Diez homicidios cometidos en las últimas dos semanas y 82 asesinatos acumulados en lo que va del año, más un promedio de 2,3 personas baleadas por día entre enero y marzo, volvieron a exponer la violencia altamente lesiva con que operan las organizaciones criminales en distintos sectores de la ciudad de Rosario, donde se registran disputas vinculadas al narcotráfico.
Los altos índices delictivos relacionados al crimen organizado registrados en Rosario generaron una fuerte reacción del presidente Alberto Fernández en su última visita a esa ciudad el pasado 23 de abril, en la que le pidió a la Cámara de Diputados de la Nación que avance en el tratamiento del proyecto de ley que él mismo envió para la reforma del fuero federal, para así poder «dar pelea» al narcotráfico y a los restantes delitos complejos.
Según el Observatorio de Seguridad Pública santafesino, cuyas cifras son elaboradas de manera conjunta entre el Ministerio de la Acusación, la Policía de Santa Fe y el Ministerio de Seguridad provincial, del total de crímenes ocurridos en Rosario, más del 50 por ciento están ligados a organizaciones criminales y otro 25 por ciento a conflictos interpersonales.
Hasta el 2 de mayo último, solo 3 de esos 82 homicidios habían sido cometidos en ocasión de robo, según el observatorio.
Además, señala que en los primeros cuatro meses del año se registraron en toda la provincia 125 homicidios, «una cifra que resulta superior a la contabilizada en 2017 y 2019, pero más bajas que las registradas en el resto de los años, ubicándose lejos de los periodos más críticos 2014, 2015 y 2016».
En las últimas dos semanas se registraron diez homicidios en Rosario, casi todos con sello mafioso: personas movilizadas en autos o motos que disparan contra blancos callejeros previamente identificados.
En ese marco, este jueves dos hombres de 29 y 41 años fueron encontrados acribillados a balazos en dos presuntos ajustes de cuentas ocurridos uno en la zona sur y otro en la oeste de Rosario y en los que se efectuaron cerca de 20 disparos.
El 1º de mayo pasado, en tanto, se produjo un doble homicidio en la zona norte de Rosario, cuando Cristian Marcelo Bogolín (23) y César Navarro (26) fueron sorprendidos por al menos tres hombres que, sin mediar palabra, abrieron fuego en contra del grupo, tras lo cual escaparon corriendo.
Por otro lado, dos de los homicidios ocurridos en estas dos semanas en la ciudad más poblada de la provincia de Santa Fe involucraron a personas que habían salido recientemente de cumplir condenas judiciales en la cárcel.
El martes 27 de marzo a la tarde Daniel Amelio Balaguer (48), alias «Coyote», recibió ocho impactos de bala mientras estaba parado en la esquina de Benito Juárez y Medici, en el barrio Las Heras de Rosario.
El viernes anterior había recuperado la libertad tras cumplir una condena como miembro de una asociación ilícita liderada por las familias Ungaro-Funes, dos grupos violentos del sur rosarino, históricamente enfrentados a la banda liderada por la familia Camino.
Días antes, una mujer fue asesinada cerca de la cárcel de Piñero y los investigadores determinaron que el crimen se produjo cuando estaba ayudando a una amiga suya que había ido a buscar a su hermano que salía en libertad tras cumplir 12 años de prisión por un crimen.
La dinámica de los homicidios en Rosario sigue siendo la misma de los últimos tiempos: disputas territoriales entre bandas del mercadeo de drogas y altos niveles de violencia en la resolución de conflictos interpersonales.
En su informe semanal de homicidios dolosos del 2 de mayo último, cuando se habían registrado 79 de los 82 asesinatos en el departamento Rosario, el Observatorio de Seguridad Pública señaló que el 80% se había cometido con planificación previa.
Además, un 34% de esos crímenes fueron por «mandato o pacto previo», lo cual revela un modus operandi que incluye al sicariato como instrumento para la concreción de venganzas o ajustes de cuenta, indicaron las fuentes.
El 52% de los crímenes cometidos hasta el 2 de mayo en Rosario estuvieron motivados, según las investigaciones policiales y judiciales, en disputas de «la economía ilegal o las organizaciones criminales» estructuradas.
Mientras que un 23% están catalogados como homicidios motivados en «conflictos personales», de acuerdo a las estadísticas oficiales.
Otro indicador de la violencia armada que se ejerce en Rosario es el registro de 215 personas heridas de arma de fuego en los primeros tres meses del año.
Los casos ascienden a 252 entre enero y marzo si se toman las localidades aledañas que integran el Departamento Rosario, aunque la ciudad cabecera explica el 85% de los casos, de acuerdo al registro del Ministerio Público de la Acusación (MPA).
En términos estadísticos se trata de 2,3 personas heridas de arma de fuego por día en el primer trimestre de 2021.
De todos modos, destaca que la violencia armada tiene como escenario los barrios de la periferia urbana, mientras que casi no existen en el centro.