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El Negro más campeón y querido: Un guerrero dentro y fuera de la cancha

Omar Arnaldo Palma es uno de los mayores ídolos de Central. Encarador, pícaro, goleador, fue un gran volante

Cuando aquella noche calurosa de finales de los 80 clavó un golazo que hizo estallar al Gigante, nacía un romance que sería eterno. Por fin aparecía en todo su esplendor “Palmita”, como lo había bautizado Don Ángel. Más allá que el primero en detectarlo en las inferiores fue Marcelo Pagani (lo subió a cuarta), el Viejo tuvo un papel fundamental, decisivo, en la proyección y el crecimiento del Tordo.

Zof soportó estoicamente las bromas que le gastaba todo el mundo cuando se refería al chaqueño de Campo Largo. Creía ciegamente en sus cualidades. El problema es que el pibe no reaccionaba y no explotaba en la medida en que lo proclamaba el técnico.

Si hasta alguno se atrevía a decirle a Don Ángel “ya que lo quiere tanto porque no se lo lleva y lo pone en la mesita de luz”. El viejo zorro sonreía y no aflojaba.

Negro Palma, un ganador por naturaleza.

Lo hizo debutar ya con 21 años en Primera División un 21 de octubre de 1979, por la octava fecha del Nacional, frente a Boca. Fue empate 1 a 1. En dos partidos hizo dos goles. Al año siguiente otra vez una enorme laguna no le permitió afianzarse. Apenas 9 partidos como titular.

Luego de tocar el cielo con las manos en el 80 con su primera vuelta olímpica, ingresó en una meseta, con partidos excelentes y otros donde no llegaba al nivel deseado. Fueron años complicados en la vida del club y Palmita no le escapó a esa situación. Descendió con su equipo querido y volvió a Primera, siendo puntal en aquél recordado equipo que conducía Pedro Marchetta.

Sin embargo, luego de muchas conversaciones y una tarea casi paterna, Zof consiguió lo que buscaba. Hacer explotar al máximo todas las cualidades de uno de sus jugadores preferidos y “Palmita” se convirtió en Palma.

Fue en la inolvidable temporada 1986/87. Omar integraba la mitad de la cancha con Cornaglia y Gasparini y la colaboración constante en el ida y vuelta de Galloni. El cordobés era el cerebro, pero el chaqueño era el talento. Una “ratita” (por su diminuta contextura) que se escabullía con gran dominio de las situaciones mas apremiantes. Llevaba el sello del potrero más puro.

El dato I: 545 partidos como profesional disputó Omar Arnaldo Palma en sus casi 20 años de trayectoria, anotando un total de 79 goles. Cincuenta de ellos los hizo en Primera y el resto en la etapa en la B.

Muchas veces se marchó expulsado el Negro con la camiseta del Canalla, récord absoluto en la entidad de Arroyito. En total fueron 15 en Primera y 2 en la B.Era veloz, encarador, tenía clase en el toque, poseía una gran pegada y llegaba al gol con frecuencia. Fue quien iluminó con su jerarquía el funcionamiento de un once casi invencible. En el Sur pateó el penal decisivo que le dio el empate ante Temperley y la que sería la última vuelta olímpica en el fútbol argentino para los Canallas.

El mejor Palma de todos los tiempos fue el de ese año. Sin embargo, cuando regresó al club, luego de sus pasos por River y México, el “Viejo Zorro” le tenía preparada una sorpresa. Ubicarlo como 5. Ya no tenía la explosión en sus piernas y se retrasó a la posición en la cual había arrancado en Primera. Le permitió con su panorama y el guante que disponía en el botín derecho convertirse en el eje del andamiaje y así poder estirar su retiro hasta los 40 años.

El dato II: 17 veces se marchó expulsado el Negro con la camiseta del Canalla, récord absoluto en la entidad de Arroyito. En total fueron 15 en Primera y 2 en la B.

Aquella decisión de Zof fue toda una revelación que no hizo más que acrecentar el amor de los hinchas por su ídolo y reconocer, como en una oportunidad nos decía José Pékerman, todas las cualidades de Don Ángel.

 

El dato III: 63 partidos como profesional disputó Omar Arnaldo Palma en sus casi 20 años de trayectoria, anotando un total de 79 goles.

 

Era un guerrero dentro y fuera de la cancha. El escribano Vesco lo respetaba muchísimo y siempre trataba de satisfacerlo en todos sus requerimientos económicos. Cuando lo expulsaban en un partido, el presidente en tono resignado reconocía: “Sabía que iba a ocurrir, no le pudimos cumplir con sus reclamos”.

La realidad es que aquellos que supimos tratarlo a Omar sabemos que nunca fue fácil de arrear. El chaqueño creció mucho como profesional y personalmente cuando pasó a River y luego anduvo por México. En esos lugares aprendió a darle más valor a las cosas y a cuidar el dinero, a invertirlo, a pensar en el futuro, a asegurar el porvenir de su familia.

Es un ganador por naturaleza. Le cuesta mucho transmitir sus conocimientos, por eso no progresó mucho en su función como técnico. Se moldeó peleando contra el mundo, sin tregua, cada espacio que conquistó en su vida.

Una vez nos comentó: “Me preguntan si tengo miedo dentro de una cancha por el juego brusco. ¿Miedo? Imposible. Jugábamos torneos donde si te equivocabas en un pase te podían pegar una puñalada. Había que bancársela. Y si se armaba una trifulca corría riesgo tu vida. Eso sí que era bravo”.

Recordamos muchas horas de charlas en esa humilde casa ubicada frente a las vías del ferrocarril. Si uno lo trataba bien, él respondía de la misma manera. Se abría sin problemas. Había que saber llevarlo y fundamentalmente respetarle sus tiempos y pensamientos.

Ganarse su confianza no era tarea fácil. Omar disputó 21 Clásicos, de los cuales ganó 6, empató 12 y perdió sólo 3. Argentinos Juniors y Huracán, con 7 goles, fueron los equipos más vulnerados por el Negro y al arquero que más goles le hizo fue Esteban Pogany, a quien mandó 7 veces a buscar la pelota dentro de su arco.

Con la casaca auriazul ejecutó 23 penales, de los cuales convirtió 18, desvió 4 y le atajaron uno. Algunos números más para completar su estadística con los cortos.

Omar Arnaldo Palma ocupa un lugar preponderante en el corazón de los hinchas canallas y es junto a Don Ángel el más campeón de la historia.

Hubo otro negro famoso que también está identificado con Rosario Central: Roberto Fontanarrosa. Sin embargo el Negro Omar fue el Canalla más ganador.

Principio y fin en Arroyito

Debutó en 1979 y durante las temporadas en el círculo mayor disputó 340 partidos convirtiendo 50 goles. Fue campeón del Nacional 1980, del campeonato 86/87 (además máximo artillero del certamen con 20 tantos) y logró el último título auriazul: la Copa Conmebol en 1995. En la Primera B, el Negro se puso la casaca Canalla en 33 cotejos anotando 10 goles. Por supuesto fue campeón y Central ascendió. Tuvo un fugaz paso a préstamo por Colón en 1986 (5 goles). De 1987 a 1989 vistió la camiseta de River en 44 encuentros, con 7 goles. Desde 1989 a 1992 se fue al Veracruz de México. En total disputó 545 partidos con 79 goles.

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