Elisa Bearzotti
Especial para El Ciudadano
En estos días, el presidente de la Reserva Federal de Estados Unidos, Jerome Powell, afirmó que, pese a algunas señales positivas, sigue existiendo una “incertidumbre significativa” sobre la recuperación de la economía estadounidense después de la pandemia de Covid-19. “Hasta que los consumidores no se sientan seguros de que el coronavirus ha sido derrotado, una recuperación total es poco probable”, advirtió el funcionario en su testimonio semestral ante el Senado.
Si ése es el pronóstico para el gran país del norte, cuesta poco imaginar que la situación en el nuestro no es muy alentadora. En abril el empleo registrado sufrió la mayor baja de los últimos 18 años (a pesar de las restricciones puestas por el gobierno). El Ministerio de Trabajo realiza periódicamente la Encuesta de Indicadores Laborales (EIL), la cual mostró en abril una baja del empleo registrado del 0,6%, un número que no se observaba desde 2002, tras la crisis institucional de fines de 2001 que terminó con la renuncia del presidente Fernando de la Rúa. En tanto, por rama de actividad sobresalieron las disminuciones del 21% en la construcción; 3,1% en la industria manufacturera y 2,9% en el sector del comercio, restaurantes y hoteles.
Por otra parte, la Universidad Argentina de la Empresa (Uade), presentó el Índice de Expectativas Industriales (IEI), un nuevo indicador, elaborado por su Instituto de Economía, que refleja las perspectivas de crecimiento o caída de la actividad industrial. El relevamiento realizado entre más de 500 industriales de diversos sectores, incluyendo pymes y grandes compañías, indica que 8 de cada 10 encuestados piensan que la cantidad de empleados va a bajar en el corto lapso.
En el mismo sentido, la Encuesta de Expectativas del Indec para el trimestre mayo a julio arrojó reducciones del plantel en 46,5% de las empresas que se concentran en la obra pública y en 44,2% de las que se dedican preponderantemente a la construcción privada.
En el comercio, las expectativas son igualmente deprimentes. Las ventas minoristas cayeron 50,8% en mayo, según un relevamiento de la Confederación Argentina de la Mediana Empresa (Came) realizado a 1.100 comercios entre el 1º y el 6 de junio. Se trata del tercer mes de fuerte declive dentro de una larga serie recesiva, y abarca la totalidad de las ventas, tanto las realizadas de modo presencial como electrónico. “Todos los rubros finalizaron en baja frente al menor consumo generalizado que provoca el declive en los ingresos, la menor circulación de gente en las calles, y la incertidumbre”, señaló un comunicado de la entidad. Incluso los tres sectores que fueron considerados “esenciales” desde el inicio de la cuarentena sufrieron una importante merma en sus ingresos: el rubro Farmacias registró una caída de ventas de 12,9%; Alimentos y Bebidas, de 14,8%, y Ferreterías, Materiales Eléctricos y de Construcción 35,5%.
Mientras tanto, la Confederación General del Trabajo (CGT) mantiene reuniones con el gobierno para definir medidas tendientes a reactivar la economía luego de la cuarentena, y también quiere afinar la puntería sobre los proyectos de ley para reglamentar el teletrabajo, un tema que comenzó a ser analizado en comisión por la Cámara de Diputados y que pasó casi desapercibido para los analistas pero que implica importantes cambios en el modo de empleabilidad y con un alcance sobre el movimiento de la economía aún no determinado.
Los sindicalistas de las centrales obreras buscan de esta manera aportar sugerencias para poner en marcha la industria, la construcción y el comercio, tres de los sectores más castigados por los efectos de la pandemia y, además, piden mayores precisiones sobre los cambios que se proyectan en el Programa de Asistencia de Emergencia al Trabajo y la Producción (ATP), ya que el gobierno estudia la posibilidad de convertir en un préstamo ese subsidio que se paga desde abril a las empresas en crisis y que cubre el 50% de los sueldos.
El difícil panorama de la economía argentina se plasma sobre un no menos complicado contexto sanitario, ya que la pandemia, lejos de aflojar agrava su condición, y algunas provincias y distritos tuvieron que volver atrás con la apertura gradual del aislamiento social obligatorio. Jujuy, Neuquén, Chaco, Chubut y distintas localidades del interior del país decidieron endurecer las medidas de control debido al aumento de casos en sus territorios, lo cual implicará que en algunos lugares habrá incluso menos libertades de las que rigen en el área metropolitana de Buenos Aires (Amba), donde se concentra el pico de contagios y fallecidos por la pandemia.
Esta vez parece que cada miembro del establishment político tendrá bien ganado el sueldo que le pagamos, ya que la crisis impacta sobre todos los aspectos del entramado social, desde la economía hasta el transporte, el turismo, la salud, la educación, el comercio, el entretenimiento, el deporte y un largo etcétera de sectores que verá sus ingresos derrumbados durante el segundo semestre del 2020. En ese sentido, las decisiones que se tomen hoy tendrán un impacto directo sobre el bienestar o malestar de la población en el corto y mediano plazo.
Nos espera un enorme desafío. Ojalá sepamos afrontarlo con nuestras mejores herramientas: la creatividad y la amplitud de miras, abonando la empatía y dejando de lado enconos y desvaríos varios, sabiendo que lo que está en juego es nada más ni nada menos que el presente y el futuro del hermoso país que habitamos.