Con gremios movilizados hacia un acto, concentrados en las puertas de sus lugares de trabajo o con afiliados cumpliendo el cese de actividades en sus hogares, las distintas corrientes que se expresaron ayer coincidieron en marcar a Rosario como “capital del paro”. En el sector público –de la ciudad y de la provincia– “fue del 100 por ciento el acatamiento”, coincidieron el secretario general del Sindicato de Trabajadores Municipales, Antonio Ratner, y el ex diputado Marcelo Picardi, de UPCN Santa Fe. En tanto, en el sector privado y fabril y en transportes la estimación fue de un 90 por ciento, según evaluaron el titular de la UOM Rosario, Antonio Donello, y sus pares de Dragado y Balizamiento, Edgardo Arrieta; de Obras Sanitarias, Oscar Barrionuevo, y de Portuarios, Cesar Aybar.
Los gremios que acompañan en Rosario al triunvirato de la reunificada CGT nacional resolvieron no movilizar y convocaron a una conferencia de prensa en la sede de los metalúrgicos. Allí estuvieron dirigentes y delegados de más de medio centenar de sindicatos, entre ellos Suteryh (encargados de edificios), Seguros, Calzado, Soegspyla (estaciones de servicio), Uocra (construcción) y Ceramistas.
Otros dos gremios cegetistas que no participaron del acto en las peatonales (ver página 4) se movilizaron por su cuenta en un “paro activo”: la Federación Aceitera (Ftcioydara) convocó a sus afiliados a reunirse en cada lugar de trabajo para discutir en asamblea la medida de fuerza y sus reclamos, en tanto que el gremio de Recolectores de Residuos se concentró en una asamblea general en Presidente Perón y Circunvalación.
Mientras tanto, en el búnker cegetista montado en Buenos Aires y 3 de Febrero se hacía hincapié en que la medida de fuerza no era contra el gobierno sino contra su política económica: “El plan que están aplicando y que ya vimos en los 90 cómo terminó en 2001. El final lo conocen todos, y si el gobierno no lo quiere cambiar, la gente va a estar en la calle, con los dirigentes o sin ellos”, advirtió el metalúrgico Donelllo. “La sociedad no lo va a permitir porque ya lo vio –continuó–. El acatamiento es muy alto, la ciudad está parada. Los negocios grandes cerraron y algunos chicos atienden sinceramente porque son afines al gobierno, así son las leyes del juego”.
Por su parte Ratner advirtió: “En lugar de confrontar y seguir agudizando esta grieta que ellos mismos crearon, el gobierno debe abrir un canal de diálogo, buscar una salida entre todos al desempleo, al ajuste, a las importaciones, y defender la producción nacional”.
El reclamo de cambio de rumbo económico estuvo en boca de todos. “Esperemos que el gobierno entienda de esta medida y no haga oídos sordos”, pidió el secretario general del Sindicato del Seguro, Gustavo Méndez, quien denunció “aprietes de empresas, fundamentalmente del Estado”, que mandaron mensajes a trabajadores para que concurrieran a cumplir la jornada laboral. “Fue un apriete feo que no es necesario hacer”, lamentó.
También Arrieta, Picardi y Barrionuevo coincidieron en destacar el alto cumplimiento de la medida de fuerza en cada uno de sus sectores. Y el ceramista Juan Moreyra marcó que era total en su área, íntimamente ligada a la construcción y “una de las industrias que más delicadas se encuentran”, con despidos y suspensiones.
“Hay que sentarse en la mesa a dialogar en serio y empezar a cambiar algunas políticas de Estado que están llevando al desempleo, a la precarización laboral y a dejar afuera del circuito laboral a muchos trabajadores”, reclamó el portuario Aybar. “El movimiento obrero está dando un claro mensaje al gobierno nacional y no tenemos para nada una postura destituyente, golpista, como se quiere plantear”, sintetizó.