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El Moncada argentino: a 50 años de la fuga de Rawson

La fuga del penal de máxima seguridad de Rawson sería el evento que desencadenaría la cadena de hechos que luego se conocerían como la Masacre de Trelew. Ilda Bonardi de Toschi, familiar de uno de los fusilados en el operativo represor, cuenta a El Ciudadano cómo se planeó la fuga, mientras Trelew se prepara para conmemorar los 50 años de los fusilamientos

La tarde del 16 de agosto de 1972, un grupo de presos políticos llevó adelante una auténtica hazaña: escapar del penal de máxima seguridad de Rawson. Los fugados eran militantes de diferentes organizaciones políticas armadas que planificaron la fuga durante meses, con la ayuda tanto de compañeros y camaradas desde afuera como desde adentro del penal. Sólo 6 de los 25 revolucionarios lograron subir a un avión que después aterrizaría en Chile, logrando con ello asestar un golpe que adelantaría la salida de la dictadura del general Alejandro Lanusse.. Los 19 restantes serían encarcelados y fusilados en los calabozos de la Base Almirante Zar. Sólo tres sobrevivieron para contar esta historia, que hoy se conoce como la Masacre de Trelew.

Si la toma del cuartel Moncada fue el puntapié inicial de la Revolución en Cuba, la fuga del penal de Rawson fue el principio del fin de la dictadura de Lanusse, que había iniciado con el golpe de Estado en 1966 con Juan Carlos Onganía como presidente de facto.

Ilda Bonardi de Toschi, viuda de Humberto Toschi, uno de los 16 fusilados en la Masacre, militaba en el Partido Revolucionario de los Trabajadores y era la única familiar que entraba frecuentemente en la cárcel, visitando a los presos políticos e introduciendo información, y muchas veces hasta incluso elementos a pedido de los detenidos.

Los funcionarios sociales y estudiantiles presos por la dictadura fueron objeto “de una disgregación”, cuenta Bonardi. “A muchísimos de los militantes y presos políticos, que eran del norte, los llevaron al sur a la cárcel de Rawson”, mientras que “a muchos del sur, digamos desde Buenos Aires hacia el sur, los llevaron al Chaco con el objeto muy claro de separarlos, de desvincularlos de sus familias, de sus abogados, de lo que tendrían que ser – tendrían que haber sido- jueces naturales”. El compañero y esposo de Ilda, Humberto Toschi, fue apresado en Córdoba en 1972 y es trasladado a la cárcel de Devoto, para después ser trasladado, junto con un importante contingente de compañeros militantes, al penal de Rawson.

Ilda Bonardi de Toschi, viuda de Humberto Toschi, una de los fusilados en Trelew en 1972
Revolucionario escape

“El primer objetivo de todo militante preso es recuperar la libertad para volver a la lucha”, dice Bonardi, “y eso fue lo que los compañeros y compañeras hicieron: inmediatamente empezar a planear una una fuga para recuperar esa esa libertad. Esa fuga fue planeada entre los compañeros del PRT, las Fuerzas Armadas Revolucionarias (FAR) y los presos Montoneros” y aclara: “No la organización Montoneros, los presos de Montoneros”.

La docente y militante califica de “revolucionaria” la organización llevada adelante por los internos. El variopinto origen partidario de los militantes resultó una virtud que unificó a los presos, quienes se desmarcaron de sus diferencias ideológicas y comenzaron a construir un meticuloso escape de la cárcel de mayor seguridad del sur del país, en una provincia sumamente militarizada.

“Ellos eligieron democráticamente los compañeros, cómo iban a ser los grupos de salida, quiénes tenían prioridad, quiénes convenía que salieran. Por experiencia de lucha, por experiencia política”. Bonardi recuerda que en esa época, la mayoría de “las cúpulas” de las organizaciones estaban presos. Los presos políticos conformaron tres grupos: uno donde estaban los dirigentes máximos de las organizaciones, un segundo grupo compuesto por 19 compañeros, y un tercer grupo que fue el que no alcanzó a salir de la cárcel.

Ilda Bonardi de Toschi: «La Masacre de Trelew fue el preámbulo de lo que se desarrollaría en el ’76»

Tras reconocer el terreno y relevar las dificultades operativas de una zona que contaba con una fuerte presencia militar, se convino que la mejor manera de concretar un plan de evasión era mediante el secuestro de un avión en el que serían trasladados los evadidos hacia Chile, donde pedirían refugio al Gobierno socialista de Salvador Allende.

En julio, la conducción de las organizaciones en Rawson había resuelto que la fuga no podía postergarse más, y confeccionaron una lista de quienes dejarían la cárcel primero en el caso de no poder concretar un escape masivo.

La fuga “en sí misma fue un éxito porque fue un golpe terrible a la dictadura militar. Es la que lo obligó a cambiar inmediatamente su estrategia” define Bonardi: “Los obligó a acelerar elecciones, fue un golpe tremendo. Obligó a cambiar la estrategia militar y política que tenía la dictadura en ese momento”.

“Yo me voy a vivir a Trelew” en los primeros días de abril de 1972, un mes después de ser trasladado a Rawson, “y permanezco allí hasta el 13 de agosto es decir dos días antes de la fuga”. La militante contó a este diario que llevó adelante tareas de logística: registro de horarios de aviones en el aeropuerto, movimientos de tropas, entre otras cuestiones operativas: “Chubut fue siempre una provincia muy militarizada. Está la base aeronaval, que tenía miles de personas ahí. Había movimientos constantes”. Para la ex docente, Comodoro Rivadavia contenía el centro de su poder en el petróleo y un entramado industrial textil muy importante. Un dato: “había muchas mujeres trabajando en la prostitución” ya que “la mayoría de la gente que iba a trabajar a Comodoro Rivadavia en esa época eran hombres, dijo Bonardi.

Maria Antonia Berger, Mariano Pujadas y Rubén Bonet, militantes guerrilleros que llevaron adelante la conferencia de prensa
La conferencia de prensa

La fuga planeaba sacar a 116 de los internos, con la entrada de autos y camiones, donde saldrían del penal hasta el Viejo Aeropuerto de Trelew, hoy Centro Cultural por la Memoria, para subirse a un avión que ya estaba secuestrado desde el inicio de su viaje en Comodoro Rivadavia y escapar a Chile, gobernado en aquel momento por Salvador Allende. Las fallas de comunicación abundaron y sólo 6 de los guerrilleros abordaron el avión.

“Los seis compañeros vuelan a Chile y el resto de los 19 compañeros queda en el aeropuerto viejo de Trelew” y hacen una conferencia de prensa “donde explican a la gente que estaba por tomar el avión, les explican porque están ahí y dicen algo muy importante”. Para Ilda Bonardi “esta fuga es uno de ejemplos más palpables de que pese a las diferencias que había entre organizaciones peronistas y no peronistas, la charla de formar un ejército popular se estaba dando y esta fuga era un ejemplo de esa urgencia de Unidad Popular y de unidad para la lucha”. 

Los militantes deponen las armas con la promesa de ser llevados nuevamente al penal por la Armada pero éstos no cumplen su promesa, y son llevados a la base Almirante Zar durante siete días, para ser fusilados y asesinados durante la madrugada del 22 de agosto.

Condenaron en Estados Unidos al fusilador de la Masacre de Trelew

«Trelew es esa fuga exitosa, es esa voluntad férrea de los compañeros militantes revolucionarios de conformar una unidad en la lucha y transformarse a un ejército popular liberador. Rubén Bonet por ejemplo habla de que van a luchar por la segunda y definitiva independencia, Mariano Pujadas habla de esto de la unidad”, recuerda Bonardi, y agrega que “Obviamente después viene el dolor, la tragedia, todas las lecturas políticas que podemos hacer como preámbulo del terrorismo de Estado posterior y demás, pero esta voluntad que los compañeros manifiestan en esa conferencia de prensa donde se los ve viva por última vez es los que nos permitió a los familiares, al colectivo de familiares, seguir juntos sin distinciones de ninguna clase, pero unidos para luchar por su reivindicación y lograr la definitiva justicia”.

“La masacre de Trelew es eso: unidad, lucha, solidaridad y este ejemplo de unidad, esta voluntad de unidad que manifiestan los compañeros en la conferencia de prensa que dan Rubén Bonet Mariano Pujadas y María Antonia Berger” cierra Bonardi.

Tras los fusilamientos en Almirante Zar, la ciudad de Trelew se levantó en protesta del operativo pidiendo por la aparición con vida de los sobrevivientes y el castigo a los responsables
Memoria viva en Trelew

Bonardi se encuentra en Trelew llevando adelante, junto con otros familiares de víctimas de la Masacre de 1972, diversos eventos, charlas y actos públicos que levantan la bandera no sólo de la memoria, la verdad y la justicia sino además reivindicando la historia de los guerrilleros presos en Rawson que soñaron con una patria socialista y que, pensando más en las similitudes que en sus diferencias políticas, llevaron adelante un escape que adelantaría la historia política de la utopía revolucionaria, el regreso de Juan Domingo Perón al país tras 18 años de exilio y proscripción, y la historia del genocidio que vendría con la Dictadura de 1976.

Los eventos se desarrollan a lo largo del mes en la localidad patagónica, con eventos y conversatorios públicos con familiares de víctimas, expresos políticos y testigos del último juicio contra represores que participaron de la Masacre, la presentación de la tercera edición de “La Patria Fusilada” de Paco Urondo con la presencia de Ángela Urondo, hija del autor, entre otros eventos, visitas a la cárcel de Rawson de donde se fugaron los militantes, entre otras actividades y expresiones gráficas, plásticas, teatrales y culturales. El acto central tendrá lugar el 22 de agosto, a las 11 de la mañana, mientras que el 23 de agosto se realizará un encuentro de la Red Federal de Archivos de la Memoria y la presentación de la colección de archivos desclasificados del Centro de Estudios Legales y Sociales (Cels), Madres y Abuelas de Plaza de Mayo, entre otras organizaciones de derechos humanos.

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