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El Newell’s de Martino campeón 2013, marcado por el sentido de pertenencia y un estilo único

Pasaron siete años de aquel festejo por televisión en Chaco y la impactante movilización de hinchas leprosos para recibir el plantel en el aeropuerto

“No me pregunten por qué, pero yo ya me siento campeón”. Las palabras de Gabriel Heinze tras la victoria 3-0 en Rafaela fueron un presagio de lo que vendría. Newell’s había quedado a un paso del título. Pero más allá del sentimiento del Gringo y de sus compañeros, faltaba un paso más para poder festejar. Y eso sucedió tres días después, el 19 de junio de 2013, cuando Lanús –el otro equipo con chances de campeonar- no pudo dar vuelta el 0-2 ante Estudiantes y ahí sí la Lepra pudo celebrar.

La situación fue rara. Casi una reseña del desprolijo fútbol argentino de siempre. Newell’s estaba en Chaco para jugar un partido de Copa Argentina ante Talleres, y un rato antes se completaron los 45 minutos entre Lanús y el Pincha. Los jugadores vivieron ese partido en los televisores del hotel, y explotaron de alegría al confirmarse el título. Pero un rato después tuvieron que salir a la cancha, aunque la cabeza estaban en el regreso a Rosario y los festejos que estaban programados.

“¿Cómo iba a dar una charla técnica con los muchachos saltando por las mesas cantando y festejando? No fue serio tener que jugar ese día”, contó el Tata Martino, hacedor y parte fundamental de ese equipo que deslumbró al fútbol argentino.

Cerca de 5.000 hinchas leprosos festejaron en Resistencia, aunque no tuvieron la vuelta del equipo ya que se trataba de otro torneo. Pero al final sí hubo celebración, a pesar de que fue derrota 1-0 ante Talleres.

El regreso en chárter fue una locura. A pesar de volar “en una palomita que se movía para todos lados”, como confesó Nahuel Guzmán, la ansiedad por llegar a Rosario superaba cualquier miedo.

Desde temprano los hinchas leprosos coparon el Monumento, sabiendo que cerca de las 20 el plantel iba a aterrizar en Fisherton. Y la gente decidió ir hacia el aeropuerto a recibir a los campeones, aunque nadie imaginó lo que iba a suceder.

Una marea humana de hinchas le pusieron rojo y negro a los alrededores del aeropuerto. Calle Córdoba era una caravana de autos a los bocinazos que impactaba. Y cuando el plantel se subió al micro descapotable y vio ese recibimiento, muchos futbolistas no pudieron contener las lágrimas.

“Queríamos regresar a Rosario para festejar con la familia y los hinchas. Y los amigos nos decían ‘no saben lo que es Rosario’. Cuando vimos a esa gente no lo podía creer. Fueron cuatro o cinco horas para poder llegar al Coloso con la gente acompañándonos y festejando. Esa imagen la voy a recodar siempre”, relata Maxi sobre ese festejo, que se repitió cuatro días más tarde primero en el estadio y luego en el Monumento.

“El campeonato de 2013 lo pongo por encima de todo, fue lo que soñaba y quería desde chico y cumplirlo. Es imposible no recordar ese momento”, señala Maxi con la voz entrecortado y las lágrimas amenazando con impedir seguir con el recuerdo.

“Vinimos para darle una mano al club, no nos importaba perder prestigio, queríamos salvar a Newell’s del descenso. Y se coronó con un campeonato. Fue un grupo hermoso, con una relación muy sana, muy transparente, la pasábamos muy bien y se notaba en la cancha”, destaca la Fiera.

Es que ese título tuvo todo lo que se puede pedir. Un entrenador de gran categoría como el Tata Martino, que había dejado de lado una propuesta millonaria de la selección de Colombia para intentar salvar a Newell’s del descenso, y un grupo de “jugadores valientes”, como el mismo Tata siempre califica, que volvieron para poner la cara por el club del cual eran hinchas sin importar la comodidad económica o deportiva de sus carreras. Lucas Bernardi, Maxi Rodríguez, Gabriel Heinze, Nacho Scocco, Diego Mateo, encabezaron ese grupo, con otros leprosos de alma como Pablo Pérez, Nahuel Guzmán, Martín Tonso, Maxi Urruti, Fabián Muñoz, Guillermo Ortiz, Lorenzo Faravelli y Hernán Villalba; y jugadores que enseguida sintieron la camiseta y el gen que le dio Martino al equipo como Víctor Figueroa, Santiago Vergini, Milton Casco, Marcos Cáceres, Rinaldo Cruzado, Horacio Orzán o el propio Sebastián Peratta.

“Fue lo que faltaba para que Newell’s me marque para toda la vida”, confiesa Vergini. “Fue lo más lindo que me pasó en mi carrera. Un momento único”, explica Martín Tonso.

“Fue lo más lindo que me pasó en mi carrera. Haberlo conseguido con esa calidad de jugadores fue un regalo de Dios”, cuenta Diego Mateo.

“Salir campeón con la camiseta del club que soy hincha, el que amo con toda mi alma es tremendo. Y que mis viejos lo hayan podido disfrutar lo hace incomparable”, señala Pablo Pérez.

Una pieza clave dentro de la cancha fue el capitán, Lucas Bernardi, quien en ese 2013 cumplió un sueño que no imaginaba cuando volvió en 2009. “Para nosotros era un sueño salir campeones. Pero esa responsabilidad era muy fuerte, son cosas difíciles de explicar. Se nos dio y fue hermoso”, se sincera Bernardi.

Cada partido fue importante, aunque los jugadores destacan que el 4-3 ante Racing en el Coloso, con el gol de Maxi sobre la hora, fue el que les dio la señal de que el título era posible. “Pocas veces recuerdo de haber gritado tanto un gol o cómo se sintió en el estadio. El Coloso vibraba del festejo de la gente, se sentía en el césped, fue tremendo”, confiesa la Fiera.

Para darle valor al título, Gerardo Martino, campeón como jugador con grandes equipos leprosos, pero además reconocido entrenador que dirigió a Paraguay en un Mundial, al Barcelona, y dio muchas vueltas olímpicas, ubica a este campeonato en lo más alto del podio su carrera.

“El campeonato de 2013 lo ubico como el hecho más importante de mi carrera. La forma en cómo se logró, la forma de jugar del equipo, el sentido de pertenencia de esos jugadores, que fue un hito trascendental por la gran categoría de futbolistas que regresaron, todo lo hace único. Yo creo que lo que hicieron esos muchachos no hubiese sido valorado ni puesto en el lugar justo si no hubiésemos ganado ese campeonato. Por eso lo destaco como el más importante”, confiesa el Tata.

Un símbolo como Martino en el banco. Un sentido de pertenencia imposible de empardar para nadie. Un estilo de juego vistoso que provocaba que los hinchas aplaudieran de pie en la cancha. El título de 2013 fue la séptima estrella leprosa, y para muchos será la más recordada.

Las tapas del recuerdo

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