El miércoles próximo, la fiscal de la Unidad de Investigación y Juicio Juliana González llevará a audiencia imputativa a 14 personas acusadas de integrar una organización dedicada a robar empresas mediante golpes de tipo comando. Los detenidos cayeron al cabo de 27 allanamientos en Rosario y la región. El perfil de la banda señala que hacía uso de inteligencia y logística para acceder a jugosos botines. Y que además contaba con informantes de la Policía. En Puerto Gaboto fue detenido el sindicado cabecilla, un hombre apodado Pelado y con algunas menciones en la crónica policial por hechos menos resonantes.
La investigación contra el grupo surgió con el robo a la empresa de caudales Brinks, del 16 de febrero de 2021. Al menos cinco personas irrumpieron en una casa lindera a Presidente Roca 2719, ataron a los cuatro moradores y se pusieron a romper una pared que da a la sucursal de la empresa transportadora.
Luego de varias horas a los mazazos, y con los habitantes de la casa retenidos, el quinteto se alzó con un botín millonario. Parte de la investigación la realizó la Agencia de Investigación Criminal (AIC) y la Tropa de Operaciones Especiales (TOE), aunque más tarde la fiscal González puso la pesquisa en manos federales, dijeron allegados al caso. Otros golpes que le atribuyen a la organización son los que sufrieron las empresas La Virginia, Arenera Baigorria, Maderera Selecta y Polomix, indicaron voceros de la causa.
La Policía Federal aportó 300 efectivos, drones y un equipamiento moderno para irrumpir el miércoles por la madrugada en 27 domicilios relacionados con la banda, donde detuvo a doce de los sospechosos. Otros dos, dijeron las fuentes, ya se encontraban aprehendidos.
Entre los detenidos se encuentra una mujer policía de Santa Fe que tenía funciones, según trascendió, en la Fiscalía de Villa Gobernador Gálvez. La sospecha es que Mariana Lorena C. cumplía la función de avisar a otros integrantes cuando detectaba que podía haber agentes encubiertos que hacían tareas cerca de sus domicilios.
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Los procedimientos arrojaron el secuestro de pistolas, revólveres y escopetas, un fusil semiautomático, equipos de comunicaciones, inhibidores de celulares, doce vehículos (algunos de alta gama utilizados para los hechos y otros adquiridos con los botines obtenidos) y diversos elementos que vinculan a los detenidos con los distintos hechos.
Según fuentes del caso, el cabecilla de la banda era Leandro Gabriel Canale, un hombre de 48 años apodado Pelado, detenido en Castellanos al 1400 de Puerto Gaboto. Ese es uno de sus tantos domicilios que dio en la última década. Sus apariciones esporádicas en la crónica policial lo perfilaban en los últimos años como un tipo con afición por las armas, aunque en hechos no muy resonantes.
Vale por caso recordar un episodio de la madrugada del 11 de abril de 2014 que tuvo lugar en el peaje de Carcarañá. Memoriosos señalan que Canale iba a bordo de una camioneta Ford F100 junto con Franco G., un baigorriense, cuando personal de la Policía Vial detuvo la marcha y al requisar el utilitario halló tres pistolas 9 milímetros y dos revólveres 38 y otro 22, además de decenas de municiones. Por esa época, el Pelado estaba afincado en barrio Ludueña. O al menos eso refirió a los agentes policiales.
En noviembre de 2016, a Canale lo detuvieron sospechado de protagonizar una escaramuza a los tiros con el dueño de un supermercado de capitales chinos de Margis al 4500 (ex calle Virgilio). El ciudadano asiático lo denunció y Canale fue detenido minutos después en una pizzería de Uruguay al 1200, sin el arma utilizada. Según la acusación, había tenido una discusión con el comerciante oriental y no tuvo mejor idea que balearle el frente del local.
La última visita policial que Canale había tenido en Gaboto fue a fines de junio de 2021. Personal de la Agencia de Investigación Criminal (AIC) venía siguiendo la pista del hurto de herramientas a un campo ubicado entre Oliveros y Carrizales. En el marco de cuatro allanamientos, al Pelado le encontraron un fusil con mira telescópica, una escopeta calibre 12, dos carabinas calibre 22 largo, una semiautomática, y una gorra con escudo de la Policía de Santa Fe. Al ser allanado el Palado dijo que había comprado de manera informal algunos de los elementos sospechosos que le encontraron.
Este miércoles en su domicilio los federales secuestraron una escopeta, municiones de distintos calibres, ocho boletos de compraventa de autos, una notebook, 86 mil pesos, una Toyota Hilux y una camioneta Jeep. También le encontraron su pistola personal, una Glock 40, publicó Infobae.
La semana próxima, con la audiencia imputativa, se conocerá más sobre su rol como jefe en una organización que iba tras botines grandes y que empleaba la violencia necesaria para asegurarse del dinero y escapar sin cruzarse con la Policía. Para ello contaban con inhibidores de señal, handies, personas que hacían de campana y, según la Fiscalía, el inestimable aporte de una uniformada. Luego, quemaban los vehículos utilizados y descartaban los celulares.