“El objetivo final y fundamental de la Red Independentistak es crear una mayoría social vasca a favor de la independencia. Sería crear ese sujeto social necesario que ponga en marcha un proceso que lleve al país a ese estatus de Estado y la construcción de una República independiente vasca y justa. Para lograr esos objetivos trabajamos en la lucha ideológica, en la activación de ese pensamiento y también en la organización para crear una dinámica independentista que sea de pueblo a pueblo, para lograr movilizaciones y actividades”, explicó Txutxi Ariznabarretaren, el referente de la organización vasca, quien semanas pasadas visitó Rosario en el marco de una gira por nuestro país en la que brindó conferencias en universidades comentando la situación de Euskal Herria (País Vasco). En una entrevista con El Ciudadano, Txutxi (nombre diminutivo de Jesús en euskera) habló sobre las perspectivas independentistas de los vascos y las comparó con los ejemplos de Escocia y Cataluña, además de opinar sobre el posible aislamiento de Europa con el separatismo, así como también dejó su reflexión sobre nuevas formas de nacionalismo.
“Nuestro movimiento independentista es una expresión donde tienen cabida todas las personas que están preocupadas y quieren construir el mejor futuro por su país. Pensamos que cualquier pueblo del mundo, a la hora de ser soberano, de tomar decisiones para el futuro, cuenta con una herramienta importante que es un Estado. Para nuestro caso, vemos que eso se puede conseguir por la vía independentista. En este movimiento participamos a nivel personal. Eso no quiere decir que están excluidos los que forman parte de alguna organización, sino que buscamos una transversalidad”, expresó Txutxi y agregó su perspectiva hacia el futuro: “En estos momentos decimos que estamos empezando el siglo XXI pero ya nos hemos comido una década y media.
En el siglo XXI, en Euskal Herria se ha creado una reflexión de pensar de dónde venimos, qué ha pasado hasta ahora, dónde estamos y adónde queremos ir. Porque no sé si todos lo saben pero este siglo nuevo ha abierto nuevas oportunidades y también hay amenazas de que con la velocidad que se están desarrollando las cosas en todo el mundo, con la globalización, también se aceleran las amenazas para un pueblo sin Estado. Porque un pueblo, una nación sin Estado, en este momento tiene un panorama muy difícil. Tiene que hacer un esfuerzo enorme para su supervivencia. Ya no sólo para construir un futuro bueno para toda su ciudadanía sino para la actual supervivencia de su lengua, de su cultura, de su economía, de su propio ser en el mundo aportando”.
En ese sentido, Ariznabarretaren reconoce que están en un período especial de transición porque acaban de cerrar un ciclo de lucha armada y en el que se proponen una vía democrática a la independencia. Sin embargo, subraya que este nuevo espacio encuentra trabas por parte de los Estados español y francés que, según el dirigente vasco, no se abren al diálogo, “en vez de ayudar a superar esa fase y pasar a otra, están bloqueando, atascando, cerrando las vías para la superación de ese conflicto”.
Por eso, los ejemplos de Escocia y Cataluña reflejan las distintas situaciones.
El siglo XXI también está mostrando nuevas oportunidades como son los casos de “Escocia y Cataluña. Estos son dos ejemplos. Uno de ellos democrático, en el que se ha reconocido y se ha aceptado el derecho a decidir con normalidad y por eso, en Escocia ha habido un referéndum”, afirma Txutxi, quien subraya la importancia de la decisión de los escoceses porque “el hecho de que se haya dado el referéndum crea un nuevo paradigma en Europa para la resolución de los conflictos políticos, de los procesos de secesión, que es el juego democrático. El derecho a decidir como base democrática y la aceptación de ese juego por ambas partes”.
Según Ariznabarretaren, la salida de la decisión popular es un desafío para los Estados centrales porque “ya no tendrán que ser los pueblos o naciones los que planteen un referéndum para decidir el futuro, ni quienes tengan que justificar políticamente democrático ese planteamiento del referéndum, sino que serán los Estados no permiten esas consultas quienes deberán dar la cara por no aceptarlas. Serán ellos quienes deberán justificar desde el punto de vista democrático su postura”.
El no de Madrid
El caso de Cataluña marca sus diferencias con el modelo escocés, porque en lugar de realizar una apertura democrática, de permitir un referéndum, el gobierno derechista de Mariano Rajoy enturbió la situación con acusaciones políticas y jurídicas a los catalanes. “Frente a la expresión popular de la mayoría de Cataluña y de su Parlamento en el reclamo de una consulta electoral, desde Madrid se reaccionó con un portazo.
Interviene el poder Ejecutivo y el Judicial que niegan esa posibilidad y han demostrado una vez más que no hay independencia de poderes en el Estado español. Lo hicieron al unísono y sin cuidar las formas ni los tiempos formales. Esto se recibe desde Cataluña como una gran ofensa. Incluso la elite catalana queda ofendida debido al impulso que tomó Madrid”, explica Ariznabarretaren y destaca que en Cataluña también se está descolgando una elite que estaba ligada a la “máquina” de Madrid. Al mismo tiempo, Txutxi afirma: “Desde Euskal Herria estamos siguiendo todos estos procesos con atención porque cada proceso es diferente, las características del proceso escocés y del catalán son diferentes, y el proceso vasco en su momento tendrá unas connotaciones y características diversas. Pero siempre se aprende y por eso miramos con atención”.
¿Caerse de Europa?
Preguntado sobre un escenario independentista, si las actuales regiones vascas y catalanas podrían quedar aisladas del viejo continente y de su expresión política y económica, la Unión Europea (UE), Ariznabarretaren respondió que todo lo contrario.
“Tanto Escocia, Cataluña como el País Vasco están en una buena situación para cuando se dé el hecho independentista desde Europa. En cambio, una situación complicada tendría el resto de España porque si le quitas Cataluña y el País Vasco desde Europa van a decir que ya pueden hacer frente a sus deudas porque es un Estado incapaz de pagar la deuda externa. Queda un país sin tejido productivo, con una economía sin base real que depende del turismo. Quedan con una democracia pobre en involución permanente porque no hubo una maduración democrática en España”, sostuvo Txutxi y explicó que “la transición fue un revestido para homologar un sistema democrático pero manteniendo la estructura del franquismo. Es el franquismo barnizado el que se homologa. El Poder Judicial es el mismo, las fuerzas policiales no cambiaron en absoluto, incluso la iglesia sigue siendo franquista y sigue mandando y atacando a la propia iglesia vasca. Entonces eso trae problemas”.
El referente del País Vasco también habló de las campañas mediáticas que apuntan en ese sentido: “También se abre la caja de los miedos y se dice qué pasa si Cataluña sale de la Unión Europea y se crea pánico. Yo no creo que sea así, pero también allí hay vida. Londres asustaba a Escocia que se podía quedar fuera de la UE pero al mismo tiempo está pensando un referendo para salirse de la comunidad. Si se fuera Escocia de Reino Unido, la asustarían que se va de la libra, pero al día siguiente la estarían convocando porque si no pierden fuerza. Yo creo que con Cataluña y el País Vasco pasaría lo mismo. Si se les están abriendo las puertas a la independencia a países balcánicos como Croacia, cómo le van a cerrar las puertas a economías contrastadas como las nuestras con PBI y producto per cápita iguales a las zonas más desarrolladas de Europa”.
Nuevo nacionalismo
A mediados del siglo XIX una serie de revoluciones populares conmovió a Europa y sus principales actores fueron el proletariado con la aparición del nacionalismo en pos de la libertad de los pueblos. En el siglo pasado, los nacionalismos tomaron otro cariz que desembocaron en guerras y luchas armadas. A esa expresión, se le fueron sumando otros reclamos, nuevamente de libertad.
“Estamos pasando de un independentismo del siglo XX a otro del siglo XXI. El independentismo del siglo pasado era nacionalista y era impulsado por un grupo de gente que apostaba a la necesidad de ser vascos y no otra cosa, con su cultura, su lengua, una identidad nacional. Eso no lo siente un sector de la población que no valora estas cuestiones porque no es nacionalista. Sin embargo, este sector valora un futuro en libertad, de justicia social, con democracia. Por eso el independentismo del siglo XXI tiene razones identitarias, también propone objetivos como libertad, democracia, justicia social y derechos para todos con pluralidad. También se propone construir un futuro desde la diversidad”, propone Txetxu, quien imagina un Euskal Herria de futuro abierto en donde se cumplan los derechos y los habitantes, más allá de “vascos y vascas” vivan en libertad.
Apoyo argentino
El “Capítulo Conferencia Argentina por la Paz en el País Vasco” será el marco para la lectura del documento mediante el cual la sociedad argentina se compromete a apoyar la resolución del conflicto vasco a través de “un camino de diálogo por la paz”. El acto se realizará hoy por la tarde en el Congreso de la Nación y es convocado por el Grupo Internacional de Contacto, el Movimiento Social por el diálogo “Lokarri” y el Servicio de Paz y Justicia (Serpaj) de Argentina, en la figura de Adolfo Pérez Esquivel. Contará con la adhesión de personalidades del ámbito político y cultural y de referentes de la diáspora vasca.