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El mundo reza por Diego: hubo manifestaciones de apoyo en la clínica, en el Bosque y en el Parque

Diego Maradona salió airoso de la intervención quirúrgica que se le realizó por un hematoma subdural, y la noticia se festejó como si fuera otro gol del crack de Fiorito. Todos rezan por Diego. La angustia es inevitable. Cierran el puño con cada parte médico favorable. Y piden por una gambeta más

Diego Maradona salió airoso de la intervención quirúrgica que se le realizó por un hematoma subdural, y la noticia se festejó como si fuera otro gol del crack de Fiorito, como aquellos gritos contra los ingleses con las dos zurdas mágicas –la mano y el pie-, o como cualquier gol que haya anotado en Argentinos, Boca, Barcelona, Napoli, Sevilla, Newell’s (aquella presentación ante Emelec) o la Selección.

La comparación no es exagerada. Es que si bien Diego muchas veces caminó por la cornisa de la vida, la sensación de inmortalidad está instalada en el subconsciente futbolero y perderlo no está en los planes de nadie. Por eso los rezos, esos que muchas veces sólo están reservados a situaciones familiares graves, donde recurrir a lo divino trae alivio al cuerpo y la mente en un momento de gran angustia. Y Maradona, si bien muchas veces preferimos despreciarlo o cuestionarlo por sus actos, es alguien que cualquier futbolero considera suyo.

Diego es ese que salió a pelearle con sus botines a los ingleses para que la cicatriz de Malvinas duela menos. Es el héroe del tobillo hinchado que insultó a los italianos que silbaban el himno argentino en la final de Italia 90. Es el salvador que apareció para no dejarnos afuera del Mundial 94, aunque después la Fifa le cortara las piernas. Diego es Argentina. Ese que abre puertas a cualquier compatriota en los lugares más insólitos de mundo, sólo con nombrarlo. Es Dios en Nápoles, es la Copa del Mundo elevada al cielo en México, el día que los argentinos dejaron de “creerse” ser los mejores del mundo para ser –al menos por un rato- los mejores del mundo.

Diego continúa en terapia. Y mientras la angustia deja lugar a la novela interminable de su vida, con Dalma, Giannina, Jana, Diego Junior y Dieguito Armando participando de un culebrón digno de cualquier novela mexicana, los hinchas miran de reojo lo que sucede, desconfiando incluso de los partes médicos.

“La evolución de Diego cursa sin ningún tipo de complicación asociada a la cirugía, sin ningún tipo de déficit neurológico o secuela, cursa un excelente posoperatorio. Los parámetros de laboratorio incluso mejoraron. Los doctores de la terapia que lo controlan mejoraron la anemia que él tenía y estabilizaron ese aspecto también”, explicó Leopoldo Luque, neurocirujano y médico personal de Maradona.

“Está cursando un posoperatorio y los estados de ánimo son difíciles de evaluar. Sin embargo, cuando hoy le retirábamos el drenaje él se reía, me miraba, me agarraba la mano, y la primera impresión es favorable, pero es difícil de evaluar”, agregó.

“Estamos controlándolo, en total sintonía con los médicos de la terapia intensiva, que son los encargados de Diego en este momento. La intervención no tuvo ningún tipo de complicación y cursa de modo favorable. Diego está bien, con analgesia, estamos tratando de que se recupere progresivamente. Viene respondiendo muy bien”, concluyó Luque.

Diego no está sólo. Los hinchas hacen vigilia en la clínica de Olivos donde está internado. Otros rezan por él en silencia, sin que nadie se entere, salvo el corazón futbolero interno que pide hacer lo imposible para que no se vaya. En La Plata los hinchas del lobo se movilizaron con banderas; los de Boca hicieron lo propio en el sanatorio; y en el Parque Independencia un puñado de leprosos –en representación de miles- colgaron unos trapos de apoyo.

También hubo mensajes del mundo del fútbol. “Diego, toda la fuerza del mundo. Mi familia y yo te queremos ver bien lo antes posible. ¡Un abrazo de corazón!», escribió Lionel Messi en Instagram y posteó una foto junto a Maradona en los años en los que fue el entrenador de la Selección. Diego Schwartzman ganó en París y quedó a un paso del Masters, pero al firmar en la cámara se olvidó del tenis y le mandó un mensaje al Diez: “Fuerza Diego”, escribió el Peque.

Todos rezan por Diego. La angustia es inevitable. Cierran el puño con cada parte médico favorable. Y piden por una gambeta más.

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