Después de trece complejos años en los que la situación de la cantante se mantuvo estable, con su padre Jamie Spears como tutor legal, todo comenzó a cambiar el pasado 23 de junio cuando en una audiencia Britney dijo a la jueza de la Corte Superior de Los Ángeles que la situación con su padre era «abusiva» y le impedía «vivir una vida plena».
«He mentido y le he dicho al mundo entero que estoy bien y feliz», dijo.
Por su parte, la abogada de Jamie Spears, Vivian Thoreen, presentó el jueves una respuesta a la petición para su destitución. Y si bien rechaza muchas de las acusaciones de irregularidades y dice que «no hay motivos fácticos» para suspenderlo o expulsarlo, no obstante, está de acuerdo en que es hora de detener la pelea.
«Es muy discutible si un cambio de curador en este momento sería lo mejor para la Sra. Spears. Sin embargo, aún cuando el Sr. Spears es el objetivo constante de ataques injustificados, no cree que una batalla pública con su hija por su servicio como tutor sea lo mejor para ella «, escribió Thoreen en la referida presentación.
Y agregó: «El Sr. Spears tiene la intención de trabajar con el tribunal y el nuevo abogado de su hija para prepararse para una transición ordenada a un nuevo tutor».
«Cuando se resuelvan estos asuntos –concluyó en el escrito–, el Sr. Spears estará en condiciones de hacerse a un lado. Pero no hay circunstancias urgentes que justifiquen la suspensión inmediata del Sr. Spears».
Frente a esta decisión, el abogado de Britney emitió un comunicado en el que describe la decisión de Jamie de alejarse como «una gran victoria para Britney Spears y otro paso hacia la justicia».
Sin embargo, dejó en claro que la pelea no terminó: «Esperamos continuar nuestra enérgica investigación sobre su conducta durante los últimos trece años, mientras él cosechó millones de dólares de la herencia de su hija».