El papa Francisco afirmó que «la homosexualidad no es un delito», por lo que pidió a los obispos que den la bienvenida a la Iglesia a las personas LGBTQ y, respecto de su antecesor renunciante, Benedicto XVI, dijo que no se le ocurrió regularizar la institución de «papa emérito» ni «hacer testimonio sobre mí», pues «la cosa se tiene que dar sola» y por ahora su salud «está bien».
En una extensa entrevista con la agencia de noticias AP recogida por el portal AméricaTeve de Miami (EEUU), el pontífice argentino advirtió, además, que el proceso de reforma en la Iglesia católica alemana sobre los pedidos de sacerdotes casados y otras posibles reformas liberalizadoras, podrían volverse perjudiciales desde lo «ideológico».
Consultado sobre la situación económica en la Argentina, hizo una referencia respecto de que en 1955, «cuando terminé mi escuela secundaria, el nivel de pobreza de Argentina era el 5%. Hoy está en el 52, creo».
«¿Qué pasó? ¿Qué pasó? Mala administración, malas políticas», lamentó, y acotó: «en este momento no hago política. Leo los datos. Tienen un nivel de inflación impresionante».
Ante una pregunta sobre si está previsto un viaje suyo a la Argentina, respondió: «No, por el momento no. Estuvo programado en 2017. Chile, Argentina y Uruguay».
Añadió que decidió ir a Chile para la despedida del gobierno de Michelle Bachellet, y que luego suspendió seguir hacia la Argentina porque iba a ser en enero, cuando «en la Argentina uno no encuentra ni al perro en la calle» debido al calor.
«Entonces, si usted recuerda hicimos Chile y Perú. Y después ya no se programó más», dijo.
Respecto de la cuestión de la homosexualidad, consideró «injustas» las leyes que la penalizan, y pidió a los obispos católicos que apoyen las leyes, que den la bienvenida a las personas LGBTQ a la iglesia.
En otro tramo de la entrevista, el Santo Padre fue consultado acerca de si se podría dar un diálogo de paz en la guerra entre Rusia y Ucrania, próxima a cumplir un año.
«Mi impresión es que todos quieren dialogar, pero buscan el modo de hacerlo para no perder terreno, dialogar con condiciones», comentó.
Destacó el éxito que coronó el intercambio de prisioneros de las batallas en la acería de Mariupol (sur de Ucrania) y el rol del gobierno turco en las negociaciones para permitir la salida de los granos de Ucrania.
«Los turcos están haciendo un buen papel de ayuda. Ayer (por este martes) despedí al embajador de Turquía, que lo trasladan, y le dije que agradeciera al presidente, a las autoridades turcas por el esfuerzo de diálogo. Ellos fueron los que desbloquearon el mar por los granos. O sea que están haciendo un trabajo de diálogo bueno y de liberación», abundó.
En la primera entrevista desde la muerte el 31 de diciembre de Benedicto XVI, Francisco habló sobre su salud, a poco de cumplir 10 años de pontificado, el 13 de marzo próximo.
«Estoy bien de salud. Por la edad que tengo, estoy normal», dijo el pontífice de 86 años, aunque indicó que la diverticulosis -bolsas que se forman en la pared del intestino-, había «vuelto».
En 2021 se le extirparon 33 centímetros de intestino grueso por lo que el Vaticano describió como una inflamación causada por un estrechamiento del colon.
Añadió que una pequeña fractura en la rodilla por una caída se había curado sin cirugía, tras un tratamiento con láser y magnetoterapia.
«Puedo morir mañana, pero vamos, está controlado. De salud estoy bien», dijo en tono irónico.
Acerca de la iniciativa en Alemania, donde los obispos católicos y los representantes de una influyente organización laica están abordando lo que serían reformas revolucionarias para la iglesia si se llevaran a cabo (permitir el casamiento de sacerdotes, entre ellas), dijo que así como está planteada «no ayuda».
Dijo que el proceso hasta la fecha ha sido liderado por la «élite» porque no involucra a «todo el pueblo de Dios».
El proceso alemán, denominado «Camino sinodal», se lanzó en 2019 en respuesta a la crisis de abuso sexual que sacudió a la iglesia en Alemania, donde los cristianos se dividen aproximadamente en partes iguales entre católicos y protestantes.
«Aquí el peligro es que se filtre algo muy, muy ideológico. Cuando la ideología se involucra en los procesos de la iglesia, el Espíritu Santo se va a casa, porque la ideología vence al Espíritu Santo», dijo Francisco.
Respecto de las denuncias de abusos sexuales a menores en las comunidades religiosas, reconoció que la Iglesia Católica todavía tiene un gran desafío por delante para lidiar con el problema, y abogó por más transparencia y que los líderes de la iglesia deben hablar más sobre el abuso de «adultos vulnerables».
Recordó que tuvo una pronunciada curva de aprendizaje sobre el abuso y admitió que su momento de «conversión» se produjo durante un viaje a Chile en 2018, cuando desacreditó a las víctimas del sacerdote acusado más notorio del país y luego tuvo que pedir disculpas, ante la carga de las pruebas que le mostraron.
«Ahí fue cuando estalló la bomba, cuando vi la corrupción de muchos obispos en esto», admitió.
Más recientemente, dijo que ha estado lidiando con casos de «adultos vulnerables» que fueron víctimas de abuso sexual y que el código legal del Vaticano considera menores de edad en procesos internos.
El Vaticano en 2019 emitió una definición más amplia para las personas que consideraba «vulnerables» que iba más allá de la descripción anterior de simplemente alguien que «habitualmente carece del uso de la razón».