El 2018 se va con aumentos, y promesa de más. Todo sube, los impuestos, los servicios, el precio de los alimentos. Vivir cuesta más caro cada mes, y los bolsillos resisten cada vez menos. Pero la vida va más allá de pagar los impuestos e ir al supermercado. ¿Qué pasa con las actividades que se realizan por placer? También aumentan, obvio. Un libro no cuesta menos de 400 pesos. Ir al cine es complicado si no se encuentra un dos por uno y se evita el candy bar. Y ver fútbol es prácticamente un lujo. No sólo en los estadios, sino también desde el living de casa. Es que hace unos días se anunció que el pack para ver fútbol costará desde enero 450 pesos. Llegando así a un 50 por ciento de aumento desde que volvió la privatización del fútbol, hace apenas un año.
Ir a la cancha es una odisea económica. Más que nada para aquellos que concurren en familia. Los presupuestos varían según las distintas variables, pero si se tiene en cuenta una familia de tres personas mayores de 18 años la pasión también tiene precio. Y es alto.
En el Marcelo Bielsa, la popular para aquellos que no son socios este 2018 llegó a los 400 pesos y la platea más barata cuesta 600. Para los socios, la entrada a la popular es gratis (la cuota para aquellos que van a la cancha es de 350 por mes), y la platea va desde los 300 hasta mil. Consumir algo adentro del Coloso tampoco es económico. Para ver un partido de Newell’s, una familia de tres integrantes sólo en entradas tiene un gasto de 1.200 pesos. Pero claro que siempre hay algo extra. Si quieren consumir algo, promediando lo que sale una gaseosa y una hamburguesa (150) llega a gastar en total 1.650 pesos. Sin contar la movilidad y el aporte para los cuidacoches.
Los aumentos no conocen de colores y en el Gigante de Arroyito la historia es similar. Aunque los no socios no tienen la posibilidad de adquirir populares, si pueden ir a la platea, siempre y cuando paguen como mínimo 720 pesos. Para los socios, el ingreso a la popular también es gratis (la cuota terminó este 2018 a 590 pesos) y la platea va desde los 480. Así, si la familia de tres quiere ir a ver a Central y no es socia, debe abonar de entradas 2.160 pesos. Si se le suman comida y bebida, gastaría en una tarde cerca de 2.600.
Ver los partidos por televisión en la comodidad de las casas tampoco es algo accesible. Más ahora, que volvió a aumentar. Abonar una boleta de cable ronda los 720 pesos y a eso hay que sumarle el precio del pack fútbol.
Desde que el presidente Mauricio Macri decidió terminar con “Fútbol Para Todos” y entregarle los derechos televisivos del deporte más popular del país a las empresas privadas FOX Sports y TNT, rompiendo una de sus promesas de campañas, el precio del pack fútbol no paró de crecer.
Lejos quedó el programa impulsado por Cristina Fernández de Kirchner, que desde el año 2009 hasta el 16 de octubre de 2017 garantizaba la gratuidad del fútbol televisado, y dejaba atrás las imágenes de las populares, o la espera interminable al domingo por la noche para poder ver los goles.
El pack comenzó con un precio de 300 pesos a finales de 2017. En marzo de este año subió a 330 y en septiembre a 375. Con la factura de diciembre (correspondiente a enero próximo) los usuarios ya recibieron un incremento que llegó al valor a 450 pesos. Cabe recordar que por este campeonato sólo dos partidos están liberados por fecha. Y no son los más tentadores.
Está la opción de ir a ver los partidos a un bar. Pero obviamente está la obligación de consumir. Y pasar dos horas en una mesa obliga a llevar una buena cantidad de dinero en la billetera, salvo que se lo mire desde la ventana, aunque algunos bares empezaron a impedir ese privilegio.
“Los que quieren ver fútbol gratis que se vayan a Cuba”, dijo en el 2000 Fernando Niembro. No será fácil, porque los pasajes en avión también aumentaron. Y ver fútbol ya no parece ser para “todos”.