La coparticipación atraviesa uno de sus peores momentos justo cuando madura la discusión política entre Nación y provincias para reformarla: en marzo, la caída de la transferencia a las provincias y la Ciudad de Buenos Aires (Caba) fue del 28% real. Contando en las remesas automáticas las leyes complementarias y compensaciones, en los primeros tres meses del año la merma llegaría al 19% real, lo que significa una importante reducción real de los ingresos fiscales. Además, el sistema es muy inequitativo: sólo 10 provincias son aportantes netas, mientras que 24 reciben más de lo que aportan a la masa total a distribuir. Santa Fe recibe sólo el 62% de lo que suma al esquema.
La recesión hizo que los Ingresos de Nación se redujeran 9% real anual, pero los de las provincias (ligados a la coparticipación) se hundieron casi 23% real anual en marzo. La explicación del descenso real interanual se centra, principalmente, en que la recaudación de ganancias se desmoronó en el orden del 41% y la de IVA del 18% por el desplome de la actividad económica derivado de las medidas adoptadas por el Gobierno nacional.
En las provincias, los impuestos al consumo cayeron el mes pasado un 28%. Y si no hubo una debacle fiscal fue porque el Impuesto País, que no es coparticipado aunque dejará de existir cuando, en fecha incierta, se elimine el cepo, ya recauda 700.000 millones de pesos mensuales, con un 322% real de incremento anual. El único que sube.
Pero el régimen de coparticipación federal, un mandato de la reforma constitucional de 1994 nunca definido en base a consensos, siempre emparchado a calor de las coyunturas económicas y de relaciones de fuerza políticas, muestra una creciente inequidad: provincias que reciben apenas un 30% de lo que aportan a la masa total, y en el otro extremo las que se benefician con el triple de lo que ceden al sistema. Hay 10 provincias aportantes netas, y 24 receptoras netas.
Formosa, Santiago del Estero y Tierra del Fuego financian con la coparticipación casi la totalidad de su gasto público, siendo los distritos menos beneficiados Caba y Neuquén. Algunas jurisdicciones, como La Rioja embolsan casi el doble de lo que aportan al pozo común. Un poco más abajo vienen Corrientes, Jujuy y Chaco.
A la inversa, la relación entre los impuestos recaudados y la coparticipación recibida es desfavorable para la Ciudad de Buenos Aires, que se ubica en la peor posición: recibe algo más del 10% de lo recaudado, según datos de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal).
Otros distritos que también reciben menos de lo que recaudan son Neuquén, Chubut, Buenos Aires, Córdoba y Santa Cruz.
Cuando se compara la coparticipación per cápita, la provincia de Buenos Aires aparece como una de las que menos recursos recibe en el reparto, y la Ciudad de Buenos Aires le sigue en la suma de ingresos tributarios y de transferencias corrientes y de capital. Las tres cuartas partes de sus ingresos provienen de recaudación propia.
La provincia de Buenos Aires recibe más de la mitad de sus ingresos del Gobierno nacional, mientras que menos del 50% lo reúne con recaudación propia y otros ingresos internos.
Hay casos como el de Neuquén, que recibe la cuarta parte de recursos de Nación, mientras que la mayor parte de sus ingresos provienen de regalías por la actividad hidrocarburífera y otros ingresos propios, y otra cuarta parte por recaudación propia.
Contrastan con lo que les toca por habitante a Tierra del Fuego, Catamarca, Formosa, La Rioja, La Pampa y Santa Cruz.