrito con impugnaciones a Rosenkrantz y se empezó a bosquejar el argumento para elevar denuncias contra Monzó y Michetti por “incumplimiento de deberes de funcionario público” por no remitir las notificaciones sobre las designaciones de Cleri en la Magistratura y Echegeray en la AGN.
Judicialización
“La decisión del bloque es no judicializar la política pero lo que están haciendo es demasiado” dijeron, anoche, en el bloque del FpV. “Lo de Macri es peronismo salvaje” agregó, con algo de ironía, un referente del interior sobre el comportamiento del presidente.